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Septiembre 2013
Edición No. 295
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foxDesafío


*Espionaje y Reacción
*Los Pecados Ocultos
*Videos del Gobernador


Rafael Loret de Mola

En México, la trinca infernal de mujeres peores a Lola “La Trailera”, integrada por Elba Esther Gordillo, las “muchas faldas” de Marta Sahagún y Rosario Robles Berlanga –de las cuales sólo una de ellas está actualmente en prisión-, idearon con la colaboración del finado Ramón Martín Huerta, a cargo de la Secretaría de Seguridad Pública, y del inefable Genaro García Luna, titular del corroído CISEN –se supone la agencia de inteligencia a la mexicana, como si de una calca a la CIA se tratara pero sin la eficacia de ésta, y durante el periodo del “muchas hebillas” Fox, lograron espiar a Andrés Manuel López Obrador y sus colaboradores con el propósito de reventarlo en 2004 y 2005 evitando con ello su presunta candidatura presidencial por la izquierda. Fue así como surgieron las tramas groseras de los video escándalos y la del empresario argentino, Carlos Ahumada Kurtz, que reviró en contra de la señora Robles de quien fue su amante. No le tengamos miedo a las palabras.

Recuerdo el hecho porque la tendencia a espira va en aumento y no sólo en México. Por ejemplo, el caso Wikileaks puso en jaque a los sistemas de seguridad de varias naciones a través del manejo arbitrario del mundo cibernético, todavía no regulado de manera global y que sigue dando descalabros serios a las grandes potencias; en esta línea, la aprehensión del soldado transexual, Bradley Manningg, deseoso de que le llamen Chelsea según sus declaraciones antes de entrar a una prisión masculina en donde, seguramente, no le ha ido nada bien, confirmó a plenitud la increíble proclividad del gobierno estadounidense al espionaje y a la búsqueda de la condena mundial a quienes los espían, como Julian Assange quien ahora quiere ser político para entrar al aro a punta de chantajes gracias a sus habilidades como hackeador, un oficio en crecida imparable por lo redituable y la todavía manifiesta impunidad sobre la mayor parte de quienes padecen este síndrome del mal, incorregible y absorbente.

Pero, sucede, que así como el gobierno mexicano espía a sus contrarios –sean líderes de la oposición o periodistas críticos-, el de los Estados Unidos hace lo propio pero sólo que también cuando sospecha de sus aliados, como en el caso de los mandatarios mexicanos, calderón –minúsculas- y Peña Nieto. Por supuesto, Fox, el señor de San Cristóbal, debe estar furibundo por la discriminación que corrobora su escasa importancia ante los grandes patrones del mundo; simplemente se le observa como fue: un patán engalanado con la banda tricolor y una incultura galopante, casi patológica. ¡Y le sobrevivimos por gracia de Dios!

Hago el referente no para perseguir a los Fox, ella y él naturalmente, sino para situar, en su debido contexto, cuanto sigue haciendo la Casa Blanca, a través de sus filiales la CIA, el FBI y el Pentágono –con su propio departamento de “inteligencia”-, para despejar dudas sobre los personajes claves con quienes deberá tratar Barack Obama, seguramente también espiado, para acotarlo y trasladar el verdadero poder, primero, a Hillary Clinton, quien fuera su secretaria de Estado hasta enero de este año, y a Joe Biden, el vicepresidente en funciones quien parece ser es quien toma las decisiones más sensibles, digamos respecto a las invasiones en curso –primero a Siria-, y la injerencia mayor en las cuestiones de las naciones satélites.

Por supuesto, mucho antes, en 1990, los habanos prohibidos cobraron especial importancia al saber que el entonces presidente, Bill Clinton, los saboreaba humedeciéndolos con los flujos vaginales de la “becaria” Mónica Lewinsky, quien se hizo millonaria con la publicidad sin haber sido la única que pasara por los salones de la Casa Blanca para los deleites sexuales del mandatario. Obvio es que el espionaje funcionaba perfectamente porque Hillary, la esposa silenciosa que se ganó así el derecho de ser considerada como precandidata presidencial en 2008, el año de Obama y la recuperación de los “demócratas”, cuando debía romperse un tabú y exaltar un hito: un hombre de color o una mujer en la Presidencia de la mayor potencia del mundo, acaso de todos los tiempos. El primero se llevó el botín pero la segunda apretó en su carrera por el retorno de ella a la Casa Blanca...con su marido como perro faldero. Los ciclos se cierran... hasta que uno de los personajes cede. ¿Fue éste el precio de la factura que Hillary pasó a Bill para presentarse en público en defensa de su marido notoriamente infiel?¿No sabía que nadie creería lo evidente y que el propio presidente acabaría reconociéndolo en medio del escándalo?

Curioso: en la nación con fama de estar integrada por la sociedad más promiscua del planeta –por ejemplo, el sesenta por ciento del global de las películas “porno” se elaboraban allí dejando atrás a la potencia asiática Japón por buen trecho-, no se tolera que el presidente tenga uno o varios deslices, los mismos que la mayor parte de la ciudadanía acostumbrada a orgías de gala, en los fines de curso o cualquiera otra ocasión, y la ingesta d estupefacientes que “dejan pasar” los aduaneros para mantener próspero el mayor mercado de consumo en el mundo en este renglón, bajo los auspicios de los grandes “padrinos” ocultos –insisto, la “ficción” de Mario Puzzo jamás imaginó el tamaño de cuanto denunciaba-, cuya preeminencia únicamente puede explicarse con el contubernio de muy altos miembros de la clase política norteamericana. ¿La Casa Blanca incluso?

La pregunta tiene que ver con un hecho innegable: desde hace ya varios sexenios un miembro de la realeza, digo de la “primera familia presidencial”, es perseguido, exhibido o encarcelado por sus nexos bastante obvios con las mafias del narcotráfico. De allí la indignación por el trato preferencial brindado a Raúl Salinas de Gortari, hermano de Carlos uno de los grandes usurpadores en la historia reciente del país, al devolverle propiedades y depósitos a su nombre aún a sabiendas de su origen ilícito o, peor aún, como efecto de desvíos presupuestales escandalosos desde la residencia oficial. Y el negocio, según los indicios, no ha cesado un ápice; lo que es cierto es que los procedimientos se han sofisticado.

En esta perspectiva, ¿no es extraño que el gobierno de los Estados Unidos haya ordenado espiar al “candidato” Peña Nieto –que no al presidente porque ello no se ha corroborado-, de acuerdo a las filtraciones sobre el tema obviamente intencionadas, siendo este hecho motivo para uno de los reclamos más sonoros del régimen mexicano contra la cúpula del poder estadounidense? Lo cito porque me parece inaudito que, por ejemplo, no se reclame en el mismo tono a quienes persiguen y matan mexicanos en la frontera o dan su aval para la distribución de drogas en el poderoso país vecino luego de dejar un regadero de cadáveres en México. ¿Es sólo cuestión de dignidad institucional o soberbia exaltada bajo los efectos del poder que no se comparte? De ser lo segundo es obvio que estamos retornando a los escenarios autoritarios de la primera y larga, extendida a más de siete décadas, hegemonía priista, que llevaba en el carro de triunfadores a los citados Salinas –falta Ricardo Salinas Pliego, uno de los grandes cómplices del establishment en fase de controlar, a su gusto, el mercado de la plata-, y a cuanto conocimos como corrupción en su momento, un término que ya ha quedado muy corto para juzgar cuanto sucedió en los períodos anteriores y sucede en el actual cuando, ni siquiera, nos alertan a tiempo sobre la imparable recesión que nos está llegando.

Para el caso, Luis Videgaray Caso, secretario de Hacienda, fue el más inmutable de los miembros del gabinete durante la lectura del documento, pretendido inconstitucionalmente como “primer informe”, en Los Pinos con un blindaje superior al que tenía calderón en sus álgidos días “de gloria”. Y poco se habló de los riesgos inminentes por la desaceleración económica y el aumento notorio del desempleo, síntomas muy negativos acerca de cómo los grandes consorcios europeos –específicamente españoles-, están saqueando a México, otra vez. De esto, ni una sola palabra, sellados los labios de la primera voluntad, mientras caemos en la vorágine de las anécdotas tormentosas, obviamente irregulares, con las que se desvía, siempre, la atención de los poco informados.

Una muestra: el señor Peña habló, de manera reiterada, sobre los rezagos; pero nunca mencionó la responsabilidad de calderón en cuanto al empobrecimiento general de los mexicanos durante su sexenio, calculado en un doce por ciento, esto es dos por ciento por cada año. El rostro adusto de Gustavo Madero Muñoz, dirigente nacional del PAN, no varió ni antes, durante ni después de aquel evento.

Debate

La reacción de la Cancillería y de la Secretaría de Gobernación sobre el hecho de haberse espiado al “candidato” Peña, según se explicó, y no al presidente en funciones todavía, exhibe la preocupación de los allegados al mandatario por lo que podría filtrarse, sea en el campo de la ilegalidad o respecto a cuestiones personales con marcadas consecuencias en la vida pública. (Por ello, porque afectan el destino nacional y por consecuencia el de los mexicanos, en “Despeñadero” expusimos parte de esta historia; recuérdese: los límites a la libertad de expresión jamás deben ser reconocidos cuando los actos particulares entrañan conjuras, complicidades, cooptaciones casi rituales –la cofradía de la mano caída, por decir-, y fraudes contra la nación. Sólo entonces deben intervenir los periodistas en la investigación de cuanto hace o ha hecho daño a la colectividad).

¿A qué se le teme en las alturas?¿A nuevas revelaciones que pongan en predicamento al llamado “primer mandatario” –que no “mandante”, condición que corresponde a la ciudadanía en su conjunto-, respecto a sucesos no del todo esclarecidos como la muerte de su primera esposa, Mónica Pretelini Sáenz?¿O los sucesos que dieron lugar a su desencuentro con “El Chapo” Guzmán quien le amenazó de muerte, telefoneándole al Palacio de Gobierno con sede en Toluca?¿Quizá por algunos otros sucesos y cometidos muy comprometedores?

Es hora de romper el círculo del silencio si queremos, de una vez por todas, construir nuevas estructuras y “ser audaces en el cambio”, como recetó el propio señor Peña hace una semana.

La Anécdota

Hay un gobernador por allí, digamos en el sureste, que tiene el santo de espaldas. Su antecesor, sobrino de un gran poeta y literato mexicano, tiene en su poder vídeos escandalosos en donde el joven mandatario aparece en no muy buenas condiciones, en sendos encuentros de carácter... digamos, muy privados.

El ex gobernador, acusado por prevaricación como varios más, aduce que, además, fue él quien le presentó a una conocida artista de televisión para que nadie dudara acerca del porqué de su soltería. Y él aceptó de mil amores. Por eso, se asegura, el ex mandatario es intocable y el nuevo gobernador, muy vulnerable. ¿Quién dice que la vida privada de los hombres públicos, no se traduce en cuestiones de elevado interés general porque todos asumimos y pagamos las consecuencias? Todo lo demás es falacia.


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LO SALUDABLE SERÍA CONOCER QUÉ ES CUANTO QUIEREN “TAPAR” LOS ALTOS MIEMBROS DEL GOBIERNO. LA CONFIDENCIALIDAD EXTREMA ESTÁ REÑIDA CON LA DEMOCRACIA Y, DESDE LUEGO, CON EL PERIODISMO QUE NO DEBE DETENERSE EN INTERESES CORPORATIVOS. POR ELLO, NO PUEDE ESCONDERSE LO QUE YA HA TRASCENDIDO: SI PEÑA FUE ESPIADO POR LOS ESTADOS UNIDOS, CUÁL FUE EL PUNTO Y CUÁL ES LA VERDAD. SERÍA TERRIBLE QUE LOS MEXICANOS NOS QUEDÁRAMOS CON LA DUDA DURANTE LOS CINCO AÑOS Y TRES MESES QUE LE RESTAN AL PERÍODO ACTUAL. DESPUÉS, YA NO PODRÁ DETENER LA MAREA.
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