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el periodico de saltillo
Edición No. 299, enero 2014


El Instituto Municipal de Cultura, un exquisito platillo

José Luis Carrillo Hernández.

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Finalmente el Instituto Municipal de Cultura ya tiene nuevo titular, tras la desastrosa gestión que al frente de esta dependencia tuviera Iván Márquez, es de notar que su sucesor provenga y fuera formado en el mismo círculo, el de “El Chino” Guerra, del que fue dado de baja por situaciones aun no muy claras en los tiempo que trabajó con él cuando fuera director del Icocult hoy Secretaria de Cultura.

Sin embargo, José Palacios el nuevo titular tras sus diferencias con su antiguo mecenas “El Chino” Guerra, se refugió en las malquerencias de éste, así como también en el partido contrario, y en aquellos movimientos electoreros, ruidosos y tendenciosos de artistas indignados que tomaron la tribuna del Palacio Legislativo para demandar reformas a la ley de cultura del estado, donde se les permitiera formar parte de un consejo ciudadano de Cultura con miembros honorarios, y desde ahí interferir en las políticas, prácticas, programas y presupuesto de la Secretaría de Cultura.

En aquella ocasión tuvieron el apoyo del los diputados del PAN, quienes llevaron a la tribuna la propuesta de los entonces indignados artistas, José Palacios, Magda Dávila ex coordinadora del área de artes visuales del desaparecido Icocult, Gustavo García y la mancuerna que hacen el neolonés Luis Javier Alvarado Ramírez y José Palacios, entre otros como José Domingo Ortiz, hoy cobrando como administrador de la librería Carlos Monsiváis que sustituyó a la Julio Torri, además de otros beneficiarios y desplazados de las administraciones priistas y del icocult que intentaban presionar al entonces candidato del PRI, Rubén Moreira Valdez, para ser incluidos y a la vez se la jugaban con el panismo, pues fueron sus diputados quienes presentaron en tribuna esta iniciativa de los Artistas Indignados.
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Y aunque aquel grupo de artistas indignados no estuvo ausente de expresiones verdaderas y contó con la participación de algunos otros ingenuos, también es cierto que varios de los que participaron en las pláticas previas con Víctor Palomo y Cirilo Recio, pusieron como condición para participar en aquella primera reunión que no fueran convocados todos aquellos ex funcionarios públicos de cultura cuestionados por deshonestos, por su pésimo desempeño o por oportunistas y vividores caza recursos.

Después otros abandonaron el movimiento de los indignados cuando se apoderaron de él precisamente esa serie de promotores y ex funcionarios culturales busca chambas.

Sin embargo la gran pantomima estaba echada a volar, aquellos Indignados se habían convertido en agentes desestabilizadores de la campaña priista, tras de ellos estaban los panistas que tenían la expectativa de ganar la gubernatura cosa que no lograron.

Luego siguieron presionando hasta que finalmente lograron sentarse con el gobernador Rubén Moreira quien ordenó a su rebaño legislativo aprobar la propuesta de ley de cultura de los Indignados, los cuales ya con el triunfo en la mano, continuaron su simulación con el padrón de artistas y la elección democrática entre ellos de quien los representaría en ese consejo cultural, y que serían los encargados de aprobar y desaprobar, nombramientos de funcionarios y la dirección que deberían tomar los recursos así como decidir quiénes serían los beneficiarios de los mismos.

Sin embargo el actor Alejandro Esparza se sintió excluido, no estuvo de acuerdo con los requisitos para votar y ser votado en esta supuesta elección, demandó un amparo y les tiró abajo la recién aprobada ley de desarrollo cultural, y con ello la posibilidad de lograr sus objetivos, controlar la cultura y sus recursos o al menos cobrar algo, así lo demostraron al demandar a la Secretaría de Cultura ante la Comisión de Derechos Humanos por no quererles pagar sus honorarios por ser los promotores de las acciones de esta fallida ley. Nadie sabe para quien trabaja, y un individuo acérrimo crítico del moreirismo, les hace el gran favor de quitárselos de encima.

Aun así los indignados artistas continuaron en su actitud de cobrarle a la Secretaría de Cultura su supuesto trabajo hasta que desistieron públicamente de ese cobro y dieron marcha atrás a su demanda de pago, exhibiéndose como unos oportunistas vividores que se sentían muy mal fuera del presupuesto, así por sus servicios prestados como esquiroles, el alcalde Isidro López les entrega el Instituto Municipal de Cultura.

Salario, puesto y presupuesto eran las demandas reales de esos indignados, una bolsa mínima de 18 millones con una promesa de campaña del alcalde de doblar el presupuesto para cultura, sin duda es un exquisito platillo para aquellos hambrientos marginados que han tomado la bandera de la cultura como mantel para servirse y saciar sus apetitos, ¡buen provecho!

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