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el periodico de saltillo
Mayo 2014, No. 303


Crónicas de un saltillense agringado


Héctor A. Calles.

Este pasado mes de abril me tocó filmar y coproducir una entrevista a un famoso político de San Antonio, Texas, un hombre muy joven y de origen latino, quien hoy en día es un prestigioso miembro del Congreso de los Estados Unidos y estrella creciente en la política de este país.

Lo que quiero contarles sobre este hecho, es más bien el cómo llegué hasta este punto. Resulta que varios años atrás entrevisté a un cineasta local aquí en Austin, Texas, sobre la producción de un filme que él estaba haciendo con la esperanza de que algún productor le comprara la idea o lo financiara para convertir su proyecto en una serie para la televisión. Básicamente la trama del filme es una comedia que gira en torno a la vida de cuatro chavas modelos que intentaban abrirse puertas en el mundo del modelaje profesional y las correspondientes aventuras que viven mientras avanzan en su búsqueda.

A pesar de contar con escasos recursos financieros, este cineasta logró terminar bien su capítulo piloto, creó un buen poster, diseñó la caja de un DVD y lo preparó todo para venderlo a algún posible inversionista. A raíz de esa entrevista volvimos a trabajar con este cineasta en otras ocasiones e hicimos un trato con él para que filmara dos videos promocionales para la revista de la cual soy copropietario.

Después de aquella experiencia de trabajo, que fuera el primer contacto real con el mundo de producción de cine y de televisión, aprendí mediante pura observación y curiosidad analítica, dos cosas muy importantes que me animaron a meterme al mundo de la producción de video: La primera es que la tecnología de producción de video se ha hecho tan sencilla que sólo basta una buena cámara digital de alta definición para trabajar y la segunda, es que sólo se necesita una buena computadora con los programas adecuados.

Anteriormente, la idea general que yo tenía sobre el mundo del video profesional era que implicaba contar con múltiples consolas electrónicas de producción, complicados aparatos de audio, equipo de iluminación y cámaras extremadamente caras, quizá todo junto, -yo pensaba- incluyendo un equipo de producción sencillo, muy básico, requería de una inversión de entre 50 mil, hasta 100 mil dólares. Bueno, pues gracias a que logré trabajar de cerca con el mencionado cineasta descubrí que yo estaba bastante desinformado y fuera de la realidad actual, pues si bien es cierto que la mejor tecnología cuesta de verdad miles y miles de dólares, hoy en día un equipo básico de producción con calidad de alta definición, perfecto para medios sociales e incluso para televisión, es mucho más accesible de lo que parece. Por ejemplo, la cámara de video que necesitábamos para empezar era simplemente una Canon EOS Rebel T3i, de solamente 700 dólares, una computadora Dell de 1 mil 800, equipo de iluminación, micrófonos y equipo de estabilización por otros 800.

Por supuesto que con la modernidad de hoy en día, los programas de la computadora para editar ya no se compran directamente como antes, sino que ahora se rentan de ciertas compañías por una mensualidad de solamente 50 dólares, y el precio de la renta incluye todos los programas mayores de video, audio, diseño, animación y post producción. Finalmente, después de caer en cuenta de lo accesible que era todo y asimilar los conocimientos básicos de producción, a la vuelta de unos pocos meses, mis socios y yo fuimos adquiriendo a crédito todo el equipo arriba mencionado y sin estar del todo preparados, nos animamos a comprar espacio para lanzar nuestro propio show semanal en la televisión local de Austin. Nuestro show era pregrabado, duraba 30 minutos y se transmitió a la media noche de cada viernes, desde diciembre del 2012 hasta mayo de 2013 a través de la cadena local de CBS/Telemundo.

Al cabo de sortear una serie de problemas técnicos iniciales, al final logramos mantener el show por seis meses muy exitosos, con todos los espacios comerciales vendidos y excelentes ratings. Después de aquella inolvidable experiencia trabajando en la TV, el destino nos tenía reservada otra sorpresa; meses después y gracias nuestra nueva capacidad de producción de video, una compañía de Relaciones Publicas ubicada en Austin, se fijó en nosotros y nos llamó invitándonos a producir videos para apoyar campañas políticas locales.

Nuestra eficiencia y rapidez al entregar videos en menos de 24 horas, ya editados, musicalizados y listos para las campañas enfocadas a los medios sociales como YouTube, Facebook y otros, nos ganaron un boleto para seguir participando y que nos invitaran a más proyectos, como hasta el día de hoy en que nos ha tocado entrevistar y filmar a políticos latinos de alto nivel en el Estado de Texas.

Para cerrar mi columna, quiero mencionar un detalle curioso sobre mi experiencia y mi carrera profesional. Antes de venirme a Estados Unidos, a finales de los años 90, mi último empleo fue en Comunicación Social del Gobierno del Estado en Coahuila y mi puesto era el de transcriptor. En ese empleo yo recibía entrevistas en audio hechas al gobernador en turno y las pasaba por escrito a la computadora, de tal manera que andar entre funcionarios y políticos no me resulta del todo extraño. Pero lo que durante esa etapa de mi vida en Saltillo jamás me hubiera imaginado, era que iban a pasar casi dos largas décadas para que algún día regresara a rozar los ambientes del poder político, pero hablando otro idioma y en un país diferente.

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