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el periodico de saltillo
Marzo 2016
Edición No. 325


Origen de la aviación en Piedras Negras

Rigoberto Losoya Reyes.

La ciudad de Piedras Negras, Coahuila, por razón de su situación geográfica fronteriza, desarrolló una intensa actividad comercial nacional e internacional y la aviación como servicio particular surgió desde muy temprana edad del siglo XX. A partir del primero de octubre de 1929, la empresa aérea “Transportes Aéreos Transcontinentales” inauguró una ruta comercial que comprendió Torreón-Piedras Negras, utilizando aviones “Bellanca” de un motor y para cuatro pasajeros. El Presidente de dicha corporación fue Eduardo R. Mead, de San Luis Potosí. Esta compañía ofrecía el servicio de Torreón a San Luis Potosí y de ahí había que trasladarse al tren de pasajeros Estrella, mismo que partía a las 18 horas y amanecía en la ciudad de México.

La aviación comercial en Piedras Negras Se inicia el 1o. de enero de 1930, con una sencilla ceremonia celebrada en la población de Torreón, misma que fue presidida por el señor Faustino López Barro, representante de la Empresa Transportes Aéreos Transcontinentales, cuya sede se encontraba en esa ciudad. El primer vuelo tuvo como su destino la ciudad de San Antonio, Texas a bordo de un Bellanca. La línea aérea funcionaba con dos rutas: México-San Luis Potosí-Torreón con servicio diario. La otra ruta era México-San Antonio, Texas, con servicio los jueves y sábados. Las escalas eran Rosita, Piedras Negras e Eagle Pass, Texas. Se anunciaba una conexión con los trenes nocturnos entre San Luis Potosí y México. Los aviones salían de San Luis Potosí a las 8:50 horas y llegaban a San Antonio a las 16:45 horas.

La pista que daba servicio a esta actividad comercial, se localizaba en terrenos que por muchos años fueron ocupados por las instalaciones de la Feria del Sol, y en ese lugar, se construyó un hangar con capacidad para albergar varios aviones, que sirvió también para la escuela de Aviación Civil de Piedras Negras “Martínez Sada” que fue fundada por Felipe Martínez Sada, graduado en la Escuela Civil de la Ciudad de México.

En estas instalaciones, se podía disponer de una Sala de Estudios, un taller, alacena y las pistas de aterrizaje en magníficas condiciones, donde era posible hacer todo tipo de maniobras. Los nuevos aviones, de marcas reconocidas en su tiempo, eran propiedad del joven director Felipe Martínez Sada. En Coahuila, era la única escuela en su género.

El plantel tenía como objetivo la formación de pilotos comerciales. La superficie del terreno destinado al campo de aterrizaje era de cuatro pistas de mil metros de largo por 160 de ancho. El equipo de vuelo estaba integrado por cuatro aviones de los cuales dos estaban destinados a la instrucción de vuelo primario, otro al vuelo acrobático y el cuarto se utilizaba al vuelo superior e instrumental.

Dos naves eran de la marca Piper Crusier, uno de la marca Taybrenet y el último, un Meteor. Se contaba además con dos paracaídas marca Siuter, una gorra de vuelo y lentes, material que era usado en vuelos acrobáticos.

El programa de estudios comprendía las asignaturas de Aerodinámica, Meteorología, Lectura de Cintos, Teoría de Vuelos, Nomenclatura Mecánica de Motores y Aviones Planeadores de Radio, además la práctica de 40 horas de vuelo obligatorias, divididas en la siguiente forma: 8 a 15 horas de vuelo de instrucción a doble control y así hasta completar 30 horas de vuelo, haciendo maniobras en forma de 8, espirales de derecha a izquierda, aterrizajes de 360, 180 y 90 grados y normales. Además se enseñaban los aterrizajes tipo Stoll. Así mismo, se cumplía con cinco horas de vuelo de ruta y después de aprobar el Plan de estudios, podían obtener la licencia de pilotos de turismo. El hangar aún se mantiene en pie, enseguida de los terrenos que pertenecieron a la feria.

 
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