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el periodico de saltillo
Enero 2015
Edición No. 311


Qué nos espera a los coahuilenses este 2015 con la nueva Legislatura


“El vulgo obedece más a la necesidad que a la razón”.
Aristóteles


Jesús M. Moreno Mejía

En opinión de un prestigiado columnista, y parodiando lo afirmado por él, se puede afirmar que no hay partido político que esté libre de la sentencia popular “todos son iguales” (de nocivos), y de paso podríamos añadir que tampoco las autoridades son de fiar, así sean de nivel Federal, Estatal o municipal.

Este nuevo año tenemos nueva legislatura en Coahuila (25 nuevos diputados), pero también tendremos elección de diputados federales en los siete distritos federales de la entidad, donde existe un padrón electoral de dos millones de coahuilenses

Sin embargo el número de sufragantes es cada vez menor, pues la gente no confía en los partidos políticos, y eso que Coahuila tiene el mayor número de organizaciones políticas (muchas participando en calidad de “satélites” de los partidos mayoritarios; por cierto, con buenos resultados).

El colega Carlos Robles Nava califica en su colaboración periodística “Mi Columna”, que no pocos de los representantes populares “Dan lástima… por su torpeza y falta de conocimiento para defender a ‘su pueblo’, pues los que hay sólo les falta rebuznar, sin ofender a los asnos”.

Tal vez no sean precisamente lo que el compañero Robles Nava señala, sino que se comportan de tal manera por así convenir a sus intereses particulares o de partido, eso sí, sin interesarles para nada a quienes representan.

En lo que si estamos de acuerdo con dicho colega es que ya iniciado este año, los partidos políticos andarán muy ocupados en la selección de sus candidatos (algunos de los cuales se perfilan a sí mismos como seguros, sin olvidar que “del plato a la boca se cae la sopa”) a ocupar una curul en la Cámara de Diputados, “aunque el elegido, no por los ciudadanos, sino por el instituto político al que pertenecen, ignore cuáles serán sus funciones de representante popular”, dice Robles.

Para cuando aparezca este artículo ya habrán tomado posesión como integrantes de la LX Legislatura de Coahuila los dieciséis diputados de mayoría relativa o uninominales (electos por quienes votaron por ellos de manera directa) y otros nueve plurinominales o designados por su partido político, previa autorización del organismo electoral del estado, el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC por sus siglas), que por cierto dio el visto bueno a algunos candidatos de los “partiditos” que obtuvieron pocos votos, para finalmente aceptar la decisión final del Tribunal Federal Electoral, o sea cuatro “pluris” del Partido Acción Nacional (PAN).

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) tendrá mayoría en el Congreso de Coahuila, sobre todo porque de antemano se sabe que los diputados plurinominales de los llamados “partidos morralla” estarán invariablemente a favor del que los cobijó (en contados casos, pues algunos de ellos son conocidos militantes del PRI que “aceptaron” ser postulados por tal o cual mini-partido).

Recordemos que Coahuila es el estado de la república que tiene un mayor número de partidos políticos (catorce, entre nacionales y locales) y que, en el supuesto caso de que fueran elecciones locales, serían dieciséis este año, pues mientras uno de ellos perdió su registro como tal por no obtener el mínimo de votos en las pasadas elecciones, se agregan los tres nuevos institutos políticos autorizados por el INE (Instituto Nacional Electoral, antes IFE): Partido Humanista (PH); Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), y Partido Encuentro Social (PES).

Se maneja la idea de que entre más partidos políticos existan, la democracia está mejor respaldada por un mayor número de opciones, cuando en realidad el pueblo lo que quiere es que no se sangre más el erario federal, pues obviamente se destinarán recursos extraordinarios por una cantidad mayor de organismos políticos.

Y todo para que al final de cuentas, sea cada vez menor el número de ciudadanos que acudan a las urnas, como ya ha quedado demostrado, si bien existe la posibilidad de que los partidos, de sus prerrogativas o de aportaciones particulares, empleen dinero para la compra de votos (disfrazada, desde luego), como ya ha ocurrido en procesos electorales pasados.

Es aquí donde tiene validez la sentencia de Aristóteles: “El vulgo obedece más a la necesidad que a la razón…”, lo que indica que desde hace miles de años se destina dinero a la compra de conciencias a favor del poderoso. Y si a lo anterior añadimos que en nuestra Patria existe una mayoría de pobres y faltos de cultura cívica, tendrá vigencia el dicho popular de que “Con dinero baila el perro” ¿O no?

 
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