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el periodico de saltillo
Febrero 2016
Edición No. 324


Un joven perdido

Grecia Selene Hernández Bañuelos.

Caminando por ese baldío donde solo existían hojas secas de árboles nada cerca de ese lugar, me pregunté… ¿desde dónde vienen? ¿Acabó ya su vida aquí? Y me dije… será el caso de mi vida, en donde me veo abandonado en un lugar solitario, después de recorrer tanto tiempo a través del viento.

Una melodía en mi mente me recordaba mi infancia, que pronto pasó… en qué momento dejé de reír a carcajadas, la juventud también ha quedado atrás ya no soy aquel muchacho del cual todos esperaban maravillas. Y estoy aquí, derrotado, me deje llevar por la locura de los vicios, ¿y la familia? Acabé con su paciencia… los extraño demasiado, a mi madre por aquellas veces que discutimos y la ignoré porque yo así era feliz.

¡QUE! ¿Yo era feliz? Soy un hombre el cual olvidó la felicidad y solo me enfrasqué en vivir de tal manera de que mis problemas quedaran atrás.

No solo mis problemas quedaron atrás, mi vida quedó muy lejos de mi alcance. Ya no se regresar a casa, estoy perdido en un mundo donde en pequeños lapsos de conciencia recuerdo lo que era, después me vuelvo a perder en mi ignorancia.

Estoy aquí en un piso, lleno de orines, sé que no me he bañado, perdí la cuenta de la última vez que lo hice, no me preocupa el olor, mi apariencia hace que la gente se aleje sin ni siquiera hablarme.

Los observo y sé que me observan, sin embargo jamás se atreverán hablarme, si yo en algún momento me acercara a hablarles sé que se alejarían por miedo a que los ataque aunque yo sé que jamás lo haría.

De pronto ya no soy aquel joven adulto de veintitantos, soy un adulto de más de 35 años, el cual pasa frío, hambre, soledad, el cual no recuerda ni donde amaneció esta mañana, pasa de las 10 de la noche, no he probado bocado. En la basura encontré un pedazo de pan duro y sopas con un olor peor que si estuviera comiendo una rata muerta, pero mi hambre es más grande que aquellos olores que entraban por mi nariz. Dormí en un pedazo de cartón alejado de la ciudad, si un policía me miraba me arrestaría, aunque preferiría mil veces dormir en una celda que bajo el cielo congelado.

Hay sombras que me atacan, que me dicen qué haga, es malo, no quiero escucharlo, y es que aquello que me hacía viajar en un mundo donde solo era yo y mis fantasías, se ha convertido en un lugar obscuro y de horror pero no puedo evitarlo, mi cuerpo lo exige como el oxígeno, mi mente lo desea y ya no sé qué hacer, en ocasiones ya no tengo con qué pagar mi vicio, comienzo a robar.

Llega un día donde aquel loco de la pequeña ciudad amanece muerto, aquel a quien nadie reclamó el cuerpo, a quien nadie fue a velar y aquel que terminó en una fosa común.

¡Y DESPERTÉ DE AQUELLA PESADILLA!

Abrí mis ojos descubriendo que estaba aún en mi cuarto… me vi al espejo y vi a un joven con una vida por delate, increíblemente mi sueño me hizo reflexionar en lo que no quiero que suceda en mi vida. Aunque sé que existen muchas personas que no han tenido la misma suerte que yo y siguen en ese camino donde creen que son felices pero no es así y varios de ellos han muerto en el intento de sobrevivir en una vida así.

 
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