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el periodico de saltillo
Agosto 2017
Edición No. 342


Coahuila, hoy

Manuel Padilla Muñoz.

En un país que se digne de tener una verdadera democracia, las elecciones no solamente deben de ser justas y limpias, sino también creíbles. En México hace muchos años no se han dado éstas. Y menos en Coahuila hoy. Seguimos sosteniendo que en esta última el gobernador Rubén Moreira y su pandilla metieron las manos desesperados por mantener el poder y el moreirato al que miles de coahuilenses consideran el enemigo a vencer. Si la elección para gobernador está sucia hay que limpiarla y el ganador legitimarse.
El caso, actualmente cuando esto se escribe -último día del mes de julio- se encuentra sin resolver en el Instituto Electoral de Coahuila (IEC) Este tribunal estatal no ha dado un resultado final y, en un acto desesperado, el gobernador Moreira y el candidato, Miguel Riquelme, implementaron un teatro pretendiendo ilegalmente hacer creer a los coahuilenses que el triunfador es su protegido, poniendo a funcionar el proceso de entrega-recepción del gobierno del estado.

Opciones del caso

La primera opción -y lo más seguro- es que el fallo del IEC sea de que no pasó nada y que la elección es válida, porque no debemos olvidar que los integrantes de este organismo le deben todo a su jefe, el gobernador, que fue quien los nombró y les paga su jugosos salarios.

Ese mismo día Guillermo Anaya dijo que Riquelme nunca será gobernador, lo que significa que en todo caso apelarán el fallo del IEC para favorecer al priista y el caso Coahuila pasará a la Sala Auxiliar de la Suprema Corte de Justicia con sede en Monterrey.

Del fallo de la Suprema Corte, que sería inatacable, podría surgir una segunda opción: que se anulara la elección, y se realizara otra con todos los candidatos. La tercera sería que se castigara a quienes violaron la ley, porque sobrepasar los límites de los gastos de campaña es un delito que debe ser sancionado. Y los dos sobrepasaron dicho límite aunque en diferentes proporciones. La tercera opción sería que se eliminara al candidato priista por haber sido mucho mayor la cantidad extralimitada. Si esto fuera así, el PRI tendría que designar otro candidato que podría ser Jericó Abramo Masso quien aparece como el más viable, lo que echaría abajo nuestra seguridad cuando una vez afirmamos que ¡por fin! tendríamos un gobernador lagunero. Si fuera el caso del PAN el más viable podría ser Isidro López, alcalde de Saltillo.

La última y cuarta opción es que el fallo supremo fuera después del 1 de diciembre, fecha en que deberán entrar en funciones tanto diputados locales como gobernador y se fueran hasta unos meses más muy cerca de la elección presidencial del 2018 por lo que tendría el Congreso local que designar a un interino para que convocara a la nueva elección.

Y ante tal embrollo ¿dónde está el jefe supremo del PRI, Enrique Peña Nieto?

Algunos analistas políticos aseguran que está muy ocupado con la elección del Estado de México y que se ha desentendido de Coahuila. Y aseguran que la mejor pista es que no ha mencionado para nada lo del Caso Coahuila porque, para su sucesión, es más importante el granero de votos del PRI, el Estado de México que Coahuila. Y van más allá: que el presidente confió a algunos de sus más cercanos: no les voy a entregar el estado (Coahuila) así graciosamente, se va a anular la elección y que ellos se peleen. Por su apatía y desinterés mostrado pudiera ser.

Total que en nuestro estado, desde hace muchos años no sabemos lo qué es la democracia.

Los mataperros

De la manera más cruel y sanguinaria, como una película de terror, empleados de Control Animal del municipio de Torreón asesinan hasta 800 perros por mes, algunas veces a garrotazo; lo hacían de esta manera, para ahorrarse las inyecciones, que de acuerdo con la norma de Salubridad y de la Sagarpa, se aplica en los casos cuando se requiere eliminar algún animal que está condenado a la muerte por enfermedad terminal o bien por abandono.

Pero este no era el caso, en las instalaciones de Control Animal, se llevaban perros que se recogen en las calles, los que son denunciados por ataques a alguna persona o bien por una queja de algún vecino. No todos son perros corrientes, también recogen perros de razas finas.

Algunos perros son vendidos por los empleados de la perrera municipal, incluso se daban y dan el lujo de anunciarlos por internet y hasta por el periódico. Varios empleados obtuvieron bastante dinero con este negocio clandestino, sin importar que algunos perros tuvieran dueños, que nunca los pudieron encontrar.

Se habla, incluso, que se llegaron a vender perros sacrificados y vivos a personas que preparan barbacoa, según denunciaron algunos ex empleados, que proporcionaron algunos datos, para este reportaje.

El objetivo de Control Animal, una dependencia del municipio es el de recoger los perros callejeros, los que nadie reclama o bien son denunciados por ataques u otro motivo.

Los dueños de los perros que recogen los empleados de Control Animal tienen 72 horas para rescatarlos, de lo contrario van a la muerte. Hasta hace algunos meses, los empleados de esta dependencia, cuyas instalaciones se encuentran por la carretera a Santa Fe, en el oriente de la ciudad, mataban a los perros de diversas formas.

Algunas veces los colgaban de una cuerda como si fueran piñatas y los mataban con un bat de beisbol.

Cuco Sandoval, su protector político, ignoró las denuncias de matanzas en Control Animal

La tarea de exterminar los perros callejeros que no podían vender, terminó hace meses cuando por instrucciones del Dr. Manuel Velazco, titular de Salud Municipal, se abrieron las puertas de estas instalaciones de exterminio, y se permitió que algunos grupos de voluntarios y voluntarias investigaran esta situación.

manuelpadillaperiodista@hotmail.com

 
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