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Abril 2012
Edición No. 278
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Günter Grass y los bancos


Augusto Hugo Peña Delgadillo.

El premio Nobel de literatura Günter Grass, publicó un poema que reza: Israel es un peligro para la humanidad. Ello le ha traído críticas de la comunidad judía y AIPAC. Lo acusan de antisemita -petate del muerto que los judíos usan para “difamar” a quienes no concuerden con sus ideas o el sionismo.- Hoy es un honor ser considerado antisemita por dos razones. 1.- dentro de los pueblos semitas, los menos semitas son los judíos, pero como ellos –los judíos- han encontrado en el plañir sus cuitas y frustraciones, un gran negocio y una forma de blindarse de quienes viven -los no judíos- del desprecio que pudiese o no darse por su comportamiento inhumano en Gaza y Cisjordania. 2.- Porque ser semita es descender de Sem y, como él y sus hermanos Cam y Jafet, hijos del mítico Noé, no existieron más que en el mito bíblico, el semitismo y antisemitismo no existen propiamente dicho. Lo que hay es racismo y nadie, según mis propias experiencias, es más racista que los propios judíos, incluso contra otros judíos.

Sin embargo el quid de este escrito es lo dicho por Günter Grass, de que Israel es un peligro para la humanidad, incluso contra la judería. Para entender la existencia de Israel no hay que remontarse lejos, Gran Bretaña lo inventó al igual que Francia al Líbano, por a.- Una razón, b.- Un conglomerado humano poco ortodoxo y escaso de escrúpulos y c.- Con un pretexto. La razón: Acercarse bélicamente a los espacios en donde el petróleo abundaba: El conglomerado humano, la judería despreciada por siglos en Europa y en otros espacios en donde el catolicismo imperaba: El pretexto, crear un frente occidentalizado de cara al Mediterráneo, con cristianos en Líbano y judíos en Palestina para “contener la barbarie islámica” por medio del purismo hipócrita y servil del cristianismo y la judería. Así nació el sionismo como estandarte independentista o mejor dicho, como punta de lanza occidental en la Cruzada Onceava, la que como las otras diez emprendidas por el Vaticano, fracasará porque cada quien usa a su Dios para legitimar sus fechorías. Dios, no olvidemos o sepámoslo, ha sido, es y será, un negocio en el que pocos ganan y la mayoría pierde.

La guerra de Crimea en el siglo XIX, de Rusia cristiana contra Turquía musulmana, también fue un fracaso, gracias a que cristianos europeos de Francia, G. Bretaña y Alemania, siendo enemigos entre sí, unieron sus esfuerzos para sacar a Rusia del Norte del Mar Negro, harto en Betún –Petróleo Crudo- con el que se obtenía el Kerosene para alumbrar y calentar en invierno esos países. Napoleón III luego de erigirse emperador, dada lo precario de la economía gala, con dinero financiado por James Rothschild*, compró 1500 granjas agrícolas en Palestina para socavar la hegemonía turca y envió a miles de familias judías disfrazadas de campesinos pero entrenadas militarmente. Así nació en terrorismo en Medio Oriente. Günter Grass y Noam Chomsky –judío por cierto- tienen razón. Israel es un peligro para la humanidad.

James Rothschild* financió la guerra de Los Pasteles contra México y la de Prusia; dos fiascos de Francia.

 
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