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el periodico de saltillo
Julio 2016
Edición No. 329


Los mexicanos repudian a la clase política, en ese marco habrá elecciones en Coahuila

Jorge Arturo Estrada García.

- Para el PRI nacional es vital retener Edomex, por lo tanto Coahuila es negociable.
- Los gobernadores son sinónimo de corrupción, algunos son candidatos a la cárcel.
- En marcha la sucesión del 2018. Todos los amigos de EPN se sienten presidenciables.
- El desprestigio de los partidos es parejo. México está sumergido en una crisis enorme.
-La debilidad del presidente se acelera, sin margen de maniobra y sin respaldo popular.

 
Los hombres son pervertidos no tanto por la riqueza como por el afán de riqueza.
Louis de Bonald.

La clase política es tóxica. Como siempre, los políticos corruptos e incapaces terminan por estropearlo todo. En México ya ni siquiera necesitamos de guerras o invasiones para destruir la siempre frágil economía del país. Basta que lleguen al poder una partida de soberbios con postgrados para meternos en profundas crisis de inseguridad, financieras y devaluaciones. Y así, acabar de tajo con las esperanzas de progreso para varias generaciones..

Siempre hemos sostenido con alfileres nuestras rachas de estabilidad y de desarrollo. Y siempre viene algún grupito político de incapaces a perder los méndigos alfileres con sus metidas de pata. A Enrique Peña Nieto le bastaron tres años para acabar con más de diez años de estabilidad financiera y social.

En este marco de crispación social y contaminados por la sucesión presidencial se dará el proceso electoral de Coahuila el 2017. Para el PRI nacional es vital retener el estado de México, y por lo tanto Coahuila es negociable. Para el PAN la apuesta será por el Edomex y la mina de votos; Coahuila estará en segundo plano para el blanquiazul, es considerada una entidad muy difícil de ganar por el bajo perfil de sus cuadros y la inexistente estructura partidista. Aunque ya sabemos que el rechazo al PRI es muy grande.

Los ciudadanos tendrán la palabra en nuestra entidad. La clase media decidirá la permanencia o no del tricolor en el Palacio Rosa. La maquinaria del PRI Coahuila marcha a la perfección, es una de las mejores del país. Sólo una votación masiva de los apáticos coahuilenses podría arrebatarles la gubernatura, aunque en esta ocasión llevan a un pésimo candidato.

Enrique Peña no se ha distinguido por ser un tipo de muchas luces; y su gabinete ha demostrado mayor soberbia que capacidad. Han fallado en todo. Han generado más pobres, quemado reservas de divisas y un dólar que ronda los 20 pesos. La inseguridad crece, los inefables gobernadores, la corrupción y la impunidad son incontrolables. Por todo el país los sectores sociales protestan con distintos temas y métodos. No hay respuestas y ya tampoco dinero. Sólo encarecimiento de los alimentos y salarios bajos.

La caída de los precios del petróleo, largamente avisada, hizo trizas todos los planes del equipo peñanietista. Se le desplomaron los presupuesto y los proyectos. Ahora tiene que aumentar el precio de las gasolinas y de la luz, lo que evidencia el fracaso de su reforma energética. La baja en los precios de los combustibles y la energía eran los escasos logros que presumía.

Al presidente, la corrupción de la clase política lo hizo quedar en evidencia. Por no contar con un patrimonio limpio no pudo ordenar la aprobación de las leyes anticorrupción que privilegien la transparencia. Él y su partido ya quedaron marcados por la corrupción. Y los ciudadanos se mueven por sensaciones y las informaciones vuelan por la red.

La corrupción y la impunidad derrotaron al PRI y al PAN en varios estados. El tricolor sacó la peor parte, sus gobernadores son sinónimo de corrupción a nivel nacional. Los Duarte de Chihuahua y Veracruz, Borge de Quintana Roo, se suman a Rodrigo Medina, Humberto Moreira, Jorge Torres, Eugenio Hernández y Tomás Yarrington en la lista de candidatos a procesos penales y algunos a la cárcel.

No aprendieron la lección. Apenas habían transcurrido unos cuantos días de las derrotas, y otra vez el presidente y su partido decidieron darle la espalda a los ciudadanos y protegerse entre ellos. No quisieron exponerse al escrutinio público de sus fortunas, por no poder explicar su origen.

El regreso del PRI a la presidencia de la república ha resultado nefasto. Peña Nieto es rechazado por la mayor parte de la población. Su comportamiento es tóxico para el país. Él y su partido regatearon las reformas cuando Felipe Calderón las propuso. Éstas llegaron tarde. Como siempre llegamos tarde al tren del progreso. Sólo vemos pasar al cabús y nunca lo podemos abordar.

Como país, llegamos tarde a la revolución industrial, a la democracia, a la estabilidad institucional, a la justicia social, a la industrialización, a la apertura de mercados y a la globalización. Y por supuesto, al primer mundo y al Estado de Bienestar, sólo lo conocemos en películas.

El presidente Peña Nieto justifica la corrupción: es un asunto cultural de los mexicanos. Por eso vive inmerso en ella, aunque ya le cuesta muchos votos.

En medio de las crisis que padecemos, la sucesión del 2018 ya está en marcha. Los miembros del gabinete presidencial se enfrentan en súper libre, todos se sienten presidenciables. Y la sucesión en Coahuila ha quedado atrapada en medio de las circunstancias.

La debilidad del presidente se acelera, se va quedando sin margen de maniobra y sin respaldo popular. Sus piezas principales han fallado. Algunos de sus principales colaboradores son cartuchos quemados.

Los gobernadores juegan a las vencidas con el gabinete. Luego de los fracasos de junio los señores feudales se fortalecieron. Para los gobernadores en su sucesión va la viabilidad de su carrera política y mantenerse fuera de la cárcel. Los cercanos a Peña ya no podrán colocar candidatos tan fácilmente. La inoperancia de los gobernadores para combatir la inseguridad es evidente y además la corrupción lo carcome todo. Varios de los virreyes enfrentan casos en las cortes estadounidenses.

En Coahuila el PRI es muy competitivo y eficiente electoralmente hablando. Pero Riquelme no es un buen candidato. El lagunero genera mucho rechazo y no crece entre los electores, pese a todo el apoyo. Eso hará más difícil sacar el triunfo. El PRI tiene cuadros con mayor prestigio y arrastre entre la clase media. Tal vez vendrán las negociaciones al acercarse el momento. Tereso Medina e Hilda Flores están liquidados, nunca tuvieron posibilidades. Javier Guerrero y José María Fraustro podrían ser los comodines en las negociaciones. Jericó Abramo está liquidado, todos sus padrinos están quemados: Manlio Beltrones, Alejandro Gutiérrez, Humberto Moreira y César Camacho.
En el Edomex, Nayarit y Coahuila todo se junta para la tormenta perfecta: debacle económica nacional, con desprestigio de las instituciones; y desprecio y rechazo a los partidos y a la clase política. Se tratará de votos de castigo al PRI o apatía ciudadana y maquinarias eficientes.

Sin embargo en Coahuila, en el caso del PAN no hay quienes pudieran captar el rechazo al PRI. Ni Isidro López, ni Guillermo Anaya tiene liderazgo suficiente para llevar a los ciudadanos a las urnas en cantidades suficientes para ganar. Nada hay en sus trayectorias que los haga destacar. Memo se volvió un vividor de la política e Isidro es un holgazán sin talento, que cobra como alcalde.

Hace cinco años, Anaya fue arrasado fácilmente por Rubén Moreira. Ni las ejecuciones, balaceras, masacres, secuestros, desapariciones, la megadeuda y el robo descarado de los gobiernos de Humberto Moreira y Jorge Torres fueron capitalizadas en votos por Memo. Rubén ganó con 721,289, contra 422 mil de Anaya. 60.10 % para el PRI y 35 para el PAN.

El desprestigio de los partidos es parejo. El país está sumergido en una crisis enorme, ya son demasiados muertos, corrupción e impunidad. Tanto el PRI como el PAN deben temer por la deserción de su voto duro. La fidelidad se rompe cuando los políticos y sus partidos son ladrones y mentirosos. Eso abre la puerta a los independientes, la elección en Coahuila iría a tercios. Armando Guadiana es el más fuerte entre los sin partido, hasta el momento, pero le falta mayor proyección.

Es el repudio a la clase política. Es la corrupción y la desigualdad social estúpidos. La pobreza ha regresado con fuerza a nuestro país. Los escenarios han dejado de ser controlados. Las sensaciones y las emociones se imponen entre la sociedad. Las razones van quedando de lado. Quien mejor lo comprenda, las impacte y las conduzca ganará las elecciones. Pero será un asunto más personal que de partido. Las siglas están estorbando en estos momentos.

jjjeee_04@yahoo.com

 

 
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