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el periodico de saltillo
Enero 2016
Edición No. 323


Fábrica de Santos

Samuel Cepeda Tovar.

Triste y patética se vuelve a ver la Iglesia Católica con su más reciente intención de santificar a la Madre Teresa de Calcuta, y es que desde hace tiempo que dicha institución religiosa ha echado andar la eficiente maquinaria de fabricación de santos ante una evidente fuga de adeptos que tienen a las autoridades religiosas preocupadas. Ciertamente, la Madre Teresa fue una religiosa que se distinguió precisamente por su lucha contra la pobreza y en favor de los más desprotegidos, una labor mucho más social que religiosa, algo muy similar a un Miguel Hidalgo luchando por causas sociales y no tanto religiosas. Sin embargo, la popularidad de dicho personaje resulta atractiva a los ojos de la Iglesia. Poco importa que haya que adjudicarle dos milagros para que el proceso de santificación sea todo un éxito, pues para eso la Iglesia se pinta sola.

Y es que la iglesia se encuentra desde hace tiempo en un dilema que la ha desprestigiado terriblemente, basta con tan solo citar los 4 mil casos de denuncia registrados con los que cuenta la institución en casos de pederastia en tan solo diez años, o en cifras todavía más ignominiosas, según lo mencionado por el representante de la Santa Sede ante la ONU, Silvano Tomasi, en su declaración en 2010 ante el Consejo de Derechos Humanos de dicho organismo internacional, entre el 1,5 y el 5% del clero católico estaba involucrado en casos de abusos sexuales a menores, o en otras palabras, entre 6 mil y 20 mil curas habrían cometido delitos de pederastia.

Desde luego que su abierta oposición al aborto, la eutanasia y los matrimonios y adopción gay les ha restado apoyo de estos grupos que también exigen derechos y que no comulgan con los designios anacrónicos de la Iglesia. Por ello la fábrica de santos ha desplegado todo su poder: en su momento, Juan Pablo II nombró a más de 480 santos, es decir, más de cuatro veces de los canonizados por todos los papas juntos en el siglo XX. Por su parte, Benedicto en su papado canonizó a 44 santos y el actual, Francisco, lleva más de 10 canonizaciones efectuadas.

Además, los datos de la desbandada son irrefutables, pues según datos de Parametría, en la encuesta realizada en América Latina en 2014: En 1995, el 80 % de los entrevistados dijeron que su religión era la católica, el año pasado el porcentaje que así se definió llegó a 67 %. Es decir, en 18 años, el porcentaje de las personas que se identificaban como católicos disminuyó 13 puntos. Para el caso de México, de manera particular, el número de no católicos ha aumentado de 12 a más de 20% en menos de una década. Caso contrario, en lo que respecta a los evangélicos, de 2000 a 2010, último censo del INEGI, se sumaron a sus filas más de 3 millones de personas.

Por ello no sorprende que la iglesia se encuentre actualizando su staff de santos de manera constante, evidenciando su desesperación por contener la diáspora que sufre de feligreses. Lo que si causa lástima, es que recurra a tratar de santificar a personas que más que religiosas, fueron luchadoras sociales y que generaron simpatías en vida que ya en su muerte parecen ser redituables para una institución patética que prefiere lucrar y usar imágenes creadas que castigar a pederastas y volverse más tolerante con aquellos que no necesariamente dejan de creer por no comulgar con viejos y anacrónicos preceptos medievales.

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