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el periodico de saltillo
Edición No. 299, enero 2014


Frivolidades, guerras intestinas y traiciones de los
grupúsculos en el poder

Jorge Arturo Estrada García

armando luna canales

 

El arranque de año da la señal de largada para las elecciones de julio próximo. Al mismo tiempo, inicia sus administraciones la nueva camada de alcaldes. Una docena de ayuntamientos serán opositores al PRI. El tricolor viene de dos derrotas consecutivas y el moreirismo está en su momento de mayor debilidad.

Los que mejor se adapten a los nuevos escenarios políticos de Coahuila, tendrán los mejores resultados. Tanto en lo electoral, como en sus encomiendas y en su futuro. Sin embargo, estas batallas no serán duelos de alta política y ni de sofisticadas estrategias. Más bien se significarán por ser una lucha en el lodo y cuerpo a cuerpo.

Rubén lucha por su viabilidad política. Ya no le queda tiempo para otra cosa. David Aguillón y Carlos Orta se enfrentan en escaramuzas a ras de tierra, en donde el lodo y las descalificaciones son los proyectiles.

Sin embargo las piezas más valiosas y vistosas para azules y tricolores son: Isidro López y Miguel Riquelme. Los nuevos presidentes municipales de Saltillo y Torreón podrían ser claves para las victorias. Y para las derrotas.

Los alcaldes salientes destacaron por su incompetencia. Los ciudadanos, están molestos y demandan cambios y mejores gestiones. Y así, castigaron al moreirismo y a sus candidatos. La luna de miel para los nuevos presidentes municipales será corta. Los ánimos políticos están caldeados. La guerra ha comenzado, los medios y el desprestigio serán usados intensamente como armas.

En Torreón, Olmos padeció la peor parte de las crisis que agobian a Coahuila. Tuvo que terminar las obras que dejó inconclusas el Gobierno de la Gente cuando quebró. Y lo tuvo que hacer con recursos propios. Todo esto en detrimento de los servicios que debía prestar el ayuntamiento. La población está muy molesta con Lalo. Él fue el primer Presidente Municipal de la entidad en reconocer que había que enfrentar a la delincuencia, y no quedarse en los pretextos criminales del gobierno de Humberto Moreira. Y en la negligencia macabra del interinato de Jorge Torres López y David Aguillón.

Eduardo Olmos dejó al ayuntamiento fuertemente endeudado. Las participaciones no llegaban a tiempo, ni completas. El gobierno estatal hizo sufrir a los alcaldes y se financió a costa de ellos en los momentos más difíciles de la quiebra. Salvo Jericó, el resto de los ediles dejaron vacías las arcas y cientos de millones en deudas.

El gobierno estatal es fuente permanente de irritación para la mayoría de los coahuilenses. Con escasos resultados, y con una abierta protección hacia los responsables de los desmanes del sexenio pasado que dejaron hundida a la entidad en la inseguridad y la insolvencia, es reprobado sistemáticamente.

Las derrotas consecutivas, marcan los estados de ánimo en el PRI, en el PAN y en el grupo en el poder.
La soberbia es mala consejera. El poder trastorna y conduce a los errores. Los errores conducen a las derrotas electorales y al desgaste acelerado.

Los operadores y colaboradores cercanos al gobernador siguen instalados en la arrogancia. Mientras el régimen, del que se benefician y del que se enriquecieron, se cimbra. Están listos para traicionar y hacen sus juegos y grillas personales. Definitivamente no están a la altura de los retos, ni de la confianza de Rubén.

Armando Luna, no conforme estar confrontado con Homero Ramos Gloria, María Esther Monsiváis y Lalo Olmos, ya también abre fuego amigo contra Miguel Ángel Riquelme y hasta contra sectores de la prensa. Es el momento de mayor debilidad del moreirismo devenido en rubenismo, y las frivolidades del círculo cercano del gobernador desperdician el tiempo con guerras intestinas y son fuente constante de problemas y desprestigio. Además, ya desataron hostilidades contra los ex gobernadores Enrique Martínez y Martínez, Humberto Moreira y Jorge Torres López. Diversas fuentes señalan que hay instrucciones para atacarlos. Y no todas, proceden del gobernador.

En tanto, los rumores interesados en la corte colocan a Luna, a Noé Garza y a María Esther como sucesores anticipados de Rubén. En estas versiones, el gobernador no termina su sexenio.

Entre los panistas, también la soberbia los envuelve. Carlos Orta e Isidro López no logran estar a la altura de lo que los coahuilenses esperan de ellos. Los retos los rebasan. El dirigente panista ya piensa en negocios a la sombra del ayuntamiento de Saltillo, e Isidro se comporta como diva en los primeros días de su gestión.

López Villarreal tuvo seis meses para aprender y para prepararse. Pero no lo hizo, y se le percibe como un improvisado. Él todavía cree que ganó por su atinada estrategia y talento, y no por los votos de castigo y las divisiones del tricolor. El predecible y burdo juego sucio, que orquestan Aguillón y sus peones ha logrado arrinconar al nuevo alcalde.

Hay demasiada improvisación y errores en el equipo del empresario. No hubo planeación, carecen de estrategia, no hay contención ni disuasión y parece que no comprenden de qué se trata gobernar una ciudad. Isidro López se percibe agobiado y fuera de su elemento. No alcanza a comprender los escenarios de lodo en los que deberá aprender a moverse y a luchar.

En contraste, Miguel Ángel Riquelme inició embalado, coloca temas, comunica bien y se posiciona positivamente con velocidad. Tiene metas claras y un Plan de 100 días con los cuales alargar su bono de entrada. Riquelme genera expectativas e Isidro desencanta.

Y, reiteramos que Riquelme e Isidro serán piezas claves de la contienda electoral del primer domingo de julio próximo.

Rubén Moreira no pasará a la historia como un demócrata. Modificó las leyes electorales a su antojo. Como hombre de poder, para él el fin justifica los medios. Y ahora se prepara para una carambola de tres bandas.

El gobernador sabe que puede perder entre siete y nueve diputaciones de mayoría, de las 16 en disputa. Por eso, busca mantener el control del Congreso por medio de sus alianzas, candidaturas comunes, etc. con la decena de partiditos que ayudó a crear en Coahuila.
Sabe que la ley electoral, denominada Ley Rubén, le permitirá a través de una sobre representación que raya en lo ridículo, lograr 16 o 17 diputados afines entre de mayoría y plurinominales. Actualmente, con 700 mil votos el PRI ostenta 22 diputados, más los rémoras y aliados. El PAN con casi 500 mil votos tiene sólo dos, la UDC uno y el PRD otro.

En el PRI, ya nadie habla de carros completos. Ahora manejan ecuaciones de representación proporcional y mecanismos de alianzas. Rubén sabe que Torreón es el último bastión del rubenismo. Y Riquelme es la reina en su tablero. Sólo Olmos y Riquelme cuentan con un grupo político que aporta votos a los intereses del gobernador. En el resto del estado, el panorama es desolador para el PRI.
La contienda será en cancha dispareja, con las leyes y el árbitro a favor del grupo gobernante.

Los colaboradores le siguen fallando al gobernador, como le fallaron a su hermano Humberto. No están a la altura de las encomiendas y están inmersos en sus negocios y carreras.

A dos meses de su informe, luego de sus catarsis en las cuales abrió la caja de Pandora y desató los demonios, Rubén está paralizado. Ya estableció que no hará obras públicas relevantes y que no hay marcha atrás en el combate a la delincuencia y la inseguridad. También señaló que en el Gobierno de la Gente la corrupción permitió la Megadeuda y la invasión del crimen organizado.

Sin embargo, no se ha integrado la Comisión para analizar los impactos negativos de la Megadeuda en el desarrollo de la entidad y los castigos a sus autores. Su salud quedó en entredicho durante largas horas por una mala redacción del boletín informativo. Y su mensaje de Año Nuevo fue repetitivo y hueco. Se le ve paralizado.

El gobernador se debate en la incomprensión y la soledad. Pese a su actividad incansable, los coahuilenses le regatean reconocimientos y le agradecen poco. Su gobierno no sabe comunicar. Sus mensajes son tóxicos y obsoletos. Nadie lo reconoce como un gobernador transparente, ni mucho menos que Coahuila ya es un estado seguro para visitar. “No están bien enterados” es la respuesta del mandatario. Y la culpa es de quienes no saben enterar y hacer apreciar al resto del mundo los logros de su trabajo. Gobernar es comunicar.

jjjeee_04@yahoo.com

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