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el periodico de saltillo
Junio 2016
Edición No. 328


La realidad político-electoral

Sócrates A. Campos Lemus.

“El voto es el arma pacífica para alcanzar la libertad.”

 

Parece increíble que en los tiempos actuales los grupos y partidos políticos o mejor dicho sus grupos de control y manipulación, generan los escándalos tendientes a confrontarse en forma violenta, de tal suerte que en algunos lados sentimos los “vientos de guerra” que vienen cobrando un saldo de muertos y heridos en las comunidades.

En algunos casos, lo que sucede es que los mismos candidatos, cuando ven que no tienen todas las de ganar fomentan los actos violentos para pretender aparentarse como “víctimas” de los contrincantes o bien, para mostrar hasta dónde están dispuestos, inclusive, a eliminar a los políticos que se les oponen.

Esto es lo que parece ocurrir en algunos puntos, en otros, los grupos de caciques regionales que quieren conservar el control con los puestos, los presupuestos y la fuerza política del poder, generan esos actos violentos; en algunas otras regiones no debemos dejar de pensar que los grupos paramilitares ligados a la delincuencia organizada son los que buscan imponer a sus aliados o cómplices en el poder y para ello, recurren a los actos de mayor violencia que vemos estallar en regiones del norte, incluyendo las de Puebla, Veracruz y Oaxaca.

Tal parece que se busca descarrilar el proceso electoral y generar un clima de terror y de horror para provocar una confrontación no solamente en los estados donde hay procesos políticos electorales, sino para violentar al país ya que todas las baterías de los grupos políticos y de los grupos criminales se están enfocando a generar un clima de desconfianza contra el Presidente y las instituciones, o bien, provocar los actos de control y represivos que se requieren sirvan como pretexto para violentar la vida política del país.

Tal pareciera que se busca provocar este clima de violencia con el fin de evitar los resultados de las reformas promovidas y es, por esa misma razón, que veremos en los tiempos que vienen muchos actos violentos que parecieran inexplica -bles, cuando tienen una “mano negra” que es la que mueve las acciones que se ven.

En casos como Guerrero, Oaxaca y Vera- cruz, incluyendo a Puebla, se han movilizado los grupos de la delincuencia organizada y hacen acto de presencia con acciones de extrema violencia con el objetivo de mostrar que los actuales gobiernos son inoperantes e ineficientes además de corruptos.

Esto genera, en muchos sitios, la descon- fianza en los procesos electorales de tal suerte que la inmensa mayoría de los ciudadanos no tienen confianza ni en las instituciones de gobierno ni en los procesos electorales, porque saben que no existen en verdad los partidos y que éstos, solamente, se manejan por una mafia que determina quién o quiénes serán los supuestos representantes de esas corrientes, dejando sin consulta ni participación a las bases y organizacio- nes que están ligadas a ellos.

Por tal motivo, ahora, los pequeños grupos que manipulan a las gentes son los que hacen su “agosto” ya que pueden vender sus servicios o la manipulación de votos al mejor postor, por ello, los mismos partidos políticos y los grupos operativos de los candidatos se están preocupando más en conquistar o comprar a esos grupos con sus dirigentes, porque son los que llegan a inclinar a un lado los procesos, dando cuenta de que no hay una verdadera participación democrática sino que lo que cuenta más es esa manipulación lograda con dinero o compromisos políticos de mediano y largo plazo.

Lo terrible del asunto es que los actores políticos de la derecha están manipulando a los grupos violentos o de la misma delincuencia organizada para operar este tipo de acciones encaminadas a destruir la credibilidad y confianza en el actual grupo en el poder, para poderse montar en el poder en el 2018, no les importa el daño material y moral que generen a todos, sino lo que les interesa es llegar, nuevamente, al control de los puestos y presupuestos no para servir a los mexicanos sino para servirse de los mexicanos, bajo la tesis de que en la guerra no importan los daños, sino el ganar, y por supuesto continuar con el saqueo y utilización de los recursos y bienes públicos para que sigan haciendo sus negocios privados.

Los mexicanos estamos desilusionados e incrédulos sobre la honestidad de los partidos y sobre el buen manejo y uso de los procesos electorales, porque los eventos que se ven no dejan lugar a dudas de que no se está luchando por ideas e ideales, sino que la política, ahora, se ha convertido en un gran nicho para los negocios de los políticos que solamente se sirven del puesto y del presupuesto en el país.

La corrupción y la falta de valores nos muestran que en vez de avanzar, perdemos, y en vez de crecer cada día somos más pobres y expuestos a la violencia de los grupos políticos y delincuenciales que son los que dominan al país.

 
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