El desmantelamiento del Estado Mexicano, la sucesión en Coahuila y el Internet

Jorge Arturo Estrada García.

El retorno del PRI a Los Pinos resultó tóxico. La economía está hecha pedazos. La corrupción y la impunidad carcomen al país. Empleos malos y de bajos salarios, resultan en niveles de vida miserables. Padecemos sueldos que no alcanzan, alimentos carísimos y tasas de interés leoninas. Barrios y ciudades inseguras; con pocos policías e incapaces, completan el cuadro. Muchos mexicanos están furiosos. El presidente Peña Nieto, sólo atina a decir que “están de mal humor”. Y las cosas no va a mejorar en muchos meses.

Los políticos de todos los colores son repudiados por los ciudadanos. El nivel de indignación, en primera instancia, se medirá en las urnas el próximo 5 de junio. Las redes sociales juegan un papel muy importante en estos cambios de actitudes. Y en que los gobernantes las capten. Las encuestas y los monitoreos del mundo virtual forzaron a Enrique Peña a abandonar su discurso de no pasa nada.

En estos momentos la joven democracia mexicana está siendo puesta prueba, lo mismo que la capacidad de los ciudadanos para reaccionar y poner a los malos políticos fuera de los cargos públicos. La situación no va a mejorar en el corto plazo, las nubes de tormenta proseguirán oscure- ciéndose cada vez más.

Esta indignación abre las puertas a personajes carismáticos que generan liderazgos sólidos rápidamente. En las elecciones sólo se trata de ganar el cargo y las capacidades para gobernar no son verificadas con antelación. Eso forma parte de los problemas que padecemos.

Además de poco aptos, las últimas genera- ciones de gobernantes han sido depredadoras. Y han socavado las endebles cimientos del país con su voracidad e incapacidades. El estado mexicano ha sido desmantelado. Y nos hemos convertido en un gran mercado que llena los bolsillos de las poderosas trasnacionales que pagan poco, que controlan a nuestra economía y a nuestros corruptos funcionarios.

Los gobernadores convertidos en virreyes estropearon la vida en las entidades. Estamos cargados de deudas que impiden las grandes obras estratégicas; con miles de desaparecidos y ejecuta- dos; de impunidad y corrupción y resistencia para rendir cuentas claras. Esta era nefasta canceló los sueños de progreso de millones de familias por varias generaciones.

Y sin embargo, la forma de ganar visibilidad y adhesiones está cambiando. Estamos en el Siglo 21. Aunque pareciera que lo olvidamos.

En Coahuila, la sucesión del gobernador Rubén Moreira está en marcha. Álvaro Moreira, David Aguillón y Héctor Franco forman un sólido bloque de trabajo en la estructura del PRI. Ellos no están buscando votos externos. Ellos marcan la línea a seguir, van tras convertir a Miguel Riquelme en el candidato “natural”, para puntear en las encuestas internas y ganar la candidatura. Hasta se enseña como contestar en caso de ser encuestado.

Riquelme marca el paso del maratón Coahuila 2017. En parte la dedicación y precisión del plan que le diseñaron a Riquelme es lo que le aporta la ventaja y la viabilidad.

Tereso Medina intenta construir su proyecto, pero no sabe cómo hacerlo y cada vez que intenta algo le lleven columnazos.

A Jericó se le estimula a medias, como parte del plan. Abramo recurre a sus ocurrencias, busca colarse en algún espacio en medios. Para ellos todo se reduce al círculo rojo.

En el PRI, la mayor parte de los candidatos sólo quieren negociar y mantener viables sus carreras políticas. Jericó ha logrado la percepción de que es el Plan B del moreirismo. Y que Humberto y Rubén coinciden en apoyarlo.

Para ganar la candidatura tricolor hay que arrebatarla. Javier Guerrero está afectado y vacilante. Le fallan las piernas, ha pasado más de un mes y no se ha repuesto del golpazo que le recetó Humberto directo al hígado. Aunque algunos dicen que fue bajo el cinturón.

El exgobernador Moreira reveló las solicitudes de ayuda y la visita a Cuernavaca del sanpetrino en busca de ayuda. A Javier le falta audacia, lo que le sobró a Humberto para llegar al Palacio Rosa. El exgobernador Enrique Martínez, trata de rescatarlo recomendándolo en su gira estatal de despedida antes de su viaje a Cuba.

Anaya ya es sólo la sombra de lo que fue. Su liderazgo se adelgaza cada día. Sólo sus maniobras y su capital político restante lo mantienen arriba en las encuestas. Al interior de su partido, el repudio crece cada día más. Ernesto Saro se desvaneció. Está ocupado en negocios a costa del erario y en sus asuntos personales y deja el paso libre.

Isidro López anda otra vez como niño con juguete nuevo. Ya se siente gobernador. Seguramente le prometieron hacerlo candidato del PAN, su tío Rosendo claro.

Por lo pronto ya fue a hacer las paces con Gerardo el de Monclova. Su desempeño como alcalde es de mediocre a malo. No tiene ningún punto en el que haya destacado. Ni uno solo. El transporte es pésimo y no hay ni proyectos de metrobús por lo menos.

Ocho mil millones de presupuesto en su período y no ha esbozado siquiera algún proyecto estratégico para el desarrollo o elevar la calidad de vida.

Hasta para gerente resulto malo López Villarreal, no le alcanza para sueldos y tiene que recortar la nómina que él mismo abultó; no puede tapar baches; las patrullas y cámaras dejaron de funcionar y ya no dispone de presupuesto para obra pública.

Las damas, Hilda Flores y Verónica Martínez juegan de comparsas. Sin embargo, podrían a través de negociaciones alcanzar alcaldías .

Los alcaldes que aspiran a las candidaturas del PRI y el PAN tienen resultados mediocres, pese a los 8 mil millones de pesos de sus presupuestos, solamente presumen obras de unos cuantos centenares: Riquelme un teleférico de 160 millones de costo y López Villarreal unas calles remozadas por menos de 200 millones. Además, en esos recursos hay mezclas estatales y federales muchas veces.

Los Biblioparques y el Centro La Jabonera son la escasa alternativa que plantean ambos alcaldes para abatir el tema de la desintegración del tejido social en grandes zonas de sus ciudades. El crimen y la inseguridad hacen presa de los jóvenes y sus familias sin remedio. En suma, resultados pésimos. La curva de aprendizaje de Isidro ya se extiende por tres años, es lento para transitarla.

En el siglo 21 todo cambia a velocidad acelerada. Surgen escenarios inéditos. Los medios de comunicación tradicionales están rebasados. Ellos, se ven obligados a reportar el mundo virtual que construyen los usuarios y las redes, porque allá están las noticias y los intereses de los ciudadanos.

Están obligados a hacerlo si no quieren quedarse fuera del tráfico de la comunicación real y conformarse con los bajos niveles de circulación y penetración que ostentan.

De esta forma, los personajes y los proyectos surgen, se fortalecen y crecen a través de las redes, la nueva forma de comunicación del siglo 21. Los candidatos independientes aparecerán con fuerza en los meses siguientes. Las circunstancias mandan.

El reto será ir tras los indignados. Sacudir a los apáticos. Seducir a los incrédulos. Conquistar a los descontentos y capitalizar los votos antisistémicos, de castigo y de repudio.

Las redes son dinámicas y no esperan a que se aprenda y se les domine. Hay que hacerlo sobre la marcha. Cada vez más personas se incorporan. Son volátiles. Por lo menos el 35 por ciento de los electores mexicanos participa en ellas, en este momento. Así se informan y van formando opinión en sus entornos virtuales y del mundo real.

En respuesta, los políticos y sus partidos llenaron las redes de porros, “trolls” y cuentas falsas, así es como se van adaptando a las nuevas tendencias. Con viejas mañas.

El cambio de paradigmas llegó y los medios y los políticos perdieron el monopolio de la información. La información es poder. Y ahora está en manos de los ciudadanos. Y los ciudadanos están molestos y repudian a la clase gobernante y a los partidos. Los escenarios son inéditos y los resultados están por verse. Las circunstancias apenas están madurando.

Los votos duros se adelgazan, los escenarios son volátiles y los ciudadanos estaremos a prueba en los próximos meses.

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