La nueva ley anticorrupción deja en la impunidad a Peña Nieto

Augusto Hugo Peña Delgadillo.

¿Por qué razón se aprobó una ley contra la corrupción en la que se deja al Presidente Peña Nieto exento de investigaciones y sanciones? Preguntémonos, ¿acaso el Presidente no es mexicano? Claro que lo es, pero este tipo de leyes no son parte de una regulación práctica y lógica, sino de un sistema político podrido en el que se da por descontado que hay beneficiarios de esas leyes y no son precisamente la mayoría de los mexicanos, sino unos cuantos selectísimos personajes.

Peña Nieto es conocido y reconocido como una persona corrupta; en estos momentos se está jugando la magra credibilidad que los mexicanos aún le dispensan. Las causas son infinitas; desde la casa de Las Lomas -La Casa Blanca- de la que dijo, sin ser cierto, que Televisa se la regaló a su esposa, hasta el consabido encubrimiento que él llevó a cabo de las múltiples trapacerías perpetradas por su tío Arturo Montiel cuando él fue gobernador del Estado de México, y pasando por los graves problemas que atraviesa por encubrir al ejército y a la policía federal (PGR) en responsabilidades ciertas, gravísimas e innegables en los casos de Tlatlaya y Ayotzinapa.

Incluso el Presidente quiere ponerse a las trompadas con instituciones tan solventes como el Comité de La ONU para desapariciones forzosas, con Amnistía Internacional, con La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, con el equipo de antropólogos argentinos que vieron el asunto de los 43 desaparecidos, y para colmo con los dolientes, los padres de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa.

Hay voces calificadas que dicen que es como ponerse a pelear contra molinos de viento, siendo que de quijote nada tiene y sí en cambio posee un prestigio muy deteriorado y carece de credibilidad tanto en el ámbito nacional como en el internacional.

En la Cámara de Diputados, en la sesión del 26 de febrero en la que se trató de la ley anticorrupción, la que todos deben acatarla menos el Presidente Peña Nieto, cosa injusta, estúpida e inaceptable; también se propuso que se modificara el artículo 108 Constitucional para que el Presidente no sólo sea juzgado por Traición a La Patria, sino también por manejo y uso indebido de recursos y por corrupción.

¿Qué creen ustedes apreciables lectores? El PRI, el PAN y el Partido Verde se opusieron, dejando ver que más que partidos políticos son una mafia constituida por legisladores que deberían ser representantes del pueblo y que lo son de la oligarquía y de las pandillas que se han adueñado de los recursos y las voluntades de México y de los mexicanos.

Ahí mismo en San Lázaro, el 26 de febrero, corrió el rumor que Jesús Murillo Karam, el procurador de justicia que no sirve ni ha servido más que para maldita la cosa, deja el puesto por incompetencia. ¡Claro!... El Presidente le agradecerá y lo colocará en otro puesto en el que tampoco sirva para nada. El historial de Murillo Karam es claro, sirvió sólo para enriquecerse.

Despedir a Murillo Karam de la PGR es lo único que Peña Nieto ha hecho bien en los más de dos años y dos meses que lleva gobernando, ¿por qué es tan remiso en sus decisiones? Además lo manda a dirigir el desarrollo agrario en México, ¿que no está acaso como secretario de agricultura, Enrique Martínez y Martínez?

Pregunto: ¿Qué sabe este señor de cosas agrarias si toda su vida se la ha pasado ejerciendo politiquería barata y enriqueciéndose a costa de los que menos tienen. Siendo gobernador del estado de Hidalgo, su gestión fue desastrosa, la pobreza en ese estado creció, ¡ah!... pero él y sus socios o cómplices se enriquecieron.

Bueno, pero siquiera Peña Nieto ya entendió que Murillo Karam era un inservible, ojalá que empiece a pensar en sacudirse a Emilio Chuayffet Chemor, otro bueno para nada. ¿O, usted qué opina, apreciable lector?

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