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el periodico de saltillo

Diciembre 2017

Edición No. 346


carstensCarstens deja inflación y devaluación

Augusto Hugo Peña Delgadillo.

Podríamos creer que el gobernador del Banco de México trabaja para México porque nuestro gobierno, con nuestro dinero, le paga su sueldo, sus gastos, prestaciones y regalías de toda índole y abultadas por cierto, pues no: Cuando menos Agustín Carstens ahora, como antes fueron los subsecretarios de Hacienda Martín y Alejandro Werner y Mario Gabriel Budebo que han trabajado en varios puntos relacionados con nuestro dinero, incluyendo Hacienda, Pemex, el Fobaproa, la Consar y las Afores. Reciben sus salarios y prestaciones de nuestro dinero pero trabajan en y para el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (el consenso de Bretton Woods).

Es a partir de la llegada de Carlos Salinas a la presidencia, que la Secretaría del Tesoro de EEUU mantiene una injerencia en nuestra economía, seguramente pactada con Salinas o Zedillo, para ser ambos, reconocidos como interlocutores legítimos ante EEUU.

El primer gobernador del Banco de México fue Miguel Mancera Aguayo, antes que él quienes dirigían el Banco de México eran directores; los últimos directores fueron Carlos Tello Macías y Miguel Mancera Aguayo, este último quedó como gobernador hasta 1997. Ya en esas fechas, los secretarios de Hacienda y directores/gobernadores del Banco de México, tendrían que recibir la aprobación del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. Esto no se dice ni está contemplado en nuestra Carta Magna pero así es y así funciona porque nuestros gobiernos han permitido que el consenso de Washington controle nuestra economía interna y externa.

Podríamos pensar, reitero que los gobernadores del Banco de México son los responsables de la inflación si la hubiera o de la devaluación del peso ante el dólar si esto se presenta. La realidad es que no, el presidente y el secretario de Hacienda son los responsables, y en este caso, culpables de que durante este sexenio de Peña Nieto, el peso se haya devaluado un 50% y la inflación se haya disparado a más del doble. Las razones son muchas y ninguna de ellas es la volatilidad de los mercados como dicen Meade Kuribreña y Agustín Carstens; son las causas el 1.9% de crecimiento del PIB y, el crecimiento de la deuda, tanto la interna como la externa.

México en seis gobiernos creció en promedio al 1.9% cuando antes de ellos, de 1940 y hasta 1982, se crecía a más del 6%. Al término del gobierno de López Portillo, el crecimiento fue del 6.5% y luego el 0%. La inflación sin control sobrevino. En ese momento en el Fondo Monetario Internacional y otros organismos a los que se les debía dinero, intervinieron en nuestra economía y ello ha persistido hasta nuestros días, en que el gobernador del Banco de México es empleado del FMI.

López Portillo dejó la deuda externa de México en 30 mil millones de dólares y con De la Madrid llegó hasta los 83 mil millones de dólares. Al finalizar el gobierno de Miguel de la Madrid la deuda externa era de 100 mil millones de dólares. Al finalizar el gobierno de Carlos Salinas, la deuda externa se ubicó en los 140 mil millones de dólares y, debido a la devaluación del peso, espantosa, Salinas le quitó tres ceros al peso, y lo dejó en poco menos de cuatro pesos por un dólar.

Zedillo recibió unas finanzas desastrosas y el país estuvo en un gran lío para pagar sus deudas al exterior. Se decidió rescatar a los bancos que se habían excedido en sus atribuciones y se recurrió a un préstamo extra para el pago de deuda externa por la suma de 67 mil millones de dólares, con una garantía de facturas de PEMEX, dejándole a los mexicanos una deuda con los banqueros rateros ligados a los rateros políticos, cercana a los 700 mil millones de pesos, o sea la deuda del Fobaproa que no está incluida en la deuda nacional externa ni interna, pero es deuda.

Tuvieron que pasar doce años de pésimos gobiernos panistas, pero contrario a los gobiernos del PRI, tuvieron el tino de manejar la deuda con mayor mesura, y Calderón dejó -sin contar la deuda del Fobaproa hoy denominada IPAB- en un monto de 4.2 billones (millones de millones) de pesos y, a Peña Nieto sólo le bastaron 5 años para llevar nuestra deuda -externa e interna- a 9 billones (millones de millones) 500 mil millones de pesos. Más del doble. Se espera que al finalizar este sexenio -el peor de nuestra historia en todos los sentidos y sobre todo en cuestiones de finanzas, corrupción e impunidad- la deuda de México interna y externa, superará los 10 billones de pesos (10 millones de millones de pesos) y sin contar los 800 mil millones de pesos que se deben al Fobaproa/IPAB, y un crédito de contingencia que se pidió y que se encuentra solo haciendo bulto y costándonos cientos de millones de pesos de intereses, en las reservas internacionales, por 78 mil 700 millones de dólares, más de un billón y medio de pesos.

Hay cuatro culpables principales del endeudamiento, la inflación y la depreciación del peso ante los dólares; ellos son Peña Nieto, Luis Videgaray, José Antonio Meade Kuribreña y Agustín Carstens, en ese orden. Tres inútiles que se niegan a dejar el gobierno por razones obvias de enriquecimiento inexplicable de los tres, por ello se pretende dentro del PRI dejar de candidato para la presidencia en el 2018 a José Antonio Meade Kuribreña como tapadera de las trapacerías, quien sin lugar a dudas sería un desastre como presidente de la república.

Agustín Carstens desde hace meses se despidió del Banco de México como gobernador, porque el Fondo Monetario Internacional lo requiere para otros trabajos más importantes, recordemos que aunque México le pague el sueldo y todas sus prestaciones a Carstens, él sólo es un empleado fiel al Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional.

ah.pd@hotmail.com

 

 
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