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el periodico de saltillo
Agosto 2017
Edición No. 342


Farol de la calle y...

Fidencio Treviño Maldonado.

 Ahora que están de moda los dimes y diretes en la política, sea ésta aldeana, nacional o en la llamada internacional. Las voces flemáticas, cargadas de pólvora y ponzoña, son el eco de discordias y enconos de  nuestros cónsules, secretarios, ex gobernadores, ex presidentes, legisladores entre otros mexi-canos con cargos o puestos de muy buena paga, y que para desgracia de ellos y también del pueblo mexicano, muchos de estos representantes -o que se ostentan como tales- tienen la lengua muy larga y la cola interminable.

Dice un proverbio: “Para tener lengua larga, hay que traer la cola corta” y a don Vicente Fox Quesada, ex presidente de México, además del cinto y botas parece cargar una lengua que arrastra por el suelo y una cola que a dos o más cuadras cualquier habitante se la pisa.

José Antonio Meade Kuribreña, por otro lado, pronostica un crecimiento de tanto por ciento en la economía, y para su suerte con el precio del aguacate, según el gabinete, esta economía se desploma, sin embargo anda peleando y discutiendo el Tratado de Libre Comercio, así son nuestros ministros, dan luz en casa ajena, aunque en su casa no los alumbre ni un candil de madera.

Nuestro flamante secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray Caso, va ante la OEA y otras organizaciones internacionales a decir que Venezuela se está convirtiendo en un Estado Fallido y que se debe a la voz de ya actuar, incluso señala que en ese país en 5 meses van 46 muertos por conflictos internos y protestas.

Para pronto, como si nuestro secretario escupiera en contra del viento huracanado, con ráfagas de 180 kilómetros por hora, la ministra  o canciller de Venezuela, Delcy Rodríguez, que parece no ser una delicia, la señora como buena venezolana y amor a su patria bolivariana con energía rechazó el señalamiento que hizo el ministro de Relaciones Exteriores mexicano, señalándole al ministro que nos representa en el extranjero, que en México sin estar en guerra, en una semana son más de 50 muertos, y de paso recordándole a los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, los de Atenco, los muertos del vado de Aguas Blancas, casos  dijo que la ONU ya investiga, cosas que son irrefutables y que ante estas aseveraciones de la Canciller venezolana nada se tiene que decir.

El pendejo de Vicente Fox también fue callado, como burro que es, siempre hablando de orejas. Pero mientras ésto sucede en el país, del nunca jamás, en tierras lejanas, el Presidente Peña Nieto está en cenas glamurosas, con ramilletes de micrófonos ante los 20 países más poderosos del mundo, declarando que “México y su gabinete luchará contra las adversidades y en mi gobierno no caben los incrédulos”, sin embargo ofrece licitaciones y todo el territorio incluyendo los recursos para que inviertan y hagan del país su patio trasero. La lamentación como simbolismo nacional... 

Aquí queda de manifiesto la ineficiencia y la falta de tacto de nuestros representantes a esos y otros niveles, en donde hacer el ridículo es prioridad y propiedad de nuestra clase politica y de querer componer la cerradura ajena y tener nuestras puertas y ventanas a piedras y lodo. Mientras el país se cae a pedazos, sin pies ni cabeza, los penales en manos de gánsters, las calles convertidas en zonas de guerra y rapiña, la miseria entre aguas, deslaves y peligros latentes ante la complacencia de los acaparadores de lotes y terrenos, los jueces repartiendo amparos a destajo a los bandidos de cuello blanco y de corbata de seda, la impunidad e inmunidad disfrutando de la alegre vida (los parientes de los ex gobernadores, hijos, esposas, líderes, etc.) con dinero del pueblo, las autopistas con más baches que la superficie lunar aumentan su cuota, las gasolinas bajan 2 centavos y aumentan 6 centavos al otro día, los robos y ordeñas de los ductos a la orden y los encargados ya se rindieron ante lo que nadie -según dicen- pueden parar.

Sin saberlo o tal vez sin conocerlo nuestro sistema democrático, republicano, liberal, institucional o de otro nombre, los mexicanos estamos inmersos en un gatopardismo, es decir cambiar para que todo siga igual, celebrando el culto a la personalidad, irnos a la cargada, ser luminosos en casa ajena y opacos en la nuestra. ¡De ese pelo!...

kinotre@hotmail.com 

 

 
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