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el periodico de saltillo
Junio 2015
Edición No. 316


 

Educación, Universidad y Cultura, una herencia


José Luis Carrillo Hernández.

El acceso a la educación y la cultura es un derecho constitucional resultado de un proceso histórico de reivindicaciones sociales y libertarias surgidas por la histórica marginación, las injusticias, la explotación, la acumulación de las riquezas y el ejercicio autoritario del poder. Las universidades públicas tiene el mismo origen, y por consiguiente la obligación que la nación ha delegado en ellas a través de este proceso histórico, el de fomentar y preservar la cultura, haciendo suyos los principios de las ciencias y del arte para favorecer la formación integral del hombre.

La Universidad Autónoma de Coahuila se debate en un problema existencial y axiológico, ¿ser o no ser? su origen: un colegio público nacido y resultado de la promulgación de la primera ley de educación en el estado en 1867. Fruto de esas luchas liberales y reformistas es el Ateneo Fuente, era la respuesta urgente de su momento a las necesidades educativas de la entidad que se reponía de una pérdida irremediable del territorio de Texas en 1846 y de una posterior guerra de reforma que se libró contra los conservadores e inmediatamente después la guerra por la intervención francesa (1861).

El país, como la entidad, estaban desangrados económicamente, sin embargo caló más el espíritu progresista y nacionalista. Los pocos hombres de cultura, civiles, militares y clérigos liberales unieron sus esfuerzos para dar pie a los primeros antecedentes educativos en aquel Coahuila en formación y presa de las ambiciones separatistas del cacique Vidaurri que lo sumó a Nuevo León en 1856, con el propósitos de formar La República de la Sierra Madre.

El colegio Josefino es el primer antecedente del Ateneo Fuente y por lo tanto también de la UAdeC. Hombres patriotas y de conducta intachable, leales a su nación y a su tierra, comprometidos y dispuestos a dar la vida en defensa de la nación, tal es el caso del General Andrés S. Viesca, Victoriano Cepeda, Francisco Arteaga, maestros y combatientes, héroes nacionales y fundadores del Ateneo Fuente, llamado así en honor de ilustre Juan Antonio de la Fuente quien fallece ese mismo año tras el triunfo de las fuerzas de la república contra el imperio y a unos meses de iniciar las inscripciones el nuevo Colegio en 1867.

En el Ateneo Fuente, se inauguró el primer bachiller liberal del país, pero también, alumbró estudios de derecho, de farmacia, de teneduría de libros;contó con una escuela de comercio y cursos para trabajadores y obreros; se funda la primera academia de pintura y el primer proyecto de escuela de maestros, luego vendrán la formación en su seno de una serie de escuelas e institutos que harán del Ateneo origen y matriz de nuestra universidad; para lograrlo tuvieron que estar presentes, además de los ya mencionados hombres de la calidad de los licenciados Antonio Valdez Carrillo y Antonio García Carrillo, el Dr. Ramón Fernández, y los licenciados Miguel Gómez Cárdenas y Francisco de Paula Ramos, entre otros tantos que se sumaron con el tiempo para engrandecer al Ateneo Fuente y por ende a la universidad.

Al formarse la Universidad en 1957 absorbe también la rica herencia de estos padres del ateneo y por ende de la cultura y de la educación en Coahuila, sin embargo, de ese tiempo a la fecha casi todos sus actores han estado bajo la sospecha de la corrupción y hasta de enriquecimiento ilícito, la falta de formación universitaria, el haber estado ajeno a la misma y a su historia, así como las malas y equivocadas intervenciones de los gobernantes, han fomentado estas prácticas que solapan actos indebidos que afectan seriamente la sana aplicación de los recursos económicos.

Fomentar y preservar la cultura, a través de la docencia, la investigación y su divulgación son las tareas sustantivas de la universidad. La identidad cultural es un tema o subtema que tiene profundas raíces y que van ligados a los elementos biológicos y culturales que antropológicamente nos son comunes a todos.

Sin embargo se atiende más a una educación vinculada a los medios de producción y a la generación de mano de obra calificada para satisfacer la demanda de las grande trasnacionales que hacen del ser humano una simple eslabón de producción y consumo de la cadena productiva de la globalización del neocolonialismo económico, dejando atrás la Historia y ese humanismo tan cantado, gastado y usado en los discursos justificantes que ahora con las competencias pretenden dejar atrás.

Si se pierde la historia, se pierde el rumbo, la universidad crea una escuela de Historia pero elimina la cátedra de historia de sus bachilleres, se cerró la escuela de filosofía, los espacios y foros de divulgación de las ideas son casi nulos, los universitarios desconocen su pasado y la universidad no cumple a cabalidad los propósitos heredados y por los que fue creada.

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