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el periodico de saltillo
Octubre 2015
Edición No. 320


Aun hay varios recuerdos por narrar...

Dr. Francisco Herrera. (Desde Suecia).

Hola Salomón! (Atiyhe Estrada):

Como seguro imaginas, hay por supuesto varias anécdotas por narrar de aquella edad de oro inigualable. Cuando por ejemplo, en Cuba había una escacez de ingenieros y cuadros técnicos debido a que en su mayor parte, todos los profesionales de la industria y de las ramas económicas, habían emigrado a los Estados Unidos. Entonces la Revolución Cubana tuvo que improvisar para salir adelante y triunfar también en el frente de la lucha administrativa productiva.

La maquinaria en varias fábricas se había dañado. El Gobierno Revolucionario no contaba con repuestos ni con el parque técnico necesario para arrancar y continuar con la producción. La maquinaria rusa que se enviaba a La Habana no estaba adaptada a las condiciones del clima tropical, Cuba tampoco tenía personal capacitado para partir e iniciar la fabricación de los productos que precisaba de manera urgente la población cubana, etc, etc.

En aquel año de 1965 tuvimos el honor de celebrar un primero de mayo, desfilando y demostrando frente al podio de la mismísima Plaza Roja; ahí donde estuvieron presentes los grandes líderes nacionales e internacionales, justo al lado de la pareja de los dirigentes rusos Brezhnev y Kosygin, también se encontraba el Comandante Che Guevara saludando y aplaudiendo a la delegación de estudiantes cubanos en Moscú. En ese instante estaba situado al frente de dicha delegación, y junto con otro compañero cubano, uno en cada hombro cargábamos de pie a una amiga cubana, también estudiante, portando la bandera cubana, saludando y coreando un estribillo improvisado:

“Hasta la Plaza a pie!...
No quiero metro me voy a pie!...
No quiero carro me voy a pie!...
Me voy a pie a ver al Che
A ver al Che en un sólo pie!”...
Y repetíamos sin descanso al son de una comparsa:
“Hasta la Plaza a pie!...

Después del desfile, a pesar de la agenda apretadiza que llevaba, el Che nos dignó una charla de hora y media para remarcar en la aula magna de nuestra universidad, que la tarea revolucionaria más importante que teníamos era la de prepararnos de la mejor forma posible para poder integrarnos al carro de la revolución como cuadros especiales de gestión socio-productiva y así servir de ejemplo a las futuras generaciones de cualquier sociedad donde estuviésemos inmersos.

Imborrable momento que llevo grabado cuando al término de su charla, tuve la oportunidad de acercarme al Comandante Guevara para estrechar su heroica e histórica mano y observar de cerca su mirada profunda, con expresión seria y juvenil al mismo tiempo, que provocó en mi persona un recuerdo permanente de combatividad con un estímulo impactante lleno de energía positiva, con la intención de luchar siempre por la justicia y la paz ...

Desde entonces es lo que humildemente he intentado hacer en el transcurso de mi escabrosa y abrupta vida...
saludos fraternales: Francisco Herrera.


 
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