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Noviembre 2011
Edición No. 273
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La soberanía en entredicho y
la seguridad nacional al traste

Augusto Hugo Peña Delgadillo.

“Maravilloso” lo que leímos a principios de octubre. Mr. Rick Perry, candidato a la presidencia de EEUU dijo, que de ganar la presidencia de Estados Unidos, mandaría el ejército a México para combatir las bandas de narcotraficantes y a otros delincuentes. La respuesta de Calderón, brilla por su ausencia; la de la SEGOB igualmente difusa y ausente de la realidad, que pone nuestra soberanía ya no en duda, sino totalmente dependiente de lo que a los EEUU se les pegue en gana y, la de Arturo Sarukhán, embajador de México en Washington, estúpida y cobarde de suyo, dijo: “Nuestra soberanía no está sobre la mesa.” Pero… ¿estará contemplada por debajo?

La Constitución Política de México, reza en más de un artículo -vigentes- que quienes atenten contra la soberanía y la seguridad nacional, mexicanos o extranjeros, serán sancionados con la pena de muerte, pero en México desde hace 11 años, se entregó nuestra soberanía a las decisiones de Washington.

Vicente Fox en El Plan México firmó algo parecido a la Enmienda Prats en Cuba y en el Tratado Torrijos-Carter en Panamá. Contemplan -no con letras chiquitas- que Washington, cuando así lo crea conveniente, porque se ponga en cualquier nivel de riesgo sus intereses y seguridad nacional, podrían intervenir libremente en esos países. Ahora le tocó a México ser el entreguista. Y… ¿la pena de muerte es letra muerta?... preguntémonos o, preguntémosle a Felipe Calderón si él, acaso en La Iniciativa Mérida, firmó la entrega de nuestra soberanía a cambio de ser considerado un presidente legítimo ante Estados Unidos.

Fox por veleidoso y entregado a los dictados, consejos y caprichos de Martita, su pareja presidencial, en el Plan México, probablemente aceptó la injerencia libre de EEUU en México pero, ante el fracaso e incumplimiento de Bush en las cuestiones migratorias, simple y llanamente reculó y dejó para el siguiente sexenio el entreguismo.

Más: La Iniciativa Mérida -habrá que hacerla pública y revisarla concienzudamente- es probable que Felipe del Niño Jesús Calderón, ante la ilegitimidad percibida por más de la mitad de los mexicanos, haya entregado nuestra soberanía por un plato de lentejas. Aunque nuestra Seguridad Nacional, sí se entregó en charola de plata -sobre o bajo la mesa- a Estados Unidos, de ahí la gravedad de los acontecimientos que nos tienen hasta la madre, como dijo el poeta metido en cosas de la paz, pero de los sepulcros.

Urge que los mexicanos nos enteremos de los compromisos que los presidentes panistas -Fox y Calderón- firmaron, para luego no andar llorando y reclamando a los gringos sus intervenciones, las que dicho sea de paso, siempre las han hecho en México sin que nadie las autorice. Entonces, revisemos nuestra Constitución para ver la vigencia de la pena de muerte y si está contemplada, muchos -es probable- tendrían que ir al paredón.

Amén de lo anterior, otra urgencia que debe ser contemplada en nuestra Constitución Política, es la de revocación del mando presidencial. O, ¿usted qué opina apreciable lector?

 
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