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el periodico de saltillo
Marzo 2016
Edición No. 325


Papa Francisco; guía espiritual y político

Jesús M. Moreno Mejía

“Nadie puede guiar a un líder, si no es su propia sabiduría”.
Harold Lamb

 

Después de la reciente visita del Papa Francisco a nuestro país, nos permitimos reflexionar en torno a sus palabras, actitudes y acciones que tuvo durante los cinco días de estancia en diferentes lugares de México, mediante un breve y ecuánime análisis, desprovisto de apasionamiento.

Lo mismo hay personas que opinan que nada se obtuvo de su visita; que el único que salió ganando fue el gobierno de Peña Nieto; que su estadía debió ser simplemente como guía espiritual y no como jefe de Estado; que debió señalar “con índice de fuego” al sistema político que nos gobierna, etc., etc. El hecho es que mantuvo a la expectativa a la mayor parte de la Nación durante su estadía.

Desde luego que no pretendemos hacer aquí una crónica de la visita papal, pero sí diremos que Francisco logró lo que se proponía: Captar la atención de todas las diferentes clases sociales del país, pues lo mismo estuvo en Palacio Nacional (por primera vez un líder religioso en dicho recinto), que reunido con obispos y en la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México; en Ecatepec, Edo. de México; en Tuxtla Gutiérrez y San Cristóbal, Chiapas; en sendos estadios de Morelia, Michoacán, y en diferentes actos celebrados en Ciudad Juárez, Chihuahua.

Fue en el Palacio Nacional donde el Papa señaló que “a los dirigentes de la vida social, cultural y política, les corresponde de modo especial trabajar para ofrecer a todos los ciudadanos la oportunidad de ser dignos actores de su propio destino, en su familia y en todos los círculos en los que se desarrolla la sociabilidad humana, ayudándoles a un acceso efectivo en los bienes materiales y espirituales indispensables: vivienda adecuada, trabajo digno, alimento, justicia real, seguridad efectiva, un ambiente sano y de paz”. La pregunta obligada es: ¿Entenderían el Presidente Enrique Peña Nieto, los gobernantes y funcionarios públicos que allí estuvieron presentes, las palabras del distinguido visitante?

Desde su llegada, rompió el protocolo para bendecir y abrazar a personas que lo aclamaban a su llegada y a su paso. En el encuentro que tuvo con los obispos de México, los exhortó a dejar a un lado las intrigas palaciegas (en su diócesis), e incluso los invitó a “pelearse como hombres” cuando tuvieran alguna diferencia, pero haciéndolo fuera de sus templos.

“Sean obispos de mirada limpia, de alma transparente… no se cubran de las penumbras de las tinieblas de la mundanidad, no se dejen corromper por el materialismo… no pongan su confianza en “los carros y caballos de los faraones actuales” (en clara alusión a los gobernantes en turno); les ruego por favor no minusvalorar el desafío moral y anticívico que el narcotráfico representa para la juventud y para la sociedad mexicana, comprendida (en esta) la Iglesia”.

En Ecatepec hizo un llamado a los mexicanos (empresarios empleadores y jóvenes en busca de trabajo): “No caer en las tentaciones de la riqueza, la vanidad y el orgullo, que sólo buscan degradar, destruir y sacar la alegría de nuestro corazón”. Añadiendo, en clara alusión a los empresarios, “no hacer de la desesperación y pobreza de mucha gente, el oportunismo de unos pocos”.

“Quiero invitarlos a hacer de esta bendita tierra, una donde haya oportunidad de trabajo, sin necesidad de emigrar para soñar, de ser explotados para trabajar”. Y estando rodeado de los obispos y cardenales, el Vicario de Cristo criticó a particulares y sociedades corruptos que se hacen ricos, pero como dijo alguien por ahí: por un oído les entró y por el otro les salió el señalamiento.

Francisco recordó una de las tentaciones que Cristo tuvo al pasar 40 días en el desierto, donde fue seducido para obtener el poder y la riqueza del mundo, sin haberse doblegado a ello. “Sin embargo, el hombre tiene la debilidad de caer al adueñándose de los bienes que han sido dados para todos, utilizándolos para bien propio o de los suyos. La riqueza, la vanidad y el orgullo, son las tentaciones que degradan al hombre”, advirtió el Papa.

En Tuxtla Gutiérrez, pidió Francisco pedir perdón por el despojo y la exclusión de que han sido objeto los indígenas, y éstos a su vez le solicitaron que continúe coadyuvando a la conservación de la Madre Tierra. También visitó y bendijo la tumba del obispo Samuel Ruiz García, defensor de los derechos de los indígenas, quien en su tiempo fue observado por el Vaticano por considerarlo “contrario a los principios de la Iglesia”.

En Morelia, el Sumo Pontífice exhortó a religiosos católicos a “no ser funcionarios de lo divino o empleados de Dios… sino hacer camino”, en alusión directa a colaborar en la lucha y erradicación de la violencia en todos los órdenes sociales.

Precisó que se padece “una resignación que nos paraliza y nos impide hacer camino; una resignación que no sólo nos atemoriza, sino que nos atrinchera en nuestras sacristías y aparentes seguridad”. Eso fue para todo el clero que cree cumplir con oficiar y rezar, pero sin actuar.
Y no sólo se reunió con religiosos (incluyendo los de otros credos) en Morelia, sino también con jóvenes a los que conminó a no ser mercaderes para los bolsillos de otros, y advirtió que “si el narcotráfico les puede ofrecer lujos y riqueza, la falta de esperanza que su condición genera, sólo mata y aniquila a la juventud, y es la puerta de ingreso para generar dolor. No se dejen excluir, no se dejen desvalorizar, no se dejen tratar como mera mercancía”.

En Ciudad Juárez, Chihuahua, último día de la visita a nuestro país, el Papa Francisco rompió el círculo de la delincuencia al hacerse presente en el Centro de Reinserción Social No. 3, donde le fue entregado un báculo elaborado por un preso, y posteriormente se reunió con empresarios y trabajadores de esa ciudad fronteriza, a quienes hizo ver que la generación de empleos aleja a la juventud de la violencia y por tanto los primeros tienen una tarea que cumplir.

También se pronunció por que no haya más muertes ni explotación de migrantes, quienes sufren pobreza, violencia, secuestros, extorsiones y son fruto del tráfico humano.

Finalmente, comentaremos brevemente las declaraciones del Papa durante el vuelo rumbo a Roma, donde a pregunta expresa de periodistas que lo acompañaron en su gira a México, dijo no haberse negado a reunirse con padres de los 43 estudiantes normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, pero descubrió que “estaban contrapuestos entre sí y con luchas internas. Es una situación difícil de comprender, sobre todo para mí que soy un extranjero en México, y por lo mismo decidí no reunirme con ninguno de esos grupos”.

Es lógico entender, que desde antes de realizarse la visita del Sumo Pontífice a nuestro país, quienes concertaron los detalles de la visita acordaron no entrar en dificultades internas del país, y seguramente una de ellas fue no abordar el caso de los 43 jóvenes de Ayotzinapa, Guerrero. Sin embargo, usted estimado lector de este artículo es quien tiene la última palabra sobre el particular, sobre todo si algo efectivo hubiera resultado de esa pretendida reunión con los padres de los desaparecidos.

En cuanto al tema del abuso sexual de menores por parte de miembros del clero, calificó esa situación como “una monstruosidad”, añadiendo que “el obispo que cambia de parroquia al cura pederasta, lo que debe hacer es denunciarlo ante la autoridad civil correspondiente, o bien presentar su renuncia por falta de ética”.

¡Hasta la próxima!

 
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