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el periodico de saltillo
Marzo 2014, No. 301


Mis sexenios (71)

José Guadalupe Robledo Guerrero.


La primera etapa del sexenio enriquista

El 11 de septiembre de 2001 el mundo se cimbraría con la noticia del atentado terrorista, realizado con aviones de líneas aéreas secues- trados, en contra del World Trade Center de Nueva York, cuyo resultado fue el derrumbre de las Torres Gemelas de Nueva York, orgullo estadounidense y sede del poderío capitalista del imperio norteamericano. El edificio del Pentágono también sufrió el ataque terrorista.

Según la información dada por el gobierno estadounidense, los responsables de los ataques terroristas eran miembros de la organización bélica musulmana de Al Qaeda, comandada por su fundador y líder Osama Bin Laden, un ex socio de los Estados Unidos a quien la CIA armó y financió para que le hiciera frente al ejército de la Unión Soviética (URSS) en Afganistán.

Pero había otra versión sobre los trágicos eventos terroristas que cobraron, según se dijo, tres mil muertos y seis mil heridos. Mucho se ha argumentado que el mismo gobierno de George W. Bush (entonces Presidente de Estados Unidos) organizó y ejecutó los atentados que justificaron la intervención norteamericana en Afganistán, en la búsqueda de Osama Bin Laden... y el opio.

El derrumbe de las Torres Gemelas que millones verían por televisión a todo color, también cambió el mundo como lo conocíamos antes del atentado, y sería el inicio de la implementación del Nuevo Orden Mundial, en donde las transnacio- nales, los bancos y los países dominantes se repartieron las riquezas de los naciones pobres, subdesarrolladas y sometidas al Fondo Monetario Internacional, a la CIA y a la banca.

A partir de los atentados, el mundo entraría en una espiral de violencia que se instaló en todos los países subordinados al imperio norteamericano, pues con miedo y terror, los pueblos no muestran ninguna oposición a que los roben, invadan y les impongan a sus gobernantes, tal y como sucede en México.

Por esos días, por órdenes del gobernador Enrique Martínez, el Congreso local le concedió el título de Coahuilense Distinguido a don Carlos Abedrop Dávila, monclovense, ex banquero y un millonario hombre de negocios. Carlos Abedrop había abrazado en su juventud la visión del marxismo, por tal motivo fue en Saltillo el líder de una célula comunista, junto a otros como Casiano Campos, Federico Berrueto Ramón, Óscar Flores Tapia, y otros luchadores sociales.

oscar pimentelPara entonces, faltando 15 meses para que Óscar Pimentel terminara su “administración” municipal, los futurólogos ya mencionaban a dos políticos saltillenses como precandidatos a la alcaldía de Saltillo: José María Fraustro Siller y Humberto Moreira Valdés.

Por estas fechas, meses antes de cerrar su segundo año en la alcaldía de Saltillo, Óscar Pimentel se encontraba sin dinero, sin obra, sin mesura política, con graves conflictos internos y externos, y lo más grave sin haber cumplido su promesa de campaña de “agua para todos”, porque los saltillenses seguían sufriendo el desabasto del preciado líquido.

Se rumoraba en los corrillos políticos que los problemas financieros del alcalde saltillense se debían a torpes manejos del presupuesto municipal. Sin embargo, los cortesanos pimentelistas aseguraban discretamente que su mecenas no tenía dinero porque lo estaba gastando en el Distribuidor vial del bulevar Venustiano Carranza y Nazario Ortiz Garza. Obra que -según los cortesanos- el gobierno estatal no estaba aportando nada, pero se llevaba el mérito de su construcción.

De todos modos, Óscar Pimentel ya tenía la solución al problema del desabasto de agua que sufrían los saltillenses. Pimentel con la orden o anuencia de Enrique Martínez privatizó al Simas saltillense, dándole la concesión del sistema de agua a la empresa española Aguas de Barcelona (Agbar), la que creó su empresa filial: Aguas de Saltillo (Agsal).

La privatización del Simas saltillense se hizo a escondidas, en las recámaras del poder estatal y municipal, sin tomar en cuenta a los ciudadanos que son los verdaderos propietarios del agua y su sistema, y sin trasparencia alguna, lo que hace pensar en que hubo componendas.

Hasta la fecha hay muchas cuestiones que se ignoran sobre este negocio. No se sabe cuánto dinero recibieron las autoridades estatales y municipales por la concesión del 49 por ciento de las acciones del Simas por 25 años, al menos esto es parte de lo que han informado a cuenta gotas conforme ha pasado el tiempo, porque durante la “administración” pimentelista y el sexenio enriquista todo eso se mantuvo en secreto, tanto por el alcalde Pimentel como por el gobernador Martínez.

Se hicieron muchas especulaciones al respecto, incluso se manejaron cifras de lo que habían recibido las autoridades del municipio y del estado, y se decía que a Óscar Pimentel y a su familia les había pagado Agbar un viaje a cuerpo de rey por algunos países europeos. Se insistió también que a Pimentel le habían regalado un hermoso piso (departamento) en España, unos aseguraban que en Madrid, otros que en Barcelona.

También se dijo que los gobernadores priistas afines a Vicente Fox, habían recibido la instrucción del Presidente panista para que le dieran a la empresa española los sistemas de agua para que los administrara.

Pero lo único que se sabía con certeza es que este tipo de concesiones se prestan a la corrupción, como sucedió en Quintana Roo, donde el mismo ex gobernador Mario Villanueva Madrid confesó que en la privatización del sistema de agua de aquel estado, él había recibido -de la empresa beneficiada- una “gratificación” millonaria, y lo dijo para tratar de justificar su enorme riqueza, luego de que fue acusado judicialmente de haber protegido al narcotráfico cuando fue gobernador de Quintana Roo.

Pero como si nada sucediera, en su Segundo Informe de Gobierno, Enrique Martínez nada dijo sobre la privatización del Simas de Saltillo que tantas críticas había ocasionado. EMM igual que todos los gobernadores coahuilenses, poco le importaban las denuncias que se hacían en contra de los corruptos de su sexenio, uno de ello Óscar Pimentel González. EMM ya estaba instalado en la burbuja que siempre le crean los cortesanos a los gobernantes en turno.

Por ese tiempo ya se hablaba de los viajes de placer a Cuba del Rector de la UAC, José María Fraustro Siller y su séquito de cortesanos y bufones, acompañando al gobernador.

Según testigos de estos placenteros viajes, uno de los miembros del séquito rectoral, Jesús Ochoa Galindo, era quien llevaba un maletín lleno de dólares, no sólo para cubrir todos los gastos de los invitados del gobernador, sino también para sobornar a los reporteros que eran corresponsales en La Habana de los principales diarios mexicanos. Jesús Ochoa era por esos días el tesorero de la UAC, y José María Fraustro el Rector de la Universidad. A 13 años de aquellos viajes de placer, todavía hay quienes se acuerdan de aquella hermosa época cuando disfrutaron el dinero de los coahuilenses.

A 18 meses de su llegada a Saltillo, el obispo Raúl Vera López ya era calificado como protagónico, poco reflexivo en sus opiniones, desconocedor de los temas sobre los que opina, además de ignorante y sumamente oportunista. En realidad no había diferencia entre las declaraciones de la Canaco y las de Raúl Vera.

Es tan simplista Raúl Vera, otros dicen que es ignorante, que en cierta ocasión opinó sobre un asunto laboral, y no fue tan lejos para que el delegado de la secretaría del Trabajo le respondiera, aconsejándole que no opinara sobre lo que desconocía. Pero el obispo nunca entendió, y siguió dándole rienda suelta a su lengua sobre todo lo que se le ocurría. De lo único que Raúl Vera no opina es de los curas pederastas, pues él igual que todas las autoridades eclesiásticas son protectores de esos enfermos mentales.

Raúl Vera López desde su llegada se convirtíó en un militante defensor de los homosexuales y lesbianas, pero también en protector de los pederastas y homosexuales, en cuya iglesia hay muchos, casi todos.

En cierta ocasión, para ser parte de las noticias del día, Vera López denunció que era víctima de espionaje, dando como evidencia la foto de un vehículo estacionado frente a su residencia, del que dijo era muy parecido al que se encontraba constantemente afuera de la casa obispal de la ciudad de México.

Raúl Vera López no sufre de paranoia, lo que padece es un exagerado y enfermo protago- nismo ramplón. Le encantan los reflectores, desde que lo mandaron a Chiapas a espiar al obispo Samuel Ruiz. Allí nació Raúl Vera para los medios de comunicación que recogen sus ocurrencias.

A un año de arribar a la Presidencia de la República, Vicente Fox Quezada y su “pareja presidencial” Martha Sahagún ya habían enseñado el cobre. Se mostraban como eran: frívolos, ignorantes, demagogos, incapaces y deshonestos. No sabían qué hacer con el poder, y se dedicaron a hacer negocios y a pasear por el mundo, viajes que tuvieron cuatro objetivos fundamentales: uno, subastar a México al mejor postor. Dos, mostrar al mundo un México próspero que no existe, foxilandia. Tres, halagar y mostrar sumisión ante los Estados Unidos. Cuatro, hacer el ridículo frente al mundo.

En menos de un año de su “gobierno” Fox había demostrado que no sabía ni podía enfrentar los graves problemas de México. Estaba claro que Fox no cumpliría sus promesas de campaña, tampoco fueron ciertos los pronósticos que prometió sobre el crecimiento económico de México, pues del 6.5 por ciento que había asegurado para el año 2000, se bajó hasta el 0.5 por ciento.

El millón 300 mil empleos prometidos por Fox en campaña nunca se hicieron realidad, al contrario, durante el primer año del “gobierno” foxista se perdieron alrededor de 400 mil empleos, debido a la desaceleración de la economía y a la incapacidad del gabinete presidencial.
La UAC estrenaba nuevo Rector, Jesús Ochoa Galindo, quien se desempeñó como el tesorero de la UAC cuando José María Fraustro Siller era el Rector. Con Jesús Ochoa las opiniones derechistas empezaron a tomar forma en la Universidad.

La directora de Planeación de la UAC, María del Carmen Ruiz, disfrazada de analista e ideóloga universitaria, delató en una entrevista periodística lo que sus titiriteros querían modificar en la UAC, y entre otras barbaridades dijo: “El gran número de personas (306) que integran el Consejo Universitario lo hace inoperante”, y después de calificar esto como “falla principal”, planteó la posibilidad de reducir el número de consejeros con la reforma al Estatuto Universita-rio. Lo mismo que quería hacer Rogelio Montemayor cuando fue gobernador.

El argumento principal de los enemigos de la participación estudiantil insistía que en el Consejo Universitario había estudiantes de reciente ingreso en las preparatorias de la UAC, que no conocían los problemas universitarios.

No conforme con estos pueriles argumen- tos, María del Carmen Ruiz pontificó: “Se requiere de la incorporación de los organismos de la sociedad civil (las ONG’s por supuesto), para que participen y formen parte de las decisiones universitarias”.

La visión de María del Carmen Ruiz no sería descabellada en la UANE, pero mientras trabajó ahí nunca la planteó, pues ni siquiera tenía voz para decirlo, pero cuando pudo hablar, la arribista funcionaria insisto en cambiar el Estatuto Universitario que recolectó las aspiraciones estudiantiles en 1973, generación que consiguió la autonomía universitaria con su lucha..

Al mismo tiempo Javier Guerrero García renunciaba a la Secretaría de Finanzas para irse a competir por el CEN del PRI al lado de Beatriz Paredes Rangel que pretendía ser la Presidente del PRI nacional en contra de Roberto Madrazo Pintado y Elba Esther Gordillo Morales.

Mucho se especuló que Javier Guerrero había sido mandado por Enrique Martínez a hacerle el juego a Beatriz Paredes, pero también se rumoró que quienes lo convencieron para que participara en la contienda fueron algunos zedillistas, entre ellos Mario Luis Fuentes.

Por otra parte, emulando a las “doñas” encabezadas por Lucrecia Solano (esposa de Rogelio Montemayor), que en octubre de 1995 expulsaron de Saltillo a las indígenas oaxaqueñas, las “Marías”, el director de la policía municipal Iván Bermea mucho se disgustó porque los indígenas oaxaqueños denunciaron las conductas abusivas de sus corruptos policías.

En respuesta el director policiaco se subió al ring con todo y uniforme policiaco, y les lanzó el primer arañazo a los insolentes indígenas, calificándolos de “mentirosos, ignorantes y limosneros”.

Pero no era la primera vez que alguien acusaba de abusivos y corruptos a los policías pimentelistas, otros ciudadanos ya habían señalado la corrupción, abusos e ilegalidades de la policía gangsteril de Saltillo, lo cual se sumaba a las denuncias sobre la deshonestidad del mismo Alcalde Pimentel.

A Óscar Pimentel ya le habían reclamado las oscuras componendas en las que realizó la privatización del Simas, la nula obra pública, la deshonesta otorgación de las concesiones del transporte urbano, la inseguridad pública y el manejo nada trasparente de los recursos del municipio.

Otro alcalde que no cantaba mal las rancheras, eran el Presidente Municipal de Arteaga, el priista Antonio Malacara Valdés.

No era extraño lo que pasaba en Arteaga, pues este pobre municipio ha tenido Alcaldes muy corruptos, como el antecesor de Antonio Malacara, el inefable Ernesto Valdés Cepeda “La Chiripa”, que es pariente de uno de los gobernadores más corruptos que haya tenido Coahuila: Román Cepeda Dávila, cuya familia se convirtió en los caciques de Arteaga, quienes con ayuda de la gubernatura se apropiaron de miles de hectáreas de terrenos boscosos, que sus descendientes continúan vendiendo con gran rentabilidad.
(Continuará).

Segunda etapa del sexenio enriquista...

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