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el periodico de saltillo

Octubre 2017

Edición No. 344


La tragedia une a México

Salvador Alcázar Aguilar.

Quizá sea triste pero siempre al final del camino hay una luz, un bálsamo que está esperando como agua al sediento. Cuántas veces han tirado a mi país y cuántas ha resurgido digno, limpio, ecuánime, entero, pero con una gran memoria recordando lo que nunca se olvida como 1985 hoy en 2017… 32 años después nos vuelve a suceder.

Causa una emoción indescriptible ver a todo un pueblo unido por una buena y sola causa. Un terremoto o un temblor de este gran cuerno de la abundancia.

En una rueda de prensa antes de una pelea en Las Vegas, un valiente kazajo frente a un mexicano le dijo: Tengo el estilo mexicano, y ni tardo ni perezoso “El Canelo” peleador muy aguerrido le contestó: No existe el estilo mexicano. más sin embargo quiero aquí contarles la historia de uno solo de los muchos mexicanos que en un acto de amor y de fe logran venir al mundo.

Pero sería más hermoso si lo cuenta él...

“Todo estaba bien, todo tranquilo, cuando de pronto todos a correr, todos a pelear por sobrevivir por una sola causa, tanto luchar y por tanto tiempo siempre aparejaditos todos corriendo y nadando, brincando, sorteando los peligros y muy cansado para demostrar que soy fuerte, único y muy especial. De hecho fui el único en llegar y cansado y agotado por el esfuerzo seguí buscando un reposo con la madre naturaleza del ser que pacientemente me atesoró, me alimentó, me cuidó y me dio lo necesario para no morir, ya con fortaleza pude estirarme y vivir.”

“Pude estirarme y saber que hay mucha gente que me quiere y que en verdad me alientan a no desmayar ni un solo instante, cada suspiro, cada latido me invitan a salir de un caos inundado de buenas voluntades, cuento los segundos, cuento los minutos, las horas y los días que se me hacen meses y no veo la forma de salir bien librado de ésta.”

“De repente todos corren, todos gritan y se agitan, son prisas y son extraños que se juntan, hay dolor y llanto y sólo puedo imaginarlos, no puedo verlos, ni tocarlos, oigo jadeos constantes y una respiración muy agitada que me duele, siento una presión muy fuerte, un temblor insistente y un jaloneo que me mueve para que despierte de mi área de confort, ésta -dicen ellos- es fatal, yo digo que es fetal, pero insisten en cambiarme y estirarme y pujar. Ya no puedo más, ya no aguanto más estoy a punto de reventar. Y lo hago, lo logro, por fin reviento, estallo y dejo atrás esa fuente que me guardo, que me hizo creer que aun oscura era la fuente de vida más segura, salgo y lloro por que llego a un mundo desconocido, puros extraños veo, luego supe que son doctores y enfermeras, no los distingo porque luego de vivir en la oscuridad conozco por fin la luz, una luz que me abraza y siento los cálidos brazos de una personita con quien mucho platicaba por eso se que la conozco, y me dice: Bienvenido, naciste, te estábamos esperando... son las 5 de la mañana estoy vivo, nací en México, soy mexicano.”

Así vivió mi bisnieto estos días interminables de lucha constante por que así se vive México, así se nace México.

Siempre la naturaleza es una bendición, y las estrellas, los astros se juntan para darte el universo como una prueba de cariño que contra ella nada puedes y nada podrá detener... A quien lucha por nacer y por emerger a un mundo nuevo como México, mi país, mi raza de bronce... Cierto: Por mi raza hablará mi espíritu.

 
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