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el periodico de saltillo
Febrero 2016
Edición No. 324


Según Humberto Moreira, las acusaciones en su contra mancharon su honor

Ya libre, Humberto Moreira se ha convertido en un peligro para aquellos que dudaron de él y lo
criticaron, ya que -dice él- “Mancharon mi honor y el de mi familia y me hicieron un daño
irreversible”. Hay que esperar un mar de denuncias porque por todo el país, miles de voces se
alegraron por su detención porque lo consideran un pillo merecedor de ese castigo y más.

 

Augusto Hugo Peña Delgadillo.


¡Qué barbaridad! Como hemos sido malvados todos los que hemos dudado de la integridad y probidad de Humberto Moreira, y los que le hemos criticado por haber endeudado -con 33 mil millones de pesos- a Coahuila y desviado parte de ese endeudamiento -cosa de entre 13 y 14 mil millones de pesos- hacia el PRI y hacia sus bolsillos. Le hemos hecho un daño irreversible y manchamos su honor. Ahora preguntémonos, ¿de qué honor nos estará hablando Humberto Moreira?, del de él, del de su familia, del de su partido el intachable PRI?, y, ¿qué tan irreversible es el daño que le hemos hecho?... ¿Podrá algún día ver a la cara a sus hijos, a sus esposas, a sus hermanos y a todos aquellos cómplices que colaboraron con él en la ardua tarea de gobernar Coahuila sin que rubor alguno invada sus mejillas?

¡No manches! Ahora resulta que vamos a tener que pedir perdón a este truhán por haber dudado de su integridad moral y por haberle criticado. Porque lo ha dicho y muy bien pronunciado: “Estoy considerando proceder en contra de quienes mancharon mi imagen y la de mi familia”. Esto lo dijo ante la prensa al llegar el pasado miércoles 3 de febrero al aeropuerto de la Ciudad de México procedente de Madrid en el vuelo AM002 de Aeroméxico. “¡Ah! pero antes de eso, primero me voy a echar unos tacos de barbacoa”.

Y mientras este circo mediático sucedía allá en el aeropuerto de la capital, acá en Coahuila la deuda que dejó este infausto personaje, en 33 mil millones de pesos, crece hasta llegar a los 40 mil millones, y eso que Rubén Moreira, hermano de aquel al que le mancharon su honor y le hicieron un daño irreparable, cada año le rasura al erario del estado cosa de 3 mil millones, sólo para los pagos de intereses y comisiones a los bancos.

Este personaje central es Humberto Moreira y él ha llevado el cinismo hasta el paroxismo, vale la pena reflexionar un poco en su detención y considerar si es que a él lo detuvieron o él se entregó deliberadamente para retornar a México tal y como lo dijo el 3 de febrero en el aeropuerto de la ciudad de México ante la prensa que lo esperaba. “Soy libre de cargos en España y México, y en EEUU no existe ningún cargo contra mí”.

No cabe duda que el PRI convocó a la prensa allí para hacer el gran circo ante la llegada de uno de los pillos más connotados del ámbito político en México. Sí, del ámbito político, en donde el cinismo y la desvergüenza han hecho su agosto, asentándose como algo inamovible y característico del medio político en México.

Una realidad irrefutable es que el PRI mandó a Moreira a España pero antes arregló que fuese detenido para crear un escándalo mediático pero en el entendido que días después, al no haber cargos extras contra Moreira ni pruebas aportadas por México en ese sentido contra este pillo, a la autoridad española no le quedaba otra más que dejarlo libre. Esto así fue y punto.

De este tamaño es la procacidad de los Moreira, de los priistas y de los medios de comunicación que por unos cuantos pesos los cubren y les encubren sus fraudes y peculados ante la ciudadanía, la que ya no tiene nadie que vea por ella.

Antes los medios de comunicación hablaban con oportunidad y veracidad en sus notas informativas, hoy sólo hablan de lo que se les paga por decir, se han convertido -una mayoría de los medios periódicos, revistas políticas, radio y TV- en cómplices de políticos y funcionarios públicos, haciendo de nuestra cotidianeidad mediática leíble, audible y visible, una jerigonza en la que es más fácil entenderle a un pato, a un perro o a un gato, que a un periódico, a la radio o a la televisión.

La liberación de Humberto Moreira no debe de mortificarnos ya que hay que considerar que él es sólo uno entre muchos miles de malandrines que operan desde el ámbito gubernamental en contra de los intereses del pueblo. De lo que sí hay que ocuparse más que preocuparse es en unificar nuestros anhelos y necesidades -entre los mexicanos- cada día más, con el fin de sacudirnos -de preferencia pacíficamente- a esta caterva de malandrines que nos gobiernan. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?

ah.pd@hotmail.com


 

 
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