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el periodico de saltillo
Edición No. 299, enero 2014


Hombre Santo

Ariel Colín.

hombre santo

 

Yo conservo el conocimiento, el tratado y la historia de mi pueblo, soy sendero que cruza el monte y abre camino para aquellos que confían en mi trabajo y en mi conocimiento; Soy el puente entre esta realidad y los mundos que configuran nuestro universo, hablo con el Espíritu Creador, me visto de luz y en compañía de la carne de los dioses me presento ante ellos para interceder para mi gente, el pueblo, su creación.

Soy hermano del peyote quien me entrega su carne y su conocimiento cuando lo ingiero, conozco las plantas y los hongos que me llevan a un arrebato de éxtasis para elevarme al mundo que no se ve pero que dirige todas nuestras acciones, al mundo invisible de los espíritus… de donde mana la vida!

Soy ráfaga de viento que mueve las nubes, soy aire que recorre los cañones, la planicie y los cerros, levanto remolinos y esparzo la semilla de muchas plantas para que el Creador las lleve ante su presencia y las deposite en lugares alejados y ponga vida donde no la hay; soy niebla de la mañana que moja las plantas y crea humedad en la tierra para que ellas y los insectos puedan crecer y tomar después de ellos su espíritu, cosechar y tomar su semilla creando ciclos de vida que nos ligan a la tierra y nos hacen crecer raíces para quedarnos en un lugar, hasta que les ordeno ponernos en movimiento para iniciar de nuevo la recolección, tomados de la mano de las semillas esparcidas.

Yo mando al sol y a sus luces, lo escribo, lo dibujo, lo encapsulo en la piedra, hago sus rayos y guardo sus suspiros para influir vida en los días de invierno, sigo sus ciclos y caminos pues forma parte del Espíritu Creador y nos ayuda a dirigirnos para no perdernos en este mundo obscuro lleno de angustiosa necesidad y de frío.

Yo entrego en las manos del cazador el ave, el venado y el bisonte; viajo al mundo sobrenatural de los espíritus para capturarlos con redes, con cuerdas, los encierro en corrales y los ato con la fuerza de mi magia; los dejo inertes para que el cazador con los dardos que yo le di, atrapen al alma y el corazón de la presa entregándonos su substancia y su carne.

Soy puente de dos mundos en los cuales viajo hacia el inframundo para visitar el alma de los muertos, de aquellos que partieron al viaje del que no se retorna, de los ancestros que con su generosidad nos otorgan la sabiduría y el conocimiento de lo incierto, por eso hay que consultarlos, yo soy ese hilo, esa hebra de ixtle que nos une con la realidad; yo los cuestiono y pregunto que hacer cuando se tiene una necesidad, pregunto por la sangre de otras tribus si es buena para unir nuestras familias, por el futuro de los gobernadores de nuestro clan, para preguntar cuando llegará el agua o cuando vendrán calamidades para estar alertas, yo cuido a mi gente.

Concerto paz entre los clanes y con mis hechizos ganamos la guerra contra tribus hostiles y extranjeras, pongo la fuerza en el filo del dardo y en la lanza así como la masa que abre cráneos y rompe piernas; acuerdo matrimonios y bendigo las uniones para que nazcan muchos hijos, futuro de nuestra gente, de nuestra raza.

Yo soy esa fuerza invisible que me cambia y transforma y me adecua a la naturaleza, soy coyote, soy lechuza, soy serpiente que toma mi clan como tótem para proclamarla humana; soy animal nocturno que vela de los espíritus que nos quieren dañar, que quieren lacerar la carne de mi gente, que quieren incorporarnos a la tribu de los descarnados de los que no tienen sueños. Pero también soy halcón, águila eterna que refleja los rayos del sol y los baja a la tierra para que nosotros los creados podamos alimentarnos del éter divino que se encuentra en sus rayos de luz y de calor, de la vida misma.

Comparto las plantas y el poder sus flores, pues con ellas curo las enfermedades que nos aquejan, las fiebres, la gruñidora del estómago que puede matar a los pequeños si no se atienden pronto, los dolores de cabeza originados por mal de ojo de otros hechiceros que quieren sacarnos de nuestro territorio, la picadura de serpiente de sonaja, de la serpiente de coral, de aquella que come la carne con su veneno y arrebata la vida con su lengua quitando el aire del mordido. Pongo cataplasmas con hierba e invoco a los ancestros y al Gran Espíritu para que me convierta en su fuerza creadora y de sanidad, saco de la bolsa santa los elementos curativos para aliviar a la gente, de ahí surge mi sabiduría mi paz.

Cuando el sol está en lo alto del cielo, en lo más alto de la danza del sol, es tiempo de hacer un huateque para hablar con los ancianos y que se ordene intercambiar a nuestras hijas por las de otro clan y así asegurar que sigamos teniendo descendencia, yo organizo los mitotes junto con otros elegidos como yo para hacer suspender las hostilidades entre clanes y participar de la vida que nos da el Gran Espíritu para convivir en armonía.

Soy el dueño del fuego, de su creación y su manufactura; conservo el carbón primigenio que sirve para encender mas fuego para reproducirlo en nuestras chimeneas hasta el infinito, hasta confundir esas hogueras de la tierra con las del cielo porque los Creadores necesitan también luz y calor como nosotros, pero ellos las ponen en el cielo para que sean nuestras guías y no nos olvidemos de donde provenimos.

Yo soy el conocimiento, el movimiento, la luz, el agua y la tracción, la piel que se rompe y el nervio que estalla, la flecha dirigida y el dardo que se rompe en el interior de la carne, soy el viento pero no el polvo, soy el canto y el hechizo, la visión de lo futuro y el enlace con los muertos, soy todo aquello que genera temor pero también tengo la sabiduría de sanar; soy el hombre en sus orígenes de civilización, soy el grabado en la roca, soy el médico, soy la evolución animal soy el experimento de los dioses; pero sobre todo lo demás soy quien representa al hombre del desierto para que no sea olvidado y no pase su descendencia como polvo en remolino, soy el Hombre Santo, Creación etérea, la Voz del Desierto en noches de luna para que no nos olviden, me llaman Curandero, Hechicero, Brujo, Hombre Santo, Chamán... pero yo soy quien habla el lenguaje oculto de los signos en los grabados en las piedras y los comprende, soy el Espíritu del Desierto.

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