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el periodico de saltillo
Marzo 2015
Edición No. 313


Los ciudadanos deben recuperar protagonismo y arrebatar el poder a la partidocracia

Ruin arquitecto es la soberbia; los cimientos pone en lo alto y las tejas en los cimientos.
Francisco de Quevedo (1580-1645).


Jorge Arturo Estrada García.

El estallido fue estridente. La crisis de credibilidad y desconfianza en la clase política, y sus personajes, es enorme. Gobernantes y gobiernos se han paralizado. Están pasmados, y además sin dinero. Falló todo. Demasiado descuido, demasiada soberbia. Las “Vacas Flacas” las padecerá la población. Sus oportunidades y sueños de progreso se cancelan, otra vez.

Llevamos años señalando este desencanto que se traduce en apatía ciudadana. El presidente Enrique Peña Nieto reconoce el problema públicamente. Los demás seguramente lo harán. Y deberían hacerlo, por su propio bien. Entre más rápido mejor.

Los escenarios políticos sufren las sacudidas. La caja está revuelta. La partida cambió. Se puede intentar cambiar de tablero. Los más diestros saldrán más favorecidos los que comprendan mejor sus posiciones, absolutas y relativas. Podrían hacerlo mejor.

El gigante dormido, los ciudadanos, alzó una mano y cimbró a la partidocracia en el poder. Pero, ni siquiera ha despertado. Lleva varios lustros adormilado, casi en coma. Los coahuilenses y los mexicanos hemos permanecido indiferentes y dejado a clase política despacharse con la cuchara grande. La indolencia y la pasividad de los ciudadanos también son enormes.

La soberbia y la apatía resultaron una mezcla tóxica para el país; y para las oportunidades de prosperidad. Los políticos fallaron y nosotros fallamos. Ya son de sobra conocidos sus defectos y limitaciones. Podrán cambiar. ¿Podremos cambiar, autoridades y ciudadanos?

Es urgente que ejerzamos nuestra ciudadanía. Ésta no se limita al acto de votar. Hay que exigir y vigilar. Para los políticos ya no debe bastar ganar elecciones, hacer negocios y rodearse de socios, amigos parientes inútiles.

Ya vamos muy rezagados. Ni presidentes, gobernadores ni alcaldes pueden con el paquete. Se requiere ponerlos a trabajar y a rodearse con los más aptos. Con los mejores.

No somos productivos. No somos competiti- vos, los empleos son malos, baja calidad y mal pagados. La educación es pésima. Buscamos en el petróleo la tabla de salvación. Presumimos empleos de fantasía, con cifras y datos maquillados. La inseguridad nos agobia.

Hay que buscar soluciones. Hay que recuperar confianza. Pero hay que hacerlo con hechos. Las burbujas que rodean a nuestros gobernantes son rotas con piedras y gritos. La de Peña ya reventó y es un ejemplo. Se vendrá una cascada.

El gigante no ha despertado. Sólo dio un manazo, irritado pero semiinconsciente.

El presidente está débil. Los ciudadanos están hartos. La aprobación de Peña está por los suelos. Se desplomó, ronda los 20 y 30 puntos porcentuales.

Estamos sumidos en rezagos, apostando al petróleo y a la mano de obra barata. Exactamente igual que en el siglo pasado. Como en la década de los 80’s.

Pero los datos son contundentes: México es el peor de la OCDE en educación y Coahuila ni destaca en el país. Según los resultados de la Prueba PISA 2012, al país le tomará más de 25 años alcanzar el promedio de los países de la OCDE en matemáticas y más de 65 años en lectura.

El rezago entre los estudiantes mexicanos y los de países miembros de la OCDE es de dos años de escolaridad, México es el país con el peor desempeño en matemáticas, lectura y ciencias. Estas pruebas son esenciales para decidir los destinos de las inversiones para empleos de alto valor agregado y bien pagados. La lucha por los empleos es global.

La limitada generación de empleos de calidad y la persistencia de los bajos salarios en México, también son problema mayor para la calidad y productividad de la fuerza laboral. México enfrenta un dilema como país de ingreso medio con una fuerza laboral poco calificada. Un creciente número de los jóvenes que ingresan a la fuerza laboral en México no posee las habilidades requeridas por el sector productivo”, señala el estudio más reciente del BID “Construyendo un sistema de aprendizaje a lo largo de la vida en México”. Se requieren cuatro mexicanos para realizar el trabajo de un estadunidense; dos para producir lo de un coreano y cinco para sustituir a un trabajador irlandés.

Coahuila y México perdieron impulso y la marcha es lenta. La apatía e irritación no debe ser mal interpretadas. Hay que aprender a leer las señales en el cielo, aconseja Sun Tzu. Pero hay que leerlas con mucho cuidado. Sin soberbia.

Es un momento de sálvese el que pueda. Los primeros controles de daños deben ser personales. Pero se requiere comprender los escenarios. Hay que desmenuzar los contextos y establecer acciones acertadas. La primera regla es que las circunstancias cambiaron. Y la misma forma de gobernar ya no funcionará. Se demandan resultados no excusas, errores, omisiones, ni corrupción.

La caja está revuelta. El presidente está debilitado y el gobernador Rubén Moreira está fortalecido políticamente. Paradójicamente, al extenderse las situaciones problemáticas las opciones se abren. Se presentan oportunidades de desprenderse de las sombras de pasado. Se supone que en Coahuila, somos expertos en crisis presupuestales. Y que ya hay experiencia para navegar con presupuestos limitados. Aunque ni Chuy Ochoa ni Ismael Ramos lo hicieron muy bien.

Sin embargo, se requiere evolucionar y cuidar el discurso. Replantear las actitudes. Estrechar vínculos, abrirse a nuevas voces y relaciones. Hay que encontrar nuevos aliados. Las deudas políticas del pasado ya están saldadas. Hay que preparar la salida. Ni Humberto Moreira ni Jorge Torres lo hicieron y ya pagan las consecuencias. El cuarto año se pasa volando.

Los rollos de austeridad, ya no pegan en Coahuila. Los encargados de las finanzas estatales perdieron toda credibilidad. Se duda de su capacidad y están desprestigiados. Nadie cree en sus palabras.

Urgen resultados en los temas prioritarios. Las circunstancias mandan, Rubén reiteró seguridad y empleos, como prioridades. No obstante, la educación es la llave de acceso a los buenos empleos. Ya no basta, regalar terrenos, bulevares, impuestos y dinero a los inversores extranjeros. En todos lados lo hacen.

El gobierno estatal ha dado impulsos sin parangón a la educación superior. Sin embargo no hay calidad ni en la básica. Ni los ex rectores Chema Fraustro ni Chuy Ochoa han podido con el paquete. Fallaron. De igual forma, ni Miguel Riquelme, Armando Luna, ni Homero Ramos han logrado consolidar un estado de derecho fuerte, con corporaciones completas y capaces, como se los exige el gobernador. Tampoco han podido armonizar con los sectores y no hay la armonía que se requiere para salir rápidos de las crisis.

Se precisa mantenerse alejados de las teorías de la conspiración y buscar conciliación, nuevas alianzas y elementos de refresco. Las burbujas agravarán las problemáticas. Y la oportunidad se desvanecerá.

La procuraduría y las policías deben ser eficientes. La formación en derechos humanos de Rubén deberá retratarse en cada ámbito del estado. Su decisión de contener a los delincuentes y recuperar la seguridad, deberá traducirse en calles, barrios y ciudades seguras, tanto en lo personal como en lo patrimonial.

Sólo así los hechos se empatarán con los discurso. Y con la información adecuada, las percepciones, al fin irán cambiando.

La opinión pública genera las percepciones. La opinión pública la forman los ciudadanos. Y los ciudadanos sólo se convencen de lo que ven. De lo que palpan en sus entornos. Cuando restauremos el tejido social y podamos volver a nuestros hábitos anteriores, en materia de seguridad; los empleos mejoren y la educación sea de calidad. Las percepciones cambiarán.

Hay crisis de credibilidad y hartazgo social. La clase política tiene salarios altísimos. Ganan más que el 90 por ciento de los mexicanos. Hay que encontrar soluciones. Hay que conquistar confianza.

La clase gobernante ya nos metió en más crisis. A la inseguridad hay que sumar la insolvencia y la falta de desarrollo, crecimiento y oportunidades. A paso de tortuga intentan recomponer lo destruido, durante la guerra contra la inseguridad. Las instituciones quedaron severamente dañadas.

Se requieren liderazgos fuertes. El gobernador debe imponer rumbo. También es necesario que los ciudadanos participen y exijan. Que acoten excesos y que aporten fortalezas.

Si en el resto del país se tardan, en Coahuila no permitamos demoras. No podemos dejar la solución de nuestros problemas a Isidro López, Miguel Riquelme, Ricardo Aguirre, Jericó Abramo, Jorge Zermeño, etc. No podemos dejar a los políticos solos. Ya sabemos que son tareas que rebasan sus capacidades.

En política siempre hay otra oportunidad. La obligación, ahora, es ganar confianza. Es buen momento para intentarlo.

Los ciudadanos deben recuperar protagonis- mo y arrebatar el poder a la partidocracia. requeri- mos construir una democracia. Con ciudadanos vigilantes y mandantes. Y con autoridades que acaten las órdenes. La soberbia construye las burbujas. Y tarde o temprano éstas revientan.

jjjeee_04@yahoo.com

 
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