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el periodico de saltillo
Mayo 2015
Edición No. 315



Día internacional del libro

Salomón Atiyhe Estrada.

El pasado jueves 23 de abril, se conmemoró el Día Internacional del Libro. El mismo día y mes en que murió el insigne escritor español, Miguel de Cervantes Saavedra, el año de 1616, autor del inmortal libro El ingenioso hidalgo don quijote de la Mancha, uno de los libros traducido a más lenguas y leído por millones de lectores.

En los libros se conserva la memoria de la humanidad, lo más sagrado del pensamiento, de la revolución de las ideas, el avance del conocimiento, pero, desgraciadamente por lo mismo, la violencia siempre perpetúa sus ataques contra la cultura por la imposición de ideas contra la libertad del pensamiento escrito. La historia nos advierte del fanatismo perverso, a través de los siglos, de los ataques a las bibliotecas, de la quema de libros en manos de los dictadores que utilizan la ignorancia para alienar a pueblos enteros. En 2003, en la ciudad de Bagdad durante la segunda guerra del Golfo Pérsico, terminaron en la hoguera más de un millón de libros resguardo de la Biblioteca Nacional; y la misma suerte corrió varias bibliotecas de Iraq. El 10 de mayo de 1933 en Bebelplatz, Berlín, el gobierno nazi realizó una quema de libros depositarios de la memoria y la cultura de los pueblos; así actúan los que por medio de la violencia quieren imponer su forma de pensar a otras culturas; en México también se vivió días aciagos, el mes de julio de 1562, en Yucatán, la inquisición en manos del fraile franciscano, Diego de Landa, ordenó la destrucción de altares, ídolos, estelas y la quema de todos los códices que sumaban varias decenas de los cuales sólo se conservan tres: el Códice de Madrid, el de Paris y el de Dresde. Así actuaron contra todas las formas de cultura de América prehispánica.

La historia registra verdaderos asesinatos de libros en varios países de la antigüedad; En China, el emperador Shi Huandi, en el Siglo III a. C. mandó destruir los textos budistas hasta no quedar ninguno en sus dominios. Recuérdese la destrucción de las bibliotecas de Pérgamo y de Alejandría con la quema de miles de obras escritas por los sabios y pensadores de esa época. El imperio romano procuró conservar libros que le llegaban de todos sus dominios, pero fuera de Roma, la biblioteca de Constantinopla, fundada en el 330 d. C. fue quemada en la cuarta Cruzada. Posteriormente, la historia se repite el año de 651 durante la conquista musulmana de Persia, la Casa de la Sabiduría, en la Academia de Gundishapur en Bagdad fue destruida por las hordas de fanáticos.

Penetrar en el mundo de las bibliotecas (el sitio donde se guardan libros, “una colección de libros debidamente organizada para su uso”) a través de todo el mundo es recorrer la historia del pensamiento de filósofos, poetas, inventores, creadores del ingenio, dramaturgos de la tragedia y la comedia, constructores, navegantes…La Biblioteca de Alejandría abierta al público en el año 313 a.C. fue la depositaria de todo el conocimiento disponible del mundo civilizado, guardando en promedio un millón de documentos, servían además de centro de investigación, estudio y enseñanza para los filósofos, matemáticos y todos los hombres de ciencia para desarrollar sus teorías, becados por los Ptolomeos; hablamos de Euclides, de Arquímedes…La Biblioteca de Celsus en Éfeso guardaba colecciones de literatura que consultaban estudiosos y viajeros.

En la biblioteca de Pérgamo estuvieron los manuscritos de Aristóteles por más de un siglo, fueron llevados a Roma y el escritor Cicerón se encargó de editar y darlos a conocer.

Los libros son los verdaderos héroes del pensamiento, de la historia de la civilización y las bibliotecas son casas de sabiduría; nunca podrán ser remplazos por el Internet; por lo mismo existen muchas ferias de libros que son puntos de encuentro entre lectores, autores, editores, ilustradores, diseñadores y casas de editoriales; existen múltiples premios a escritores de literatura, el Premio Nobel que cada año se otorga a un destacado escritor. En México tenemos la FIL, Feria Internacional del Libro en Guadalajara desde 1987, 34 mil metros cuadrados de área de exposición de cerca de dos mil casas editoriales de 40 países, se realizan 470 presentaciones de libros, se dan cita más de 600 mil personas que a lo largo de 9 días primeros de diciembre disfrutan de uno de los festivales culturales más importantes de América Latina. En el 2014, Argentina fue el país invitado de honor para dar a conocer a sus escritores.

Las 18 bibliotecas de nuestra ciudad de Torreón, que tienen su centro de control en la García de Letona de la Alameda Zaragoza, son nuestro acervo cultural, ahí se presentan libros de escritores laguneros y de otras partes, se realizan círculos de lectores y actividades que promueven la lectura. Pero, son los padres de familia los primeros formadores por el gusto a leer. En este día internacional del libro, yo los invito a que lean a un autor lagunero, en reconocimiento a su esfuerzo, y lo comenten y cimienten entre sus amigos o familia. Culmino esta entrega con una:

ARENGA POR LA LECTURA

Jóvenes estudiantes, yo los convoco a unificar nuestras fuerzas, para solicitar respetuosamente a las autoridades educativas, se instalen permanentemente talleres de oratoria y de lectura literaria, para no ser unos minusválidos del lenguaje y unos tartamudos del pensamiento.

De cada cien personas mayores de ocho años, siete son aun analfabetas. Solo 33 millones de mexicanos son capaces de leer. 12 millones de mexicanos son compradores de diarios, revistas, fotonovelas, historietas. No es malo leer literatura chatarra, lo malo es no tener la costumbre de leer libros literarios. Quien no lee libros en realidad nunca ha aprendido a leer en serio o lo ha olvidado por falta de práctica. El mejoramiento de la lectura aumenta la capacidad de aprendizaje y favorece el desarrollo del lenguaje y de la personalidad, la creatividad y la imaginación, el intelecto y las emociones; nos defiende de la tendencia uniformadora de los medios de comunicación. La lectura es un ejercicio de muchas facultades, de la concentración, el análisis y la deducción, la capacidad de abstraer. Quien no lee deja de ejercitarlas y se pierde de muchos buenos momentos.

Estimados lectores, si consiguiéramos aumentar considerablemente el número de lectores en México, produciríamos la más importante revolución cultural, educativa y social de nuestra historia.

El objeto de la lectura es madurar la inteligencia y fecundar el entendimiento. Por la lectura nacemos a la vida intelectual, los sabios leen para instruirse, los literatos para saborear el talento. Hay que leer a los escritores que nos pueden enseñar a escribir. Requerimos de un poderoso bisturí mental para meternos en los tejidos más íntimos del lenguaje. El gusto se perfecciona por los mismos medios que la sabiduría, es en cierto modo el microscopio del juicio.

En medio del ajetreo epiléptico de cada día, del alud de noticias que nos zarandean y arrollan, vale la pena detenerse en libros intemporales, permanentes y sólidos para alentar la curiosidad, despertar la comprobación, el canje de ideas, la riqueza léxica y promocionar el progreso idiomático. Nos interesa a todos matizar nuestro lenguaje y ser correctos en el arte de hablar, de escribir, de investigar y de interpretar.

Lectores y futuros lectores, vale la pena leer, hasta como una aventura curiosa.

Yo los exhorto a buscar en los libros el modo de viajar por todo el mundo, sin pagar un boleto de avión. Vivir las aventuras, conocer las grandes biografías, su intelecto se los agradecerá y su inteligencia espiritual crecerá.

 
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