publicación Online
 
 
  ir a pagina principal regresar     
Abril 2012
Edición No. 278
ir a ediciones anteriores  

Jorge Zermeño (El infante)
y Eliseo Mendoza (El arcaico)

Arnulfo Favila Izaguirre.

Ese primero de diciembre de 2006, la figura del coahuilense Jorge Zermeño se mostraba bastante repuesta de la derrota sufrida en las urnas catorce meses y cinco días antes. Jorge había logrado colocar la banda presidencial a su amigo Felipe Calderón dentro del recinto legislativo, contra los pronósticos de muchos y la amenaza constante de un Andrés Manuel más rencoroso que amoroso.

Con algunos ajustes al protocolo y a la agenda, los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón se transmitían el poder entre sí con la mediación del legislador y amigo. En política, nada mejor que resurgir. La aplastante derrota del ex alcalde de Torreón sufrida a manos y mañas de Humberto Moreira había quedado atrás; el presidente de la Cámara de Diputados había cumplido, y sus activos políticos habían crecido y aquel viernes, no solo Calderón festejaba…

No se hicieron esperar las especulaciones en cuanto al futuro del lagunero, que si va a renunciar para irse al gabinete, que esto, que aquello. Entre los comentaristas, sus pupilos: Los hombres y mujeres que se habían formado en política junto a Zermeño y que a su paso por la alcaldía de Torreón dio cabida a sangre nueva, al ímpetu de la juventud y a la energía vigorizante de los nuevos valores del panismo, entre ellos, Fernando Gutiérrez, Jesús de León Tello, Alfonso Tafoya, Luis Fernando Salazar, Guillermo Anaya…

Para sorpresa de todos, y en especial de Felipe Calderón, la moneda de cambio solicitada por el líder camaral fue La Embajada en España, la más cómoda representación diplomática de México en el mundo. El glamour, la pompa, la suntuosidad, la gala; ese fue el pago que eligió Zermeño a su amigo El Presidente, quien magnánimo -como todo poderoso- le brindó al legislador sus cartas credenciales con las que se marchó a su Luna de Miel; recordemos que el embajador había recién contraído nupcias con la reportera Astrid Cassale.

Así, Jorge Zermeño demostraba su desinterés por el combate a la delincuencia, su descuido para auxiliar desde el congreso a mejorar las condiciones de vida de los mexicanos y a generar los empleos que esta condición implica. Se mostró cobarde a enfrentar a su opositor político, Humberto Moreira, y decidió marcharse.
eliseo mendoza
De esta forma, y mientras Calderón se mostraba abrumado por las inclemencias climatológicas en las inundaciones de Tabasco y caminaba entre las olas del Grijalva mezcladas con toda clase de deshechos, su amigo estaba también entre las olas, o más bien sobre de ellas -así se llama el vals-…

La revista ¡Hola! Daba cuenta del estilo de vida de la pareja diplomática y describía a detalle los lujos entre los que vivía el embajador y su doncella, la que en un desvarío indescriptible, llegó a compararse con La Princesa Letizzia…

En diciembre de 2011, el embajador decide regresar a México. Entre la resaca lunamielera y el inexorable transcurrir del último año de gobierno de Calderón Hinojosa, el diplomático se planta en Torreón con ganas de convertirse en Senador de la República.

Como un Infante, Zermeño reclama lo que creía que era suyo: El capital político construido por quienes fueron sus amigos, colaboradores y tal vez alumnos. Capital que costó a Guillermo Anaya y compañía arduo trabajo; el enfrentamien- to valiente a los embates de un régimen autoritario; la lucha incansable que fue aglutinando fuerzas dispersas que se le unieron en pos de la esperanza de cambio. La sobreposición enérgica por encima de las derrotas electorales con la determinación de avanzar en la conciencia ciudadana que hoy empieza a tener claridad.

Enternecedora la intención de Jorge Zermeño (El Infante)… ¿Cómo puedes pensar, Jorge Zermeño, que después de tu beca, alguien te va a regalar activos que significaron la persecución, el hostigamiento y el padecer de un equipo con la fe puesta en un hombre que sí supo dejar la comodidad del escaño Senatorial para venir a partirse el alma por un Coahuila mejor?

No Jorge. Esa tierra es de quien la trabajó, quedó claro en la competencia interna por el Senado, tu triste -pero merecido- tercer lugar es tu condición actual. Lo demás, tal vez lo puedas alegar en el despacho presidencial, donde seguramente te dirán: ¡HOLA!, y adiós…

Efectivamente, la desviación estándar en la estadística para determinar la edad promedio del Congreso coahuilense, crece de manera substancial al tener un diputado de 28, y uno de 80. Pero la senectud no es el problema de Eliseo Mendoza Berrueto, no es eso lo que lo hace arcaico. Lo rancio de Eliseo son sus mañas, sus tretas y argucias que arrastra desde su gris mandato. Aquellas con las que financió su campaña con el dinero de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro, cuando Jorge Galo Medina convenció a Reginaldo de Luna de saquear la Universidad, en aras de manejar el campo coahuilense a su antojo durante los seis años de gobierno de Eliseo Mendoza. Saqueo del que no se repone la casa de estudios agrarios hasta hoy.

Y para imaginarnos la escuela de tales buitres, les narro que la Rectoría de la Narro la consigue De Luna con Eduardo Pesqueira Olea, sí, aquel que se vestía de romana en las bacanales presidenciales de los años 80, gracias a los muy buenos oficios de Noé Garza Flores. Otros mil millones -de aquellos pesos, claro- salieron de un préstamo quirografario que le autorizó su amigo y cómplice Fernando Solana Morales, en aquel tiempo Director General de BANAMEX. ¿Los pagaría?

José de las Fuentes también hizo su aportación a aquella campaña de “El Mero Bueno”, otro tanto que entregó Humberto Acosta Orozco con dos condiciones: La promesa de no hurgar en las cuentas públicas, y la candidatura a la alcaldía de Piedras Negras para el hombre de las finanzas del Diablo; condición que no fue cumplida, el profe Arturo convenció a su primo de mandar a Santiago Elías Castro.

Su mandato, un desastre; crímenes sin resolver, amigos a la cárcel y corrupción desmedida. Hoy entra al Congreso por la puerta de servicio, si arriesgarse y sin cansarse -creo que ya lo está bastante-, y se ha convertido en la comparsa ideal del ejecutivo en turno.

Fue gracioso y hasta cínico en su declaración en la que acusa a los hoteleros de Coahuila de tener la piel sensible, en alusión a la negativa del gremio para llevar el registro de los huéspedes y transmitir esa información al gobierno. Y claro, para él puede ser un exceso la resistencia opuesta por los propietarios de hoteles, ya que cuando fue gobernador, prefería usar la finca en San José de la Montaña, en Villa de Santiago, N.L., propiedad de Romeo Flores Caballero, a donde frecuentemente acudía -nunca solo-, a tardes de esparcimiento. Si piensa Eliseo que las fotos de aquellos eventos se fueron a la tumba con Óscar Ávila, puede ser que no. Así pues, la edad es lo de menos.

P.D. Deseo en realidad que el buen nombre de Homero Ramos Gloria honre la Procuraduría de Justicia.

 
contacto@elperiodicodesaltillo.com
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
carton noviembre 09 Noviembre 09 Rufino