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el periodico de saltillo
Junio 2014, No. 304


Algunos retos para la UAdeC
en el contexto actual

Jesús Salas Jáuregui.

Las transformaciones políticas que vive el país y por supuesto el estado de Coahuila, nos plantean como universitarios pensantes, la necesidad de reflexionar, sobre los retos de la UAdeC en la producción de interpretaciones culturales de la realidad, sobre su papel de mediadora cultural entre estado y sociedad y sobre todo en la naturaleza de su carácter público.

En el contexto actual, la universidad debe transitar un camino autorreflexivo, que le permita analizar las condiciones para remontar diferentes obstáculos en aras de recuperar su capacidad de influencia en el estado y la sociedad, como bien sucedió en 1973 y 1984. Los esfuerzos en ese sentido suponen recrear y potenciar internamente sus capacidades y condiciones de generación de profesionales calificados y comprometidos con la producción de conocimientos para la transformación social.

Estos desafíos que implican restablecer la responsabilidad social de la universidad pública en la interpretación de la cuestión y los términos de su inserción estatal, nacional e internacional, bajo los principios del pluralismo teórico, la autonomía, la superación académica y el compromiso crítico, en el marco por supuesto de un entendimiento cabal de las dificultades, crisis y potencialidades que hoy enfrenta. Tres dilemas fundamentales son los que hoy apremian la tarea universitaria: hegemonía, legitimidad e institucionalidad.

Que van desde un status público hacia otro más corporativo y privatizante, perfilado por las demandas de mercantilización de sus actividades académicas, tendientes a fomentar y posicionar el concepto de la “industria” educativa, la introducción de una racionalidad empresarial para evaluar su desempeño y la promoción de universidades privadas, no son ajenos a lo que enfrenta la UAdeC, pues ya en su interior se manejan los discursos sobre criterios de calidad, competitividad y eficiencia en su evaluación y acreditación; en circunstancias de fomento y proliferación de universidades privadas, de precarización de la situación de sus docentes con la reducción del presupuesto universitario, y de la difusión de la idea de que la educación superior es un “bien y no un derecho”.

Pero, la lógica mercantil no sólo ha alcanzado a la evaluación y la acreditación, sino a los posgrados que virtualmente se convirtieron en bienes comerciales con el cobro de altas cuotas. De ahí que en la UAdeC, los posgrados han sido los más afectados por las políticas de mercantilización de la educación superior, ello no sólo ha afectado su tarea primordial de producción de conocimientos, de actualización de los avances en las teorías, debates y metodologías, sino que se acentúa la desigualdad, y con ello se posterga la posibilidad de contar con un espacio abierto para la renovación del conocimiento, para el debate inter-teórico e inter-saberes con la condición a la vez de la renovación de la propia universidad, de la vida social política y económica, y como condición de la descolonización de la educación.

En este sentido se nos plantea la tarea impostergable de reflexionar sobre lo que significa ser universidad pública en el siglo XXI, iniciar un análisis crítico dentro de nuestra universidad, que nos plantee la posibilidad de pensar en la restitución de su status público, en este momento en que es posible mirar y aprovechar las posibilidades de innovación académica, que también traen los procesos de globalización en que sea posible articular y armonizar los intereses de actores comprometidos con la universidad (estado y organizaciones académicas) y/o que necesiten de ella (empresarios nacionales), y en que la sociedad interpela a la universidad y las ciencias desde su diversidad cultural y de saberes. Es necesario construir la pluriuniversidad, con base en el diálogo entre conocimientos.

Sin duda igualmente insoslayable es la construcción de la voz colegiada y responsable de los componentes de la comunidad universitaria desde la conciencia de su identidad publica, como actores centrales de ese proceso; como insoslayable es también la responsabilidad del estado en la preservación del carácter público de la universidad, de su autonomía, su democracia interna y el pluralismo teórico para la producción de conocimientos avanzados que son hoy condición de posibilidades de sus estrategias estatales de desarrollo, orientadas a reducir la desigualdad y la exclusión, a promover la producción, a renovar su relación con el mundo.

Un modo es retomar el espíritu de la Declaración de Principios del Estatuto Universitario de la UAdeC; como condición de una práctica de producción cultural contextual interdisciplinaria e intercultural, fundada en el encuentro entre académicos, líderes y movimientos sociales, práctica que sin duda supera los límites de las acciones de extensión universitaria, y alumbrar con creatividad y responsabilidad los nuevos horizontes posibles que el estado y el país requieren para su desarrollo futuro.

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