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el periodico de saltillo
Mayo 2015
Edición No. 315



Trampas

Fidencio Treviño Maldonado.

Tal vez las trampas más conocidas sean las que se usan para los animales, que las hay desde patentadas hasta del ingenio propio del trampero. Trampas para ratones, aunque pasadas de moda son las más usadas, las hay para coyotes, para peces (redes) entre otras. En este mundo tecnológico de avanzada viveza y con marcada modernización mercantil, las trampas están a la oferta y son muy demandadas, para tapar canas, sellar, quitar o de plano desaparecer arrugas, depilar, tener en veinte días un cuerpo de adonis, incluyendo abdomen con lavadero incluido, curar la diabetes, artritis y hasta el cáncer, devolver la vista a los ciegos, hacer crecer los senos y las sentaderas, utensilios de cocina que casi hacen la comida solos, entre otros muchos productos repletos de espejismos, catálogos llenos y listos para todo tipo de necesidades y complacer los más luminosos o negros egos del ser humano.

Siendo trampas, ninguna es buena, todas como su nombre lo indica van encaminadas a fregar, joder retener o cautivar al que caiga, hasta en los amores existen trampas que los poetas saben hilvanar muy bien en sus prosas y canciones, inclusive hay trampas en el amor que no sólo matan sino que retienen y, los hay en otros casos en que los enamorados entrampados saben escapar de esas emboscadas, raspados quizás, con el honor por los suelos, pero zafados y muchas veces mutilados en su amor propio, pero muy orgullosos por su osadía.

Otros perversos tramperos son los que se aprovechan de los millones de pobres al jugar con su destino, dándoles de comer y de beber en sus manos, con préstamos impagables, comprometiendo sus paupérrimos patrimonios, inclusive en este grupo de tramperos es común que las mismas autoridades estén coludidas para que el pobre y miserable e infortunado deudor no salga jamás de la jaula.

Hay de distracción para envolver al pueblo, en donde los medios juegan el principal detonador del resorte o fuelle de la trampa, propaganda mediática, capaz de hacer hablar a los retratos y sacarle sangre a las piedras, en los deportes, en espectáculos y noticias cursis que tienen un solo fin, el oficio de tener cautivo al pueblo. Otra muy de moda, constante permanente y sempiterna como en este país lo es la demagogia llena de estupideces tan ajena y alejada de la realidad que nos ofrecen día a día nuestra clase política, trampas dirigidas a los ignorantes, con la retórica añosa que nos proponen las continuas contamañas de campaña, toda una inquisición y cruzada de engaños por llegar al poder, la trampa se llama olvido, indolencia, soslayar y corrupción que parece ser la más efectiva, la que impera y da fuerza a los tartufos y onagros para labrar imperios de fortuna y poder en el país, una trampa repleta de sofismas y de la que nadie escapa.

Los engaños de los tramperos están en los quicios de nuestras moradas, esperando en manada para lanzar sus lazos al cuello, porque si algo tienen en común nuestros políticos tramperos es no andarse por las manos o pies, ellos se van a la yugular de la presa, sin miramientos, no quieren una parte, la quieren toda, son insaciables y no saben repartir y, tal vez para el pueblo, la nación y misma la república, nuestra Casta Divina representada por la clase política ha sido la peor trampa que hemos tenido y, lo peor, la estamos soportado estoicamente, desde hace muchos, pero muchos años. ¿O quizá en esa ficticia alegría del mexicano se ha acostumbrado a vivir siempre cautivo en esa red y trampa que nuestros gobernantes saben tejer y esconder muy bien?

kinotre@hotmail.com


 
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