Picos

Daniel Valdés.

“Ya mis canciones no son alegres...”, con frecuencia entonaba José Santos Ladislao González- Pico Sánchez. Sin duda era una de sus melodías preferidas y Pedro Infante, también uno de sus intérpretes que más veces tocaba en las radiolas de las cantinas. Quienes convivimos con “El Picos”, lo recordamos por su afición a la música mexicana, sobre todo Pedro Infante, Jorge Negrete, Javier Solís y José Alfredo Jiménez, entre otros.

Desde el domingo 17 de abril se podría decir que los mariachis callaron. Ese día falleció quien era considerado como todo un personaje entre el medio periodístico, pues reporteros de la vieja guardia y los más novatos lo conocían. Su fama también la alcanzó en billares, cafeterías y cantinas. Meseros, meseras y cantineros lamentaron su ausencia definitiva.

Su gusto por la música era tal que en ocasiones gastaba más dinero en la rocola, que en las bebidas que consumía en las cantinas. Por ejemplo, esa de “ya mis canciones no son alegres” la pedía hasta 10 veces. Era porque en realidad le gustaba y a veces por molestar a los que reclamaban, pero que tampoco le ponían monedas a la radiola. Eso también le divertía y lo hacía por su acostumbrada actitud irreverente hacia todo y todos.

Hace unos meses, después de varios años de haber dejado la bebida, volvió a tomarse unas cervezas. No más de cuatro. Pero andaba alegre y con ganas. Pidió varias veces a los músicos la melodía “una mosca parada en la pared”, y él mismo la cantaba. En la última etapa de su vida, a veces no andaba de humor para tomarse una cerveza, pero acompañaba a los reporteros a la cantina y sólo pedía agua mineral. Lo que nunca faltaba era la música. Se le extraña y ahora realmente esas canciones no son alegres.Irreverente, como lo era, seguramente que donde ahora está, también le divierte que se le recuerde por su música, su necedad y la bohemia. Todo eso era parte de su personalidad.