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el periodico de saltillo
Agosto 2015
Edición No. 318



Celebrando estupideces

                                       

Fidencio Treviño Maldonado.

      
Vemos con tristeza como la mayoría de los hombres en sus actos perversos por ostentar o mantener el poder llega a convertirse en idolatra de su propio ego. Los que hacen e inventan las guerras, nunca van a las batallas, los que mueren son los inocentes que van a los campos donde se celebran las guerras, mientras como se señala antes, los actores intelectuales de estas guerras ni un rasguño, ni siquiera una mancha en sus lustrados calzados o polvo en sus trajes a la medida.
   
A setenta años de la masacre de las dos bombas atómicas que se tiene memoria que fueron arrojadas en ciudades pobladas (Hirosima y Negasaki) en Japón en el año de 1945 como negro  y dantesco aniversario se lleva a cabo la celebración como una fiesta kafkiana de recordatorio sádico  y parece que de nada han servido estas estúpidas actitudes del hombre contra el hombre,  o tal vez la sentencia darwiniana de que partimos de ser una sociedad o comunidad sorda, muda, ciega y desmemoriados, ya que la batalla entre las potencias por armarse sigue en todo su esplendor en plena época de civilización y lucidez de tecnología y modernidad. 
   
Las bombas arrojadas sobre la inerme población nipona en el año de 1945; una, la primera el seis de agosto, la otra el 9 del mismo mes. La sed y el festín de sangre no había acabado ya que los americanos sabían el desastre que causó la primera marejada de fuego el día 6 de agosto, y sin embargo ante los más de 80 mil cadáveres y otros tantos miles quemados, 72 horas después arrojan otra y terminan con la vida de miles de niños, mujeres, ancianos y todo ser viviente incluyendo vegetación y animales. Ahora a 70 años de esas operaciones  con cicatrices que aun no cierran, nada aprendimos pero eso sí, celebramos esas fechas, cuando debería ser una vergüenza, no sólo para Estados Unidos y sus gobernantes, sino para todo el mundo. 

Después de esta tragedia que sucedió hace 70 años las 5 potencias mundiales comenzaron sin descanso su carrera de armas, a la fecha ya son 20 países que también se consideran potencias en este rublo y más que respeto se les tiene miedo por tener gobernantes locos o maníacos que a un pelito de rana están para apretar un botón y desatar el fuego con sus destructoras bombas, ya no atómicas, sino de plutonio, mercurio, biológicas, hidrógeno, helio, nitrógeno y otros elementos que desencadenarían holocaustos que harán que las bombas de Hirosima y Negasaki parezcan simples cuetitos en una fiesta o piñata para niños. 
   
La humanidad debería estar de luto y no sólo por esa masacre sino por lo que día a día sucede en los países pobres, las guerras desatadas por religiones, por petróleo, por intereses mezquinos, incluyendo por políticas y sostenerse o ostentar el poder y ya no se diga por la droga que sólo en América latina ha cobrado incalculables víctimas, el cual México ha cooperado para esa infausta cifra con unos 250,000 entre caídos y desaparecidos en menos de diez años, guerras que también han labrado familias millonarias y otras dejadas en orfandad y cada vez que el gobierno con sus fuerzas de seguridad atrapa a un malandro lo pondera y festeja como si fuera el último y más malo de los hombres.  
     
En verdad cuando existen tragedias no hay nada que celebrar ni mucho menos recordar, la vergüenza de llamarnos Homo Sapiens, porque por el lado que se le vea estamos a muchos años luz de compararnos con los animales, ya que ellos matan por hambre o por defensa, nosotros que somos y nos ufanamos de ser la única especie que andamos en dos patas, asesinamos o matamos por el placer de matar, como ha quedado demostrado, y lo acontecido hace 70 años en Japón es una pequeña muestra de los que somos capaces de llevar a cabo. Lejos estamos de celebrar al que descubrió la penicilina, al que descubrió la vacuna contra la rabia, contra el tétanos, la vacuna contra la poliomielitis, entre otros grandes hombres que han dejado legados gloriosos a la humanidad.  

kinotre@hotmail.com


 
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