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el periodico de saltillo
Julio 2015
Edición No. 317


Torreón, S.A.

 

Manuel Padilla Muñoz.

La ciudad de Torreón ha sido saqueada, devastada, por grupos pandilleriles (del PRI y del PAN) que la han sumido en un retraso de más de 20 años en infraestructura urbana y de servicios. Esos grupos, que se han apoderado de los principales partidos políticos para aferrarse al poder y lograr impunidad para sus delitos, se han enriquecido ilegalmente con el dinero de los laguneros, viven una vida ostentosa, han pasado, como afirmamos en una entrega anterior, de la cordura al cinismo.

Es cierto que el enriquecimiento ilícito de gobernantes ha sido la política tradicional priista; la diferencia es que, hasta hace unas décadas, los funcionarios públicos tenían cordura y al término de su función, dejaban pasar un tiempo perentorio y luego exhibían su riqueza mal habida. Hoy es todo lo contrario, apenas llegan al poder, saquean el dinero público, lo exhiben y hasta lo proclaman en las redes sociales, sabedores de que sus compinches les bridarán todo tipo de impunidad para seguir delinquiendo. En Coahuila, hace tiempo que la ley no existe.

La sucesión gubernamental en Coahuila ya está “cocinada”. Desde los más cercanos círculos del poder presidencial se estima que el candidato será el ex alcalde de San Pedro, Coahuila, Javier Guerrero, promovido por el ex gobernador Enrique Martínez y Martínez, de quien fue tesorero del estado en su respectiva gestión administrativa y principal promotor de la candidatura el sampetrino.

Mientras que muchos pensaban que el actual secretario de Agricultura hacía esfuerzos porque el candidato fuera su hijo, Enrique Martínez Morales, la verdad es que este en los próximos días, será designado delegado de Pronasol, para manejar los programas sociales y con ello brindarle relaciones con diversos sectores sociales. Si en esos momentos Javier Guerrero es el candidato y gana la gubernatura, el junior será secretario general de gobierno y a mitad del sexenio se desprenderá para buscar la alcaldía de Saltillo y de ahí saltará a buscar la gubernatura. Al menos son los planes de Enrique Martínez y su grupo para acabar con el moreirismo.

Es bien sabido que el gobernador Rubén Moreira no es bien visto por la figura presidencial y el círculo más cercano de sus colaboradores. Hace unos días, cuando Rubén Moreira y su alfil, a quien trata de promover como su sucesor, el alcalde de Torreón, Miguel Ángel Riquelme, se enteraron de los planes que se desarrollan en la ciudad de México, fue más que notorio el nerviosismos del gobernador mientras que el alcalde lagunero estalló en cólera.

¿Cómo han ocurrido los hechos políticos que nos llevan a este panorama actual? Quizás la explicación se dio en el ocaso del gobierno enriquista, cuando se trató la sucesión. En realidad, en ese entonces el posible candidato ideal era Alejandro “La Coneja” Gutiérrez. Previamente, el entonces poderoso secretario de gobierno, Raúl Guerrero, había manifestado a su jefe que él no pretendía, en esos momentos, la gubernatura sino ser diputado federal o senador y, posteriormente, la gubernatura del estado. Sin embargo, llegaron las instrucciones fulminantes del centro: La entonces poderosa líder magisterial Elba Esther Gordillo, ahora en desgracia política, logró imponer a Humberto Moreira Valdés. Ello fue la causa del rompimiento. Humberto Moreira Valdés realizó una costosísima campaña mediática y abrió las puertas al crimen organizado en Coahuila cuyos costos en lo económico (la megadeuda) y en vidas hemos pagado los coahuilenses.

Al ser designado Secretario de Agricultura Enrique Martínez, fortalece su fuerza política con el presidente Peña Nieto y empieza a recompactar a su equipo con la finalidad de proyectar a su hijo Enrique Martínez Morales, falto quizás de experiencia en estos momentos pero con futuro para llegar a donde lo hizo su padre, hasta la actualidad. Cabe recordar que Javier Guerrero no solamente cuenta con el apoyo del secretario de Agricultura sino también de la coahuilense Rosario Robles, secretaria de Desarrollo Social y consentida del presidente EPN y de Beatriz Paredes, de quien fue colaborador en el CEN del PRI y de notable influencia política. Además, a Javier Guerrero se la deben.

La fuerza de la sociedad civil

En los últimos días de abril pasado, el entonces director Regional de Cuencas Interna de Conagua, ingeniero Armando García Triana, recibió la visita del oficial mayor de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) en sus oficinas. El visitante le dijo, después de presentarse que, por instrucciones del nuevo director nacional de Conagua, venía a solicitarle su renuncia y la presentación de la misma ese mismo día.

Todavía estaba reciente el recuero de David Corenfeld, director nacional de Conagua, muy amigo de EPN, quien presentó su renuncia al cargo al terminar Semana Santa por haber dispuesto indebidamente del helicóptero de la dependencia para trasladar a su familia, del jardín de su casa al aeropuerto de la ciudad de México; un viaje de 8 minutos que le costó el cargo y ser sometido al proceso por peculado, del que todavía no se salva.

Ante la petición del Oficial Mayor de Conagua, García Triana quedó pasmado al principio. Luego montó en cólera. Le reclamó al visitante que quién era él para solicitarle su renuncia, que si no sabía quién era él (García Triana) y la cantidad de personas que estaban detrás de él. Le dijo incluso que sería más factible que el Oficial Mayor fuera destituido. El visitante le argumentó que hiciera lo que quisiera y que en una hora volvería a comunicarse con él pero que le recomendaba que fuera preparando su renuncia. De inmediato, vía telefónica, García Triana se comunicó con Jaime Camil, sí, el actor de telenovelas, y le explicó lo sucedido para que se lo hiciera saber a EPN y a sus más cercanos colaboradores.

En efecto, la familia Camil se mueve en los más cercanos círculos del poder presidencial y eran los promotores de García Triana. Horas después, Jaime Camil le comunicó a su tío, que no había nada que hacer, que eran instrucciones superiores (presidenciales) de que renunciara al cargo. Le daban, sí, la oportunidad de manejarla como quisiera. El primero de mayo, Armando García Triana renunció.

Armando García Triana prestó el helicóptero de Conagua al alcalde Miguel Ángel Riquelme y a la diputada Verónica Martínez para asistir a la ceremonia del Plan de Guadalupe. Cometieron, los tres, el delito de peculado y por eso ahora están siendo investigados por la PGR.

Lo que hace el poder

Hace décadas, don Miguel Riquelme era un modesto mesero que vivía en una colonia popular de clase media. Hoy, cuando su hijo Miquel Ángel Riquelme Solís es presidente municipal de Torreón, su situación ha cambiado radicalmente. Hoy es un rico potentado. Vive en la calle del Faro 108 en el exclusivo fracciona- miento Villas de la Hacienda. En la cochera de su casa se puede observar un lujoso automóvil Audi color rojo y una costosa motocicleta Harley, sin contar con los lujos en su interior. En la actualidad, don Miguel es el proveedor de despensas para los gobiernos estatal y municipal.

Iván Riquelme, el llamado “hermano incómodo” ostenta un lujoso Jeep Cheroke y, atrás, en un remolque, un súper lujoso automóvil tipo Bugy moderno de alto costo. Iván es el administrador del llamado Bosque Urbano de cuyas cuentas a nadie rinde. Para ambos, su parentesco con el alcalde de Torreón ha cambiado hasta ascender a una de las más altas clases sociales. Nepotismo puro, que es un delito. Imagínese si llegara a ser gobernador como quiere Rubén Moreira.

Por parte de los panistas, Guillermo Anaya, dueño ahora de ese partido en Coahuila, es propietario de un terreno baldío que se localiza frente al centro comercial Cuatro Caminos y la plaza comercial frente Pabellón, por el boulevard Independencia, frente al restaurante La Majada. Claro, los tiene a nombre de prestanombres. ¿Podría Guillermo Anaya justificar éstas, de varias más, propiedades con su sueldo como funcionario público.

Estos son tan solo algunos ejemplos de cómo Torreón se ha convertido en “sociedad anónima” de una clase de políticos pillos que han saqueado el erario público del municipio. Falta todavía el súper negocio de la llamada Plaza (estafa) Mayor y la riqueza ¿inexplicable? del director de Obras Públicas, Gerardo Berlanga Gotes; pero eso será motivo de otra entrega.

manuelpadillaperiodista@hotmail.com

 

 

 
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