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el periodico de saltillo
Marzo 2014, No. 301


Dra. Mercedes Juan López.Caudillaje y hechos históricos en la década de 1855 a 1865

Lic. Rigoberto Losoya Reyes.

Existe en el Archivo General del Estado de Nuevo León una sección que por su contenido, despierta un interés muy especial para los investigadores de la historia de Piedras Negras: la correspondencia particular de don Santiago Vidaurri. Esta colección comprende los años de 1855 a 1865 y contiene más de diez mil piezas que fueron catalogadas y sintetizadas por Leticia Martínez Cárdenas, una apasionada estudiosa de Vidaurri. Este valioso material, tiene su propia historia, pues fue en 1930 cuando el Gobierno de Nuevo León tuvo conocimiento que en un sótano de la Casa Patricio Milmo Sucesores se encontraron dos petacas con papeles de importancia histórica relacionadas con las actividades políticas de Santiago Vidaurri, en la época en que fue Gobernador del Estado.

El material fue recogido, quedando en poder del gobierno debidamente sellado y lacrado en el Archivo; sin embargo, este acto originó que doña Pudenciana V. Milmo viuda de Radziwil, Leonor V. Milmo de OHart y Patricio V. Milmo tramitaran un Juicio de Amparo contra los actos del Gobernador del Estado de Nuevo León. Las razones que alegaron para fundamentar su desacuerdo, fueron las siguientes: Como herederos de Pudenciana Vidaurri de Milmo, hija de don Santiago Vidaurri y por recomendación de éste, eran propietarios de los dos baúles que contenían “documentos personales" que no debían ser conocidos por el público sino después de que transcurrieran cien años y esto seguramente con el objeto de que no se provocaran polémicas o versiones que pudieran lastimar a nadie.

Sin embargo, con la liquidación de la Casa Patricio Milmo Sucesores, la Administración pasa a manos extrañas y al parecer esos documentos fueron respetados, porque databan de fecha muy anterior a la formación del Banco. Finalmente, la autoridad judicial determinó no conceder la protección constitucional solicitada por los quejosos. La correspondencia de quien fuera Gobernador, Comandante General y cacique de la región nordeste, tuvo el gran acierto de establecer en 1855 la Aduana Fronteriza, pues con sus acciones marcó para siempre los destinos de Piedras Negras.

El caudillo se distinguió como un liberal a ultranza y enérgico gobernante, así como logró contar con amigos incondicionales también ganó la envidia y recelo de aquellos que no estaban de acuerdo en su peculiar manera de gobernar Nuevo León y mucho menos, con su afán desmedido de controlar política y económicamente los estados de Coahuila y Tamaulipas. La Villa de Piedras Negras para el año de 1855 lucía un cuadro desolador, apenas contaba con unas cuantas chozas muy humildes ubicadas en los primeros solares que fueron repartidos cuando se fundó el Cantón, además, ya se contaba con una plaza de armas flanqueada con sus cuatro solitarias calles.

En este mismo año, la población sufrió una invasión e incendio de sus casas y chozas por un filibustero llamado James Callahan. Este atropello motivó una enérgica protesta del diplomático mexicano Juan N. Almonte en la ciudad de Washington. En aquella época, una de las principales preocupaciones para los pobladores de esta región, fueron los constantes ataques de los salvajes que pertenecían a diferentes tribus. Entre los más belicosos sobresalieron los indios lipanes quienes tenían a todos los habitantes con un “Jesús” en la boca, por sus constantes incursiones tierra adentro traspasando los límites fronterizos.

Otro problema fueron los filibusteros texanos que cruzaban frecuentemente el río Bravo para robar y cometer todo tipo de abusos, en la frontera y en Múzquiz, donde los negros que vivían en ese lugar eran un atractivo para aquellos que pretendían venderlos en Texas como esclavos. La lucha en contra de los bárbaros se organizaba en todos los niveles del gobierno, inclusive el Congreso Constitucional del Estado de Coahuila abonaba con catorce reales a los diputados por legua recorrida, esto para compensar los gastos necesarios derivados de la inseguridad en los caminos.

En materia de Comercio Exterior se legisló el gravar las mercancías extranjeras que se internaran en el estado con el 1% como derecho municipal para mejorar los ingresos de los ayuntamientos. Las finanzas públicas del ayuntamiento reflejaba problemas económicos, tanto así que los empleados públicos en ocasiones no alcanzaban a cobrar sus sueldos puntualmente, y se veían forzados a recurrir a casas de empeño para solicitar préstamos personales para subsistir en tanto el gobierno les pagaba sus haberes atrasados. Los juegos de azar como de cartas y la ruleta estaban permitidos, hasta el año de 1868 que los prohíbe el Estado.

El 24 de julio de 1857 ocurre lo que ya se veía venir para todos los coahuilenses; por decreto del Gobernador del Estado de Nuevo León, se dispone que el Gobernador de Coahuila, entregue el mando al Presidente Municipal de Saltillo. Se dispone que la administración de justicia se impartirá por los Jueces de Primera Instancia, y mientras se expide la Carta Fundamental de Nuevo León y Coahuila, las primeras autoridades políticas y ayuntamientos, ejercerán las facultades económicas y administrativas que determinan las leyes del Estado de Nuevo León. De esta manera, queda el Estado de Coahuila incorporado al de Nuevo León.

Se abre así un nuevo capítulo en la historia de Coahuila. El 4 de octubre de 1857 se promulga en Monterrey una nueva Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Nuevo León y Coahuila. Entre las municipalidades del Estado figuran todas las de Coahuila, inclusive Saltillo y Parras y llama a los ciudadanos del nuevo Estado: nuevoleo-coahuilenses. El Diputado por el Estado de Tamaulipas Luis García de Arellano fue el único que protestó enérgicamente con discursos, protestas y manifiestos en que se nota la gran indignación por el atropello de Santiago Vidaurri a la soberanía de Coahuila.

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