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Febrero 13, 2010
Febrero 2010, No. 251
 
La didáctica informal hizo de Ciudad Juárez una comunidad pervertida
 
Adolfo Olmedo Muñoz.
Ante la incapacidad del aparato oficial,
organismos privados proponen hoy acciones pro totalitaristas.
 
Recientemente, en ocasión de mi participación en un curso sobre didáctica avanzada, se presentó la oportunidad de intercambiar opiniones con la maestra Aurora Bustillos, sobre algunas de las más graves deficiencias del sistema educativo de nuestro país, que ante una indefinición de políticas adecuadas, ha tolerado, y de alguna manera, auspiciado, las tremendas desigualdades que laceran a los mexicanos.

Se involucran varios aspectos, aunque tal vez el principal sea el de la educación informal, que aunque no se quiera, está presente en la formación de los niños, jóvenes y hasta los adultos.

Comunicación informal que compite contra una mal llevada, amén de mal planeada educación formal, que debe impartirse en las aulas, tratando de conjugar esos dos recursos, el técnico mediante los recursos didácticos y el humano mediante la óptima preparación, no sólo de los programas a desarrollar, sino de la cualificación del personal docente, para que no vierta sus contenidos de ignorancia en las nuevas generaciones.

Hay mucho qué hablar sobre los temas de la docencia, como para ver la tremenda disfuncionalidad de los programas cuyos currículos adolecen de precisión y la mayoría hasta provoca la disfuncionalidad por la que el mexicano se aprecia improvisado, oportunista, gandaya (en el sentido estricto de la palabra).

La presencia, real, formal o ideal de ejes transversales, ha hecho por ejemplo, que no sólo que se alimente una insana discusión sobre si son mejores los planteles educativos privados que los públicos u “oficiales”. Como si los planteles controlados por organismos privados no fueran oficiales.

¡Bueno!, de hecho así es, pues. Ese elemen- to precisamente, el de los “ejes transversales” que estudia la didáctica contemporánea, permiten tácitamente acciones, algunas que contravienen a la ley fundamental de nuestro país y su espíritu integrador de una nacionalidad.

Esa tolerancia; esa manga ancha, esa vista gorda (y mano encebada) de las autoridades ha auspiciado una de las sutiles formas de desigual- dad, que cada vez se acentúa más, precisamente a medida en que, se les tolera a los planteles priva- dos programas con una mayor capacitación, mientras que a los planteles públicos, se les priva de las herramientas adecuadas, con el fin de zanjar las ya existentes desigualdades sociales. Eso sería ser democráticos, no las actitudes oportunistas de los llamados grupos de derechos civiles.

Y es aquí donde viene la segunda parte de mi comentario, pues, en el caso de Ciudad Juárez, una población fronteriza con los Estados Unidos, que no son ni remotamente un ejemplo a seguir, y que sin embargo ha dejado sentir una poderosa influencia, no solo en la mencionada localidad del estado de Chihuahua, sino en otros puntos de nuestra frontera.

En aquella vilipendiada localidad, se están evidenciando algunos de los fenómenos más perniciosos, producto de las malas políticas liberalistas, que no liberales, que propiciaron una ciudad cachonda para los gringos, pero que cada vez y de manera ininterrumpida fue minando la moral pública y privada de los juarenses, que hoy están cosechando la adopción de sus malos hábitos.

Haciendo a un lado la basura “bíblica” de Sodoma, pero reconociendo el término como un sinónimo de promiscuidad, corrupción, deshonra, prostitución, Ciudad Juárez se había venido sodomizando con la complacencia de sus propios habitantes, que, muchos de ellos, no sólo habían descarado sus inclinaciones pervertidas, sino que hicieron apología de ellas, hasta como un mecanismo de atracción turística.

El hedonismo pervierte, y sin ley, como es el caso de nuestro país, pervierte más profundamente hasta hacerse mortal.
Pero ahora resulta que uno de esos organis- mos “ciudadanos” -el MUCD- está proponiendo: Que se aumenten las horas de clase. Esto es que los jóvenes y niños permanezcan más tiempo en las escuelas, “para que no tengan contacto con los enganchadores de la droga”. Una especie de cárcel para “todos”... bueno; por lo que se ve sólo para las escuelas “públicas” pues las privadas ya tienen sus medidas preventivas mediante la aplicación de planes como ejes transversales en sus currículos. Las restricciones, por lo que plantean, las merecen los de la “chinaza popular” o “maturrangas” como diría el buen “Malalo”.

Ese grupo, “México Unido Contra la Delincuencia”, que dicho sea de paso ¡cómo me recuerda a aquel Movimiento Unificador de Renovadora Orientación (MURO por sus siglas)!, se anexa a esa “corriente” de “desinteresados” y “espontáneos” filántropos norteamericanos que a través de la CIA... ah no perdón; es que antes era la Central, la encargada de esas infiltraciones, pero que hoy se les encomienda a la DEA que no deja de ser heredera de la anterior. Y se anexa, pues tanto FBI como la DEA, se ofrecieron a ayudar en las investigaciones criminales que se sucedan en la sede de los “divos” de Juárez; de la misma manera, oportunista y de un mal gusto que hasta hiede, la disculpa que la SEGOB (léase pirurris Gómez Mont) ofreció a los padres de las víctimas juarenses, luego de “aclarar” su titular, que “los jóvenes asesinados eran inocentes”. Que bueno que nos lo aclaró así ya podrán estar “muy conformes” los familiares y amigos de esas víctimas. Habrá que encargarle al FBI que indague si las “muertas de Juárez” (como ya se calificó a la tipología de la región), no eran inocentes, como para mereces tan infausta “condena sumaria” de la violación y muerte.

Volviendo a la MUCD, propuso también la creación de más escuelas, con el mismo fin de tener dónde guardar a los jóvenes para que no hagan contacto con los enviciadores.

Pero en ningún momento hablan de la posible expropiación de predios privatizados aunque mostrencos que como en engorda acaparan terratenientes, para convertirlos en canchas para la práctica de los deportes, de los que desde luego ha contemplado la Secretaría de Educación Pública a nivel federal, para la formación de mejores ciudadanos.(Si “chucha”).

Educación deportiva, así como la educación cultural o estética; para la danza, la Música, el Teatro, las Artes Plásticas, y en general todo evento de promoción cultural, que por el contrario, hasta hoy se ven frustrados, por la ineficiencia de las autoridades que hoy se llaman sorprendidas. ¡Qué desfachatez!.
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

   
carton noviembre 09 Noviembre 09 Rufino