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Febrero 13, 2010
Febrero 2010, No. 251
 
Mis sexenios (23)
José Guadalupe Robledo Guerrero.
 
El despido del Jimmy y más del delasfuentismo
Desde que tomó posesión como Rector de la UAC, uno de los principales objetivos de Jaime Isaías Ortíz Cárdenas -además de enriquecerse- fue deshacerse de Jaime Martínez Veloz, que se lo había impuesto el gobernador como Secretario General. Bastaron menos de dos meses para que Jimmy le diera al “Gato” el pretexto que necesitaba para obrar en consecuencia.

Una vez que las nuevas autoridades universitarias tomaron posesión de sus cargos se inició la acostumbrada romería de peticionistas, los que aprovechando las diferencias entre “El Gato” y Jimmy, buscaron acercarse a las partes para obtener chambas, apoyos y prebendas.Esta cortesana política beneficiaría momentáneamente al Jimmy, quien se convirtió en el funcionario más visitado de la administración universitaria, pero al final lo perjudicaría.

Durante los meses de marzo y abril de l985, antes de que se hiciera público el conflicto entre el Rector y el Secretario General, el Jimmy era muy solicitado por quienes deseaban pedirle algún favor. Todo mundo visitaba a Martínez Veloz y pocos iban con el Rector.

Tres días después que tomó posesión de la Secretaría General, Martínez Veloz me habló para invitarme a platicar: “Tengo algo importante que decirte”. Me citó a su oficina de Rectoría, me anuncié con una recepcionista de buen ver que Jimmy tenía para atender a los que solicitaban una audiencia. Todavía recuerdo que al anunciarme me dio una ficha con el número 64 y me pidió que esperara a que llegara mi turno en la audiencia. Reí de buena gana, la guapa joven ignoró que me había citado su jefe y decidí abandonar el pasillo que estaba lleno de personas de las colonias populares, estudiantes y buscachambas que hacían fila para hablar con Martínez Veloz, mientras en Rectoría apenas un par de personas esperaban ser recibidas por “El Gato”.

En el momento que me retiraba, Jimmy se asomó, me vio y me invitó a pasar a su despacho. Inicié la charla riéndome de la chusca situación que había vivido: “¡Turno 64! Ni en Cuba hubiera hecho fila para recibir los alimentos” le dije, y le hice ver lo riesgoso que era opacar a la “máxima” autoridad de la UAC con una audiencia muy superior a la que tenía el Rector, pero en lugar de reconocer su error político, Jimmy se quejó del bloqueo que le hacía “El Gato”, Xicoténcatl Riojas y “La Pelleja” (José Ángel Reyes), con quienes tenía serias diferencias. No se querían.

Esta situación originó que el Secretario General de la UAC fuera el blanco de las intrigas cortesanas y por supuesto, de las provocaciones de los subordinados del “Gato”, que en mes y medio lograron que Martínez Veloz decidiera enfrentarse con el Rector, dándole la justificación que necesitaba para correrlo de la Universidad, y de paso apoderarse de toda su estructura.

Según Jimmy, su lucha en el interior de la UAC era para buscar que retornara la legalidad universitaria y se cumpliera lo acordado, por el contrario, Jaime Isaías y su grupo no ocultaban sus ansias por centralizar las decisiones para gobernar la Universidad a su antojo y despacharse con la cuchara grande.
 
Jimmy me había citado para proponerme que me convirtiera en su asesor con un sueldo en la nómina universitaria: “Quiero que me ayudes”, me dijo. No acepté, me negué porque no quería meterme en la dinámica de los cortesanos, ni quería que las intrigas de ambos bandos me agarraran a dos fuegos. Nunca he soportado que los enanos me agarren de su pendejo, por eso marco mi distancia, evito a los cortesanos y me exilio en mi soledad, pues como dice el sabio refrán popular: “más vale solo que mal acompañado”. Mi respuesta a Martínez Veloz fue franca y solidaria: “No necesito ser tu asesor para ser ayudarte, si alguna vez me necesitas, sabes que puedes contar conmigo”. Martínez Veloz comprendió mis razones, una de ellas era que tenía mucho trabajo: Mi oficio de periodista, la administración de la revista “Criterios”, la Dirección de los Cursos de Postgrado de Enfermería, y las clases que impartía en Enfermería, en el Instituto de Estudios Profesionales de Saltillo (IEPS) y en el Cebatis 97.

El conflicto entre Martínez Veloz y “El Gato” se fue haciendo cada día más abierto. En cierta ocasión Xicoténcatl Riojas me dio a conocer los motivos del pleito.

 
Según él, la situación de Jimmy era insostenible, porque desde su llegada a la Secretaría General se había dedicado a utilizar los recursos de la UAC en ayudar económicamente a todos los que le pedía para pagar la luz, el agua o enterrar a sus difuntos.

Esa vez también acusó a Martínez Veloz de filtrar información de la Universidad al “Gordo” Castilla, propietario del periódico Vanguardia. Lo cierto, es que Vanguardia, como revancha, había publicado algunos casos de corrupción que desde el inicio del Rectorado de “El Gato” eran del conocimiento general, como fue el caso del chofer del Rector que había alterado unas notas a los pocos días de iniciada la “administración” del “Gato”. Le comenté a Jimmy lo que me había dicho Xicoténcatl, pero negó lo que todos sabíamos.

Mes y medio después, concretamente el 6 de Mayo, Martínez Veloz me llamó de nuevo y me citó para darme conocer su idea de organizar una marcha de protesta universitaria que saldría de Torreón a Saltillo y que él encabezaría para demandar en un pliego petitorio los siguientes puntos:

1.- Elecciones del Director de Asuntos Académicos, del Director de Planeación y del Tesorero. 2.- Referéndum para el coordinador de la Unidad Torreón, Jesús Sotomayor Garza (a) “El Pájaro” (ligado al porrismo lagunero). 3.- Expulsión de Manuel Landeros, Coordinador de Fomento Deportivo de la Unidad Torreón. 4.- La exigencia de los resultados de la auditoría practicada a Villegas Rico. 5.- La consignación penal de los responsables confesos del fraude universitario. 6.- Que el Subsecretario de Gobierno, Rodrigo Sarmiento Valtier sacara las manos de la Universidad.

Ante esta información, le sugerí que analizara bien su decisión, pues era un error que como Secretario General comandara la dichosa marcha, debido a que les daría a sus enemigos el pretexto que necesitaban para correrlo de la UAC. Jimmy no tomó en cuenta mi opinión, estaba convencido que sus “amigos” y simpatizantes lo seguirían, no consideraba la traición de los suyos que ya estaban cómodamente disfrutando de una chamba.

Aún así, insistí en mi idea, porque si lo despedían todo lo que se había conseguido con la lucha universitaria se iría al drenaje, porque la mayoría de los que supuestamente lo seguían lo traicionarían para conservar su chamba. En última instancia le recomendé que hablara con el gobernador y le pidiera su intervención, pues finalmente a quien querían echar de la Universidad era al recomendado de De las Fuentes, pero Jimmy desoyó mis sugerencias y se lanzó a la aventura que desde un principio sólo presagiaba la derrota.

Al día siguiente, el 7 deMayo, Martínez Veloz convocó a una rueda de prensa y dió a conocer su plan, manifestando su inconformidad por las tomas de las escuelas de Odontología, tanto de Saltillo como de Torreón, que habían sido ocupadas por porros de “El Gato” y que habían generado la expulsión de varios profesores. Asimismo criticó la división en el STUAC que había sido promovida y financiada por Xicoténcatl Riojas para apoderarse del sindicato, sin mencionar que su “dirigente” José Guadalupe Santiago había justificado la intervención con su grosera corrupción. Pero lo más importante de la rueda de prensa, fue la denuncia que hizo sobre la ingerencia de Rodrigo Sarmiento Valtier en la política universitaria, haciéndolo responsable de la desestabilización de la UAC y señalándolo como el manipulador del “Gato”.

El 8 de Mayo salió de Torreón la marcha anunciada y en la prensa se publicaron algunas respuestas a las declaraciones del Jimmy: Rodrigo Sarmiento Valtier manifestó su “irrestricto respeto a la autonomía universitaria”, y como es obvio aseguró que no había ingerencia del gobierno estatal en los asuntos internos de la UAC. Por su parte, Jaime Isaías Ortíz desmintió que hubiera grupos externos disputándose el poder de la Universidad, y el Coordinador de la Unidad Torreón, Jesús Sotomayor “El Pájaro” se sumó al coro manifestando su desacuerdo con la marcha.
 
El jueves 9 de Mayo, a 24 horas de iniciada la marcha, “El Gato”destituyó a Martínez Veloz de la Secretaría General y a Mario Valencia de la Coordinación de Difusión Cultural. Al mismo tiempo nombró a sus relevos: al oportunista de derecha Germán Froto Madariaga como Secretario General y al suertudo de Armando de la Peña Rodríguez como Coordinador de Difusión Cultural.

Al dar la noticia de los cambios, Jaime Isaías Ortíz aprovechó la oportunidad para señalar que los profesores destituidos de la escuela de Odontología no volverían a sus clases, pues su despido había sido con carácter irrevocable. Desde allí se inició la campaña represiva en contra de quienes se opusieran al prepotente y deshonesto rectorado del “Gato”. Jimmy les había dado el pretexto y les había dejado la mesa servida.

 
 
Ese mismo día un grupo de trabajadores destituyeron al Comité Ejecutivo del STUAC comandado por José Guadalupe Santiago y nombraron uno nuevo encabezado por José Antonio Valdés Bazaldúa, incondicional de Xicoténcatl Riojas. El pretexto para despedir a Martínez Veloz y a Mario Valencia fue expuesto por Jaime Isaías Ortíz: “No es posible que dos altos funcionarios de la UAC abandonen sus funciones para ponerse al frente de una marcha”. Se hacía realidad lo que 72 horas antes yo le había advertido a Jimmy.

Curiosamente, a pocas horas de iniciada la marcha, de repente fue suspendida por los organizadores, argumentando que en su lugar se haría una concentración universitaria en Saltillo el 13 de Mayo. Yo me mantuve al margen del conflicto, desde el principio me parecieron raros tantos “yerros” y confusiones, hasta parecía que todo se había organizado para perder. Lo que tanto había costado conseguir, Jimmy lo perdió en mes y medio.

En los días posteriores, dos acciones desesperadas reavivarían el conflicto. Una, la toma de las oficinas de Difusión Cultural por los 32 trabajadores que laboraban en esa dependencia y dos, la toma de las oficinas del STUAC por un grupo de sindicalistas afines a José Guadalupe Santiago, ambos grupos habían sido enviados por Mario Valencia y Martínez Veloz.

En la toma de las oficinas sindicales se “secuestró” a José Antonio Valdés Bazaldúa, Secretario General impuesto por Xicoténcatl Riojas. Para librarse de la presión, Valdés Bazaldúa firmó su renuncia con carácter irrevocable, pero luego -con la asesoría de su patrón- anunció que seguiría al frente del STUAC ya que su renuncia no tenía valor porque la había firmado bajo presión. Finalmente, Valdés Bazaldúa se quedó al frente del sindicato, pues tuvo el apoyo de gentes cercanas al Jimmy. Anselmo Pinales Mancillas dirigió las acciones en contra de José Guadalupe Santiago, argumentando los errores cometidos por éste. Lo raro, es que José Guadalupe Santiago llevaba meses cometiendo errores y nunca antes se los habían señalado. Oportunismo vil, el grupo de Jimmy nunca fue confiable, colaboraron con Villegas durante seis años y se beneficiaron, pero al final ya no estuvieron de acuerdo con él.

Por esos días, a propuesta de Francisco Navarro Montenegro, hicimos un intento para reinstalar a Jimmy en la Secretaría General, luego supe que el mismo Jimmy se lo había pedido a Navarro. Hablamos con De las Fuentes. Le hicimos ver la conveniencia de que se reinstalara a Jimmy en su cargo universitario para conservar el equilibrio político y evitar corruptelas, conflictos y viciosas prácticas. El gobernador se mostró refractario a la petición, no ocultó su desacuerdo, pues según él estaba dolido por las declaraciones que Jimmy había hecho, acusando a su gobierno de inmiscuirse en la UAC. Pero aceptó analizar el caso. “Vénganse mañana y traigan al Jimmy”, fue su respuesta. Desde ese momento, para mí ya estaba claro que Martínez Veloz había sido corrido de su cargo universitario con la anuencia de “El Diablo”, de allí la repentina prepotencia mostrada por “El Gato” y su pandilla.

Desde que salimos del despacho gubernamental, le comenté a Navarro que no los acompañaría al día siguiente. Le pedí que buscara al Jimmy y que lo pusiera al tanto de la petición que le habíamos hecho al gobernador. Me desligué del problema, y no supe lo que pasó al día siguiente. Pero tiempo después, De las Fuentes me comentó que el Jimmy no había acudido a la cita, que había dejado plantado a Navarro Montenegro y que días después le había solicitado audiencia. Según el gobernador, Martínez Veloz le había dicho que no quería regresar a la Universidad y que mejor lo ayudara económicamente para realizar algunos estudios urbanos.

Como es obvio, De las Fuentes lo apoyó, pues era menos problemático financiarlo que protegerlo políticamente en su pleito con el “Gato”. Uno de los apoyos que Martínez Veloz recibió del gobernador, según el mismo De las Fuentes, fue el financiamiento para que un grupo de varias decenas de universitarios fueran a darle “solidaridad” a los habitantes de Ciudad Guzmán, Jalisco, que por aquellas fechas padeció un temblor que destruyó gran parte de las casas y edificios. Allá se pasaron semanas los solidarios universitarios. Aquella fue la salida que Jimmy escogió para sanar sus heridas, evadirse de su responsabilidad política y decidir abandonar para siempre la UAC.

Posteriormente, a mediados de Junio, se dieron a conocer los informes sobre la deshonesta gestión sindical de José Guadalupe Santiago Alvarado, quien no pudo comprobar en qué se habían gastado alrededor de 33 millones de pesos, y ante la posibilidad de que lo metieran a la cárcel por el desfalco cometido, optó por conservar su chamba en la UAC y dejó de insistir en sus protestas sindicales. Ese era “dirigente” que Jimmy siempre protegió.

Luego de su despido, Jaime Martínez Veloz se quedó solo. Nadie quiso seguirlo en su aventura, porque se habían encariñado con la chamba, y poco a poco sus interesados seguidores se fueron disciplinando al poder del “Gato” y su pandilla. A partir de ese momento, nada evitaría que se pusieran en práctica los proyectos de saqueos de Jaime Isaías Ortíz y sus socios.
Sin embargo, Martínez Veloz no podía negar que sus “amigos” lo habían abandonado desde antes que se iniciara la marcha, incluso con anticipación le habían dicho que estaban en desacuerdo en que se peleara con “El Gato”, porque ponía en riesgo las chambas que habían ganado por participar en el Movimiento Pro Dignificación de la UAC. Por aquellos días Jimmy me dió una carta escrita de su puño y letra y dedicada a mi fraternal solidaridad, “porque tu siempre me has apoyado sin condiciones y sin pedir a cambio nada,” en su escrito calificaba a sus compañeros de “culeros” y los acusaba de que “sólo me siguen cuando tengo algo que darles o repartirles”.

Los conceptos y el tono de aquella carta muestran a Martínez Veloz cansado, solo, decepcionado y sin proyecto. Aquello fue lo último que hizo Jimmy como universitario, jamás retornaría a la UAC. Años después se enrolaría como funcionario público en el gobierno de Eliseo Mendoza Berrueto, y nada dijo cuando EMB violó el Estatuto Universitario al imponer a Remigio Valdés Gámez sin llenar los requisitos legales. Por ese entonces (abril-mayo de 1985) Eliseo Mendoza Berrueto ya andaba en campaña para diputado federal con el cursi sobrenombre de “El caballero de la política”, y se aseguraba que sería líder de la Cámara de Diputados y luego gobernador, porque -según se afirmaba- pertenecía a la misma cofradía de homosexuales que el entonces Presidente Miguel de la Madrid Hurtado. Quizás por eso, Óscar Flores Tapia se refería a Eliseo y a otros semejantes como el “Nalgas Polveadas”

Por nuestra parte, Adolfo Olmedo y yo seguimos haciendo lo que más nos gustaba hacer: periodismo, en mis escritos continué criticando la actitud intolerante y represiva del Rector y de su equipo de colaboradores. Debido a esto, en cierta ocasión Xicoténcatl Riojas me dió su punto de vista sobre el despido de Martínez Veloz. Justificó los obstáculos que le pusieron, argumentando que el Jimmy se había convertido en el funcionario más derrochador de la UAC, pues a colonos y a dirigentes de los partidos de oposición les proporcionaba dinero de la Universidad para que hicieran política.
Según Xicoténcatl había infinidad de recibos firmados por el Jimmy en donde se autorizaban apoyos económicos para “viajes de estudios”, movilizaciones, compras de libros, pago de colegiaturas, asistencias, etc. Además de un titipuchal de notas que amparaban los gastos que Jimmy realizaba en sus actividades de proselitismo político.

De todos modos, a partir de entonces Martínez Veloz se dedicó a trabajar en sus estudios urbanos supuestamente financiado por el gobierno. Esto le permitió relacionarse con Mendoza Berrueto desde antes que fuera gobernador. Por esa razón, el Jimmy se coló a la “administración” de Eliseo como director del programa “Vivamos Mejor”, puesto que desempeñó durante tres años.
Supuestamente Martínez Veloz abandonó a Eliseo, cuando no lo quiso hacer diputado local. En “Vivamos Mejor” se relacionó con Carlos Rojas Gutiérrez, quien lo envió como Subdelegado de Solidaridad a Baja California Norte. Allá en Tijuana vivió de cerca el asesinato de Luis Donaldo Colosio en marzo de 1994, pero esa es otra historia que comentaré en su momento.
Mientras tanto en Coahuila, José de las Fuentes siguió estando en la mira de sus enemigos, ya no sólo por la corrupción y dejadez de su gobierno, sino también por la deshonestidad con que “El Gato” manejaba a la UAC con la anuencia y complicidad del gobernador y de Rodrigo Sarmiento Valtier.

En abril de 1985, se denunció al mayor Jorge Udave González, Director de Policía y Tránsito del Estado, de haber cobrado un cheque de 60 millones de pesos por dejar escapar al narcotraficante Rafael Caro Quintero. Esa vez, como en los viejos tiempos, JFR me invitó a su despacho. Me preguntó mi opinión sobre el escándalo en que estaba envuelto el mayor Udave. Yo no quería involucrarme en estos temas, y simplemente le sugerí, que si el jefe policiaco verdaderamente era inocente, lo mejor sería que pidiera licencia mientras aclaraba su inocencia, para que no perjudicara a su gobierno.

Al “Diablo” le pareció “excelente” mi sugerencia y me pidió que se la explicara al Mayor Udave. “Vaya con él, lo está esperando”, me dijo, y me encaminé al edificio recién construido de la Procuraduría del Estado. Allí, en su despacho, el mayor Udave me recibió con una gran cordialidad. Yo me había relacionado amistosamente con él, desde que supe que durante los meses que duró mi crítica periodística a Villegas y al villeguismo, el mayor Udave había dado instrucciones para que vigilaran mi casa y me cuidaran discretamente, cosa que nunca pedí, pero que le agradecí en su momento.

El mayor Udave fue receptivo a mi sugerencia de solicitar licencia mientras se aclaraba su inocencia, y me preguntó: “como amigo, dígame ¿duda de mi inocencia? No contesté, simplemente encogí los hombros, y me dijo algo que nunca olvidé: “Creame, no estoy involucrado con el narcotráfico, porque de esa actividad uno sólo puede salirse con los pies por delante”. Udave pidió licencia y poco después fue exonerado de la acusación y retornó a su cargo. Por aquellos días, la bella acuñense Lina Santos Otamendi ganaba el certamen Señorita Turismo Coahuila 1985, y al mismo tiempo se filtraba el rumor de que el dirigente del PARM, Jorge Masso Masso pondría en venta su hotel “La Torre”, que años después le compraría Marcos Espinoza Flores...
 
(Continuará).
Eliseo y otros en la revista Criterios...
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

   
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