publicación Online
 
 
el periodico de saltillo

Mayo 2018

Edición No. 351


La peste de la viruela en ciudad de Porfirio Díaz (hoy Piedras Negras)

Rigoberto Losoya Reyes.

La población de Piedras Negras no estuvo exenta de sufrir los estragos de la viruela en el siglo XIX, una enfermedad sumamente contagiosa con un alto índice de mortandad. La palabra variola la acuñó un obispo suizo, Marius de Avenches, en el año 570 de nuestra era. Proviene de la voz latina varus, que significa marca en la piel. 

El 7 de enero de 1891, el periódico El Coahuilense, órgano de comunicación oficial del gobierno del estado de Coahuila, publicó noticias acerca de la terrible peste que había afectado a la población de Ciudad Porfirio Díaz, (hoy Piedras Negras) a finales de 1890.
La gacetilla, comunicaba lo siguiente:

“De esta importante población en donde no hace muchos días que hacía estragos la terrible peste de la viruela, nos acaban de escribir dándonos consoladora noticias acerca del aspecto que de pocas semanas a esta parte ha tomado la enfermedad, según esas noticias la epidemia ha cedido mucho hasta el grado de que en la actualidad sólo se registran treinta enfermos que están en vía de alivio.” 

“Ningún caso nuevo se ha presentado en la semana. No hay duda de que las oportunas y enérgicas disposiciones dictadas por el gobierno y por las autoridades de Ciudad Porfirio Díaz para combatir la terrible peste. Muchos contribuyeron para que los vecinos de Ciudad Porfirio Díaz se vieran muy pronto libres de una enfermedad tan repugnante como terrible. Mucho se nos asegura que los inteligentes doctores José I. Figueroa y Jesús María Barreda, comisionados por el Ejecutivo para que prestaran sus importantes servicios en aquella ciudad infestada, se ha portado de una manera heroica, asistiendo a los atacados con paternal solicitud sin atender a sus condiciones sociales ni pecuniarias”.

Los doctores comisionados presentaron al gobernador del estado un Informe detallado con fecha 19 de diciembre de 1890 y se narra cómo se combatió la epidemia de viruela, el cual también se publicó en el mismo periódico y del que extraemos algunos datos interesantes:

“...nuestras fuentes han sido los datos de los casos observados por los señores médicos que ejercen en esta ciudad y nos hemos inspirado también en la convincente elocuencia de la estadística tomada del registro civil. Con objeto de evidencias de los casos actuales, hemos visitado a domicilio a todos los enfermos que hay en la ciudad y para cerciorarnos del Estado de la higiene pública hemos recorrido todas las calles, plazas y suburbios de la población examinando también el estado que guardan el rastro y el panteón. Nuestra observación no ha quedado estéril al hacer las visitas domiciliarias, y ella nos ha procurado más de un dato importante en todos los aspectos muy particularmente en la cuestión de los medios profilácticos. Resumiendo, todos estos datos, apreciando debidamente los hechos que como consecuencia se deducen de ellos, venimos a concluir: 

Que la enfermedad casi nula al principio tomó tal desarrollo en un periodo anterior, que vino a constituir una epidemia, cuya marcha ha tenido oscilaciones varias, análogas a las epidemias que últimamente se han observado en Europa. 

...Uno o más casos que bien pudieron considerarse al principio aislados hubieran muerto en su origen en otra localidad; pero aquí en esta ciudad donde todas las condiciones parecen adueñarse para favorecer el desarrollo y propagación del virus variólico, no podía ser de otra manera. En efecto el rápido incremento de la población ha hecho insuficiente el número de habitaciones de sus moradores, y esto aun sin tener en cuenta la población flotante, que afluye allí en número notable por razón de sus negocios mercantiles.

El género de aquellas reducidas en muchos a uno o más jacales en donde se abriga numerosas familias; su construcción, que no corresponde a ninguna de las condiciones de una buena higiene; añádase a ésta las tristes circunstancias individuales de la clase pobre; téngase en cuenta que se reúne muchas veces en gran número para habitar barracas insalubres bajo todos los conceptos; las más favorables condiciones para el desarrollo y propagación de la viruela, y se comprenderá, por último.

En la ciudad había muchos niños sin vacunar. La autoridad ordenó se procediese con eficacia a la vacunación y para esto, fue ayudada por los doctores quienes se dividieron por sectores, aunque el resultado fue negativo y la enfermedad terminó en la terrible forma epidémica. Un factor que favoreció la propagación de la enfermedad fue la falsa creencia que la aplicación de la vacuna podía provocar la viruela. El informe de los doctores concluye con una serie de recomendaciones para controlar la epidemia. Entre ellas, se puede citar el aislamiento completo de los variolosos, medidas de higiene en las viviendas y la desinfección de las habitaciones por medio de combustión del azufre.

 
© 2014 El Periódico de Saltillo contacto@elperiodicodesaltillo.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
carton noviembre 09 Noviembre 09 Rufino