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el periodico de saltillo
Julio 2016
Edición No. 329


Riquelme y el Paseo Morelos

Víctor González Avelar.

ENTRADA.- La avenida Morelos en su tramo poniente hasta la plaza de armas, ha sido sin lugar a dudas un equipamiento urbano emblemático e histórico de nuestra ciudad. Ahora pensamos que quizá ninguna obra de urbanismo en Torreón ha sido tan consensada y planeada como el “Paseo Morelos”.
En sus orígenes la avenida Morelos fue construida con un espíritu de grandeza por el entonces Presidente Municipal de Torreón Don Nazario Ortiz Garza. Él ordenó se sembraran en el camellón decenas de palmas y que se construyera una serie de glorietas en las que se pusieron esculturas que representaban diversos tipos de jarrones.

SOPA.- La tan emblemática avenida tuvo su máximo florecimiento y esplendor durante los años 50s y 70s cuando se convirtió en un obligado paseo para la juventud dorada de aquellos años de bonanza algodonera.

Para los jóvenes y las señoritas de aquellos tiempos era ineludible que los jueves y domingos al mediodía, lucieran los lujosos automóviles de sus acaudalados padres laguneros, los que vivían derrochando los millones de pesos que les daba el oro blanco, origen de la legendaria riqueza lagunera. Aquel paseo tenía un periplo de la Alameda Zaragoza frente a la histórica cantina del “Salón Alameda” en la esquina de avenida Juárez, regresando por la lateral de la Alameda para entrar a la Morelos por González Ortega hasta llegar a Valdez Carrillo, en donde era obligada la vuelta en U para regresar nuevamente hasta la Alameda.

PLATO FUERTE.- Eran los tiempos de la bonanza y del dispendio. Cuando había trabajo para casi todos y por lo mismo, gasto de pesos y consumo en las negociaciones y establecimientos comerciales. El Edifico González Cárdenas y el “Monterrey” sobre la Morelos ocupados por profesionistas y notarios. El edifico Esparza pleno de inquilinos y comercios. El Hotel Elvira y el Nazas hervían de huéspedes (hoy solo acogen a policías). En la avenida se instalaron prósperos restaurantes, joyerías, peluquerías, bancos y comercios de todo tipo que servían a la pujante clase lagunera que tenía con qué y además el gusto de gastar.

Después vinieron las crisis internacionales (el precio del algodón) las crisis nacionales y la propia crisis lagunera y la emblemática avenida terminó siendo una deteriorada calle plena de edificios abandonados, construcciones sin terminar, sin rentar, deteriorados y llenos de mantas baratas.

Al deterioro general habríanse que agregar los espantosos paraguas de metal (verdaderos hornos antiestéticos) que en pleno centro a una administración panista se le ocurrió construir para así rematar y dar muerte al Centro Histórico.

Qué bueno que el Alcalde Miguel Ángel Riquelme Solís tomó el toro por los cuernos para remodelar (yo diría para hacer una nueva avenida Morelos) mediante un complejo y difícil proyecto urbano arquitectónico y el ambicioso plan avanza. Contempla un solo carril para vehículos en el lado norte de la avenida y en el sur desarrolla magníficas banquetas con estampados gráficos, un área peatonal iluminada, con fuentes espaciadas y módulos de protección. Además, a las palmeras se les adecuarán macetones de aluminio para su debida protección.

Sin duda la nueva avenida Morelos será un icono y obligada referencia cuando se hable de Torreón y de la administración municipal de Miguel Ángel Riquelme Solís. Esta obra ayudará grandemente a la regeneración urbana del primer cuadro, al hermosamiento de la imagen de nuestra ciudad y la prosperidad de los negocios existentes y de los que se instalen.

POSTRE.- Una vez terminada la obra sería muy justo y necesario que los propietarios o inquilinos sobre el “Paseo de la Morelos procedan a reparar, pintar fachadas y quitar los anuncios baratos” que no están ya a la altura de la magna obra.

DIGESTIVO.- Bien por el Alcalde Riquelme Solís.


 

 
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