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Agosto 2012
Edición No. 282
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Zurdos, gatos e izquierda
(Anécdota de cruel discriminación).

Apolinar Rodríguez Rocha.

Zonceando, como es estilo en las pláticas vecinales, el tema esta vez fue la discriminación, me quejaba lamentosamente, y recordando a los diseñadores de los pupitres de la primaria, secundaria, preparatoria y sobre todo profesional, discurría a mi interlocutor: “Sabe que estudiar me ha traído un problema en mi columna por permanecer sentado durante largas jornadas agachado, escribiendo y estudiando sobre esos pequeños pupitres que la Universidad no ha tenido a bien modernizar, para ajustarlos a las necesidades de estatura y complexión de los alumnos. Los pupitres los diseñaron para bajitos de estatura, tirando a chaparros, es por eso que los mayores a 1.80 metros padecemos después graves problemas de columna”.

“No abogado, me dijo, usted tiene poco o nada de que quejarse, vea que yo de nacimiento soy zurda, es decir que todo maniobro con la mano derecha, sepa que los zurdos además leemos de derecha a izquierda y no a la inversa”. No despertaba yo de mi sorpresa, ¿cómo?, “si hombre, soy zurda”. Bueno, ¿y qué con eso? le espeté...

“Sucede, dijo, que cuando empecé a estudiar, mi maestro no sabía dar clases a zurdos, con la dificultad de que no había pupitres para zurdos, y para corregir lo que él pensaba era un error de la naturaleza, metódicamente dio por amarrarme a la espalda mi mano izquierda, y se me obligó a escribir durante toda la primaria y secundaria con la mano derecha, de tal forma que ahora soy ambidiestra, es decir que escribo con las dos manos, con un pequeño defecto, que sigo leyendo de derecha a izquierda y no a la inversa, y realizó las operaciones aritméticas de la misma forma, porque le oculte eso.”

“La cosa no quedó ahí, estos maestros, dijo, me causaron un trauma; resulta que así crecí y empecé a trabajar y me casé, pero imagine usted que pasaba noches y días enteros rezando y pidiéndole a Dios no tener hijos, que no me embarazara... simplemente para que no fueran a nacer zurdos... porque me explicaron los médicos que el ser zurdo generalmente se hereda, así un día terrible me embaracé, y a punto estuve de suicidarme... al recordar todas las vejaciones, problemas, humillaciones, desprecios estigmatización que sufrí por ser zurda; requerí terapia psicológica durante todo el embarazo y por gracia Divina mi hijo no nació zurdo.”

Me dejo atónito, poco sabía yo de la discriminación, mucho me enseñó mi cliente ese día, me despertó el sentido para repudiar los diversos tipos de discriminación social.

Mi interlocutor, una mujer de mediana edad. La discriminación tecnológica, platicábamos: Quesque los carros con volantes en el lado derecho y no en el izquierdo como en Europa; de los portales altos de las puertas antiguas de Saltillo y de las puertas pequeñas de la actualidad, de los pupitres derechos, dijo ella. ¿Qué? le pregunto: ¿cómo que hay pupitres derechos? “Si, contesta, vea que debe uno escribir en los pupitres con la paleta del lado derecho”.

Carajo me reclamé en mis fueros internos, ¿cómo pude no ver tal cosa en tantos años en los aborrecidos pupitres para “chaparritos”?, estaba entonces tan absorto en mi problema que olvidé que los demás tienen los propios.

Eso si, no he dejado de quejarme, de los pupitres para “chaparritos” y de los dolores de columna, pero aprendí a agradecer a Dios no ser alto y zurdo, imaginen que friega me hubieran acomodado los diseñadores de pupitres.

Eso sucede en México, ahora, de pronto, se ha percatado la mayor parte de la población que es de convicciones de izquierda, que ha estado siguiendo un régimen de derecha y que es tiempo de asumir su verdadera naturaleza.

Recuerdo una fábula de democracia: En un país habitado por gatos y ratas, sucedió que se instauró un régimen de ratones gobernantes, quienes gobernaban también el mundo de felinos. Se decía los gatos habían aceptado el régimen de ratotas, porque siempre ellos han sido los que han gobernado.

Pero ante las continuas raterías de los gobernantes, de pronto se preguntó el pueblo felino: ¿Qué pasaría de nombrar nosotros a gobernantes felinos? ¿Por qué hemos de pagar tributo a nuestros gobernantes ratas elegidos por nosotros los gatos? ¿Las ratas asustadas, defendían la tradición: Señores deben ustedes respetar la Ley, son las ratas negras las que deben gobernar así lo dispone la Ley creada por los gatos y los ratones.

Por fin los gatos deciden en asamblea y lo elevan a rango de ley, que ya nos eran más los ratones negros quienes gobernaran, sino los ratones blancos; sin embargo, empiezan a ver que suceden las mismas pillerías, sólo que ahora son los ratones blancos; se citan los gatos en asamblea y deciden entregar el gobierno a ratones negros y blancos, y así en alternancia se autoriza un gobierno de ratas blancas, y luego de negras, y hasta de ratotas mitad blancas y mitad negras experimentaron; así sucesivamente, la cosa no cambiaba seguían las mismas pillerías.

Un día un gato quemándose la tatema, propone: ¿Por qué no poner un gobierno de gatos? Y desde entonces, el reino de los gatos está gobernado por gatos y no por ratas.

Dos cosas, estoy seguro descubrió el pueblo en las pasadas elecciones del primero de julio, aunque no hayan podido, al día de hoy, establecer un gobierno de gatos; descubrieron que no son ratas y que son de izquierda; me pregunto ¿Cómo evitarán los diestros que no se les ate la mano a la espalda, por los zurdos? ¿Cómo evitarán las ratas no ser devoradas por los gatos y su prole, ahora que han descubierto su verdadera naturaleza? ¿Tendrá acaso que crearse autos y pupitres para zurdos, y obligar a los diestros a usarlos?

Espero que las autoridades universitarias, atiendan este tenue llamado, para atender las necesidades de pupitres adecuados a la población estudiantil. Y a los de izquierda, siéntanse orgullosos de su elección; “Cuando la derecha se gangrena no queda más que la izquierda”.

 
abogadoapolinar@hotmail.es
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
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