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el periodico de saltillo
Diciembre 2014, ed. #310


La política es cosa seria


Augusto Hugo Peña Delgadillo.


Mandando a su mujer a hacer declaraciones públicas sobre el sucio asunto de La Casa Blanca, Peña Nieto nos demuestra sus
carencias y falta de luces. El artículo 43 de la ley de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos,
el presidente lo ignoró.

Tengo decenas de años escribiendo sobre cuestiones que atañen a la política. Considero que el concepto POLÍTICA es cosa muy seria porque es una ciencia y un arte pensados desde sus orígenes para resolver los problemas de la polis (la población) no para complicarlos, tal y como los que se dicen políticos en México lo hacen, empezando por el presidente Enrique Peña Nieto.

La política, lo he dicho, se sustenta en cuatro pilares primordiales y con uno de ellos que falte o esté débil, la política será renca o paralítica. Esos cuatro pilares son La Educación, La Salud, La Alimentación y El Bienestar Social, todos ellos de manera Colectiva, y nuestros políticos -que no lo son- tienen esos cuatro problemas resueltos, pero para una minoría, la que está desestabilizando al país, la del sector político y la burocracia obesa, inútil y voraz. Y reitero, la política es cosa seria y por ello pido disculpas por anexar un video que bien puede arrancarles algunas risotadas pero que bien analizado pudiese provocarles rabia, llanto, desesperación y harta desilusión.

Hay una ley de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos y que en materia de declaración patrimonial, en el artículo 43 obliga al funcionario público –léase a Enrique Peña Nieto- a: “Proporcionar a la Secretaría (de la Función Pública) la información fiscal, inmobiliaria o de cualquier otro tipo relacionada con los servidores públicos, sus cónyuges, sus concubinas o concubinarios y dependientes económicos directos, con la finalidad que la autoridad verifique la evolución del patrimonio de aquéllos.” Este artículo de esta ley nos indica lo que el presidente debió hacer a su tiempo y no extemporáneamente y ante la urgente necesidad de aclarar lo de LA CASA BLANCA, enviando a su esposa a declarar públicamente su patrimonio, su historia y otras sandeces que a nadie le importan y menos tratándose de mentiras.

Peña Nieto no engaña, nos trata de engañar. Supone que somos estúpidos, nos manda a su esposa a aclarar lo que él debe aclarar, ¿no es acaso el hombre de la casa y el presidente de la república? Si no puede hacer esto que es una mínima parte de sus obligaciones, entonces mejor que renuncie, que se vaya a disfrutar de lo mucho que ya tiene y que nos deje en paz.

Es tan torpe el presidente que ya involucró al Secretario de la Defensa quien cuasi amenazó a quienes no estén de acuerdo con el gobierno; involucró a los legisladores porque antier se suspendió la asamblea en la cámara de diputados, porque se empezó a tratar el asunto de LA CASA BLANCA, e involucró a La Suprema Corte de Justicia, porque ya ésta mandó un mensaje a la ciudadanía en el sentido que hay que dialogar como requisito para estar en paz. O sea que no se vale protestar contra el presidente aunque este nos esté mintiendo, engañando, robando y faltándonos al respeto porque nos considera idiotas. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?

ah.pd@hotmail.com


 
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