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el periodico de saltillo
Edición No. 299, enero 2014


Corea del Norte

Alfredo Velázquez Valle.

armando luna canales

Poco se sabe de lo que hay dentro de las fronteras que resguardan uno de los estados más “cerrados” del mundo: Corea del Norte.
Ecos, noticias cojas, informes dudosos e imágenes que no sabe uno si son editadas o no, completan el menú del que desee saber algo sobre el país que todavía hace pocos meses tenía en vilo “la paz” mundial y así mismo, hace unas semanas, condenó a muerte a un alto dirigente por traición a la patria..

Debido a ello, hay una controversia sobre lo que “realmente” sucede al interior de norcorea, entre los defensores a ultranza y los acusadores irreflexivos que se desacreditan mutuamente en interminables apologías que a nada llevan sino al fanatismo más radical, ese que caracteriza a las religiones, a los doctrinarios, a los fundamentalistas y donde los juicios contrarios se tocan por los extremos.

En lo particular, considero que debiera indagarse, por principio, sobre las condiciones de vida de la población (así como el médico solicita, antes que nada, un análisis de sangre al paciente para determinar su estado de salud general), de un país que practica un socialismo “nacional” (Juche) sui generis. Un tipo de socialismo que pareciera recordar, inevitablemente, la nefasta bacteria mórbida de la teoría del “Socialismo en un solo país” incubada en la Unión Soviética posterior a la muerte de Lenin y anterior al destierro de Trotsky.

Digo “pareciera” porque las semejanzas son alarmantes y porque las noticias de que se dispone hacen conjeturar cierto tipo de diagnóstico; porque la sintomatología, hace suponer la existencia, en el cuerpo del enfermo, de la bacteria que azotó hace ya algún tiempo a sus vecinos del norte.

Partir de un análisis de clases y no de naciones (eficaz cortina de humo socorrida por élites y bandas delictivas de cuello blanco), podría ser el buen inicio para un correcto diagnóstico sobre la salud del paciente. Ello nos daría la ventaja de saber de que están compuestas realmente sus fuerzas de producción: que tantos obreros hay y en qué sectores de la producción están inmersos; saber si la clase campesina representa un porcentaje adecuado o no para la supervivencia alimentaria de una nación de más de 24 millones de habitantes; sobre el aparato militar, cuántos representan a la soldadesca y cuántos son oficiales de alto rango; cuanto de la riqueza nacional absorbe el ejército que por su número ocupa, según parece, el cuarto lugar a nivel mundial; la impronta de la burocracia estatal y su peso e influencia en la vida económica del país; el desarrollo técnico y científico aplicado en y para; y todo ello, incrustado, enclavado en la compleja y dialéctica trama de las relaciones de producción “socialista” –democracia popular obrero campesina efectiva o autocracia militar y burocrática represiva- completarían una panorámica de los conflictos y consensos que se viven al interior del cuerpo que se sospecha atacado por el patógeno infeccioso.

Todo ello nos daría elementos confiables para hacer no solo una radiografía clara sobre lo que está pasando en el país asiático; también, para diagnosticar las condiciones sobre las cuales va encaminándose el pueblo con respecto al telón de fondo (el plano internacional, el neoliberalismo, Japón, China, Corea del Sur, etc.) que, en última instancia determina el carácter de la política económica de las naciones, incluidas las que se autodenominan socialistas.

Sin embargo, por el momento tendremos que conformarnos con lo que leemos en la prensa (de izquierda o derecha), los medios electrónicos (Wikipedia, por ejemplo) y uno que otro testimonio arrojado por algún organismo internacional como la ONU o las llamadas ONG.

El reciente juicio –la forma, el molde- y la ejecución del probable opositor al presidente (y su aparato de estado) de ese país aunado al “Yo acuso” de León Trotsky contra las calumnias elaboradas por la burocracia del “socialismo en un solo país” encabezada por Stalin, resaltan más las semejanzas que las diferencias entre uno y otro patógeno “socialista”.

Dice Trotsky, en este texto, que a Stalin debería dirigirse uno como “Jefe de Trabajadores” o “Maestro del pueblo”. A Kim Il Sung se le ha nombrado “Presidente Eterno” y a Kim Jong il “Querido Líder”.

Este culto a la personalidad, al líder amado, es solo la punta de un iceberg que, como todo iceberg, mantiene un punto de congelación en toda su masa y sin el cual dejaría de llamarse así: témpano de hielo. Así parece ser Corea del Norte: un gigantesco témpano que mantiene un grado de temperatura política que inhabilita la acción, el pensamiento y la crítica… y favorece la existencia de la bacteria infecciosa.

“Temer a la crítica es temer a las masas. La burocracia tiene miedo al pueblo” sostiene Trotsky en otro de sus textos llamado “Los procesos de Moscú”. Interesante sentencia ya que precisamente la libertad de expresión está completamente ausente en la nación del Juche, donde el “Partido de los Trabajadores” controla los medios no sólo de producción, los de difusión también.

Por último, los trabajadores, de los cuales se dice representativa esta república popular, no aparecen en primer término y como protagonistas cuando de eventos oficiales se trata. Esta masa enigmática, oculta físicamente, sin voz, sin personalidad, termina siendo noticia solo cuando las crisis alimentarias o el desempleo azotan al país socialista y, desbordando las fronteras del “juche” acaban llegando a China Popular o el Japón. Cabe, entonces, con toda pertinencia, la pregunta ¿Será la dictadura del proletariado o la dictadura sobre el proletariado? Mientras tanto, bajo la noche del neoliberalismo y sus jinetes del Apocalipsis, siguen las viejas preguntas para añejos problemas…

filodenecrus@live.com.mx

 
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