AGOSTO 2009
 




 

Honor a quien honor merece

J. Jesús Santos González.


Con el visto bueno del Gobernador del Estado otorgado el 13 de mayo pasado, para que los restos del Profesor José Santos Valdés sean reinhumados en la Rotonda de los Coahuilenses Distinguidos, se abre la oportunidad para que con motivo de la ampliación de dicho recinto cívico, se revaloren algunos aspectos de la historia de Coahuila, entre ellos la trayectoria política, cultural y académica de quienes merecen ingresar a dicha Rotonda.


26 ciudadanos, son los que hasta el día de hoy, desde el 15 de febrero de 1910, fecha en que se emitió el Decreto No. 1118, por el XXI Congreso Constitucional de Coahuila, creando la Rotonda de los Coahuilenses Distinguidos, han merecido la distinción de que sus restos reposen en dicho recinto, entre ellos 9 educadores como lo son los profesores Apolonio M. Avilés, José García Rodríguez, Rubén Moreira Cobos, Leopoldo Villarreal Cárdenas, Carlos Espinoza Romero, José Rodríguez González, Severino Calderón González, Federico Berrueto Ramón e Ildefonso Villarello Vélez; el filántropo Antonio Narro Rodríguez; el pintor Rubén Herrera Flores; el poeta Manuel Acuña Narro; los ex­Gobernadores Nazario S. Ortiz Garza y Óscar Flores Tapia; el historiador Carlos Pereyra Gómez; los Generales revolucionarios Adolfo Huerta Vargas, Jesús Carranza Garza, Lucio Blanco Fuentes y Vicente Dávila Aguirre; el mayor Salvador F. Treviño, el Capitán Primero Ignacio Peraldí Carranza, el Teniente Abelardo Carranza Strasburguer; como también los Generales Andrés S. Viesca y Victoriano Cepeda Camacho, de destacada intervención al lado de Don Benito Juárez en su lucha contra el imperio y la intervención francesa; y los abogados Juan Antonio de la Fuente y Francisco García Cárdenas, el primero por sus méritos como diplomático y miembro del gabinete Juarista en la época aciaga de la intervención francesa y el segundo, como fundador y maestro de la Escuela de Leyes del Estado, hoy Facultad de Jurisprudencia, y por tanto, forjador de innumerables generaciones de abogados.

Siendo facultad exclusiva del Titular del Ejecutivo del Estado, proponer al Congreso la designación de quienes reciban dicho reconocimiento por “los servicios prestados a la Patria y al Estado, y su destacada participación en las ciencias, las artes liberales y la industria” según reza la iniciativa de ley que hace casi 100 años creó la Rotonda de los Coahuilenses Distinguidos, es lógico entender que tal distinción ha estado supeditada a la visión muchas veces limitada en cuestiones históricas, de los mandatarios en turno.

De esta manera, ya sea por cuestiones ideológicas, o intereses de los grupos políticos que han detentado el poder en el Estado, se han cometido grandes injusticias con destacados e ilustres coahuilenses para quienes a pesar de tener los méritos suficientes para recibir tal distinción, han estado cerradas las puertas del recinto que el Estado tiene destinado para rendir homenaje a sus grandes hijos, como es el caso del Gral. Miguel Blanco y Múzquiz, originario de Monclova, Coahuila, donde nació el 7 de septiembre de 1817, a quien por su cercanía con Santiago Vidaurri ha sido injustamente tratado por la historia de Coahuila, a pesar de haber sido combatiente en la guerra contra Estados Unidos y haber sido nombrado al triunfo de la República Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y acompañado al Presidente Juárez en su peregrinación al norte del país.

Si de méritos y reconocimientos se trata, otro gran ausente de sus moradores, es el Ing. Vito Alessio Robles. Poseedor de un curriculum vitae impresionante, este destacado militar, periodista, historiador y político nació en esta ciudad de Saltillo el 14 de agosto de 1879. Por sus trabajos de investigación sobre el pasado de Coahuila, está considerado como el más grande exponente de su historiografía y del noreste del país. Entre sus obras consideradas ya clásicas para el conocimiento de la historia de Coahuila, destacan: “Mis andanzas con nuestro Ulises”, “Los Tratados de Bucareli”, “Bosquejos Históricos”, “Coahuila y Texas en la época Colonial”, “Francisco de Urdiñola y el Norte de la Nueva España”, “Saltillo en la Historia y la Leyenda”, “Acapulco en la Historia y la Leyenda”, “Alejandro de Humbolt, su vida y su Obra”, “Como se ha escrito la historia de Coahuila”, “La Primera imprenta en Coahuila” y “Coahuila y Texas desde la consumación de la Independencia hasta el Tratado de Paz de Guadalupe Hidalgo”.

Como político, don Vito Alessio fue Senador del Estado. Su legado histórico es incuestionable, al grado tal que con excepción de Carlos Pereyra Gómez, los demás historiadores cuyos restos descansan en la Rotonda de Coahuilenses Distinguidos como son Oscar Flores Tapia e Ildefonso Villarello Vélez, bien pueden considerarse sus discípulos.

Otro de los grandes ausentes de la Rotonda de Coahuilenses Distinguidos, es sin duda el gran actor y realizador cinematográfico, Emilio “El Indio” Fernández, oriundo del Mineral de Hondo, Municipio de Sabinas, Coahuila, donde nació el 16 de marzo de 1904.

Actor de carácter y controvertido personaje de la época de oro del cine nacional, “El Indio” Fernández está reconocido allende nuestras fronteras, como uno de los más grandes directores cinematográficos con realizaciones como “Janitzio”, “Con los Dorados de Pancho Villa”, “La Cucaracha”, “Los Hermanos Muerte”, “Las Abandonadas”, “Flor Silvestre”, “Bugambilia”, “Pueblerina”, “Enamorada”, “Río Escondido”, “Maclovia”, “Salón México”, “La Perla”, “La Isla de la Pasión”, y su obra maestra “María Candelaria” con la cual obtuvo el premio “La Palma de Oro” en el festival de Cannes de 1947.

Formó parte del equipo de trabajo integrado por el escritor Mauricio Magdaleno, el fotógrafo Gabriel Figueroa, el actor Pedro Domínguez, y las actrices Dolores del Río, Columba Domínguez y María Félix, a quienes dirigió en varios de sus films, ya considerados clásicos de la cinematografía nacional.

Como cuna de la Revolución, Coahuila además de Francisco I. Madero y Venustiano Carranza, tiene la distinción de tener como hijos ilustres a destacados militares y participantes del movimiento armado, cuyos despojos mortales merecen descansar en la Rotonda de los Coahuilenses Distinguidos, como lo son los Generales Raúl Madero González, Francisco Coss Ramos, Eulalio Gutiérrez Ortiz, el Profr. David G. Berlanga, el parrense Luis Aguirre Benavides, y los estudiosos de dicho movimiento armado, los saltillenses Miguel Alessio Robles, Florencio Barrera Fuentes y Federico Barrera Fuentes.

En el campo de la literatura mexicana, se tiene al cronista de la ciudad de México Artemio de Valle Arizpe, al escritor saltillense Julio Torri y al sampetrino Francisco L. Urquizo; a los poetas Otilio González Morales, Jesús Flores Aguirre, Felipe Sánchez de la Fuente, Rafael del Río, Margarito Arizpe Rodríguez y Arturo Ruiz Higuera; a los aviadores de fama internacional Antonio Cárdenas Rodríguez, Emilio Carranza Rodríguez y Pablo L. Sidar, sin olvidar a los compositores el saltillense Felipe Valdés Leal, y el nigropetense Pablo Valdés Hernández, como tampoco a los actores Fernando y Andrés Soler, y por último al maestro de maestros de la fiesta brava, reconocido a nivel mundial por sirios y troyanos, Fermín Espinoza Saucedo “Armillita”.

Más si de injusticias se trata, la historia de Coahuila ha cometido con sus mujeres una pifia imperdonable, al no acoger en los 99 años de existencia de la Rotonda de los Coahuilenses Distinguidos, a ninguna de ellas entre sus 26 moradores.

Tal discriminación de género -resabio de una concepción del papel de la mujer en la vida social ya superada-, plantea la oportunidad para que el Gobernador del Estado promueva se reforme el decreto que la destituyó, a fin de que siguiendo el ejemplo del Estado de Durango, cuya legislación sí contempla la igualdad y el derecho de la mujer frente al varón en este aspecto, cambie su denominación por la de Rotonda de los Hombres y Mujeres Ilustres de Coahuila, dando así oportunidad para que mujeres de la talla de Magdalena Mondragón, Enriqueta Ochoa, Nancy Cárdenas, Elena Huerta, Carmen Harlan Laroche, Olga Castro, María Narro Valdés, Lourdes Valdés Martínez de Gómez, María del Carmen Guerra de Webber, y Estela Victoria Barragán de la Fuente, entre muchas otras, obtengan el merecido reconocimiento del Estado.

De esta manera, Coahuila festejaría con creces los grandes eventos que se avecinan para el próximo año, como son el centenario de la Revolución Mexicana y el Bicentenario de la Independencia.

 

 
 
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